La odisea de Yoslan Herrera hacia la MLB

Por: Francys Romero

 

El pasado sábado 30 de agosto en el Angel Stadium of Anaheim, en California, Yoslan Herrera, un lanzador pinareño de 33 años, volvió a ganar un juego de béisbol en las Ligas Mayores.

Herrera lanzó 0.2 innings en victoria de Anaheim sobre Oakland 2 x 0. Yoslan sufrió alrededor de unos 7 profundos años de exilio interno para volver a trepar un montículo en la MLB y resultar ganador. Su historia es una historia sobre la recuperación de la esperanza y la fuerza en el deporte. Una historia semejante a no dejarse vencer por la adversidad del juego.

Yoslan trabajó en Cuba para 18-7 y 3.72 en 3 temporadas; fue lanzador de bullpen del equipo Pinar del Río, su provincia natal. Además de integrar las filas del Tsunami, Herrera participó en dos Super Ligas y fue llamado en varias oportunidades a la pre-selección nacional.

En el 2006 abandonó la Isla y luego de un desembarco un poco agitado en tierras norteamericanas, los Piratas de Pittsburgh firmaron a Herrera con contrato de liga menor. Comenzó entonces a superar defectos en Altoona Curve AA y según reportes de su coach de pitcheo, Brad Holdren, Yoslan nunca lo tuvo fácil: “Este muchacho ha sabido salir de varias adversidades en su vida. Él es un desertor cubano. Llegó a los Estados Unidos después de estar dos años alejado del béisbol y regresó este último año, y ha trabajado muy duro. Es un tipo muy agradable y yo sé que está estimulado por esta oportunidad. Sobre si estará presionado o no, tengo la esperanza que tratará de crecerse en esta ocasión. Se apoya en sus rectas, de dos costuras y cuatro costuras. Sabe colocar la bola en las esquinas”.

Herrera fue el prospect cinco de la franquicia de los Piratas en 2006, según nos dice BaseballAmerica. Luego de diferentes sobresaltos debutó en las mayores en el 2008 promediando en cinco salidas para una efectividad de 9.82, con un juego ganado y otro perdido. El pinareño no estuvo mucho tiempo en las Mayores. Al año siguiente no fue promovido a la Gran Carpa, a pesar de exhibir 12-2 y 2.98 entre Altoona AA e Indianapolis AAA.

Ya en el 2010, tras una ligera pasantía por los Mellizos de Minnesota en AAA, volvió a casa luego de ser despedido y acompañado por alguna que otra lesión. ¿Dónde estuvo Yoslan Herrera entre 2010 y 2014? En su casa, en Tampa, donde permaneció parte del 2011 y todo el 2012.

Luego de un tiempo de descanso, Herrera fue a probar suerte en el béisbol nicaragüense con los Tigres de Chinandega, en noviembre de 2011. Cualquiera hubiera pensando que su futuro como lanzador estaba acabado. Sufrió infernales jornadas de derrotas, según reportó el periodista Edgard Tijerino, “(…) cuando los artilleros del Bóer le arrancaron el brazo derecho al cubano Yoslan Herrera. Aquello fue caótico para los occidentales. Cada indio que entraba al cajón de bateo, crecía como amenaza y funcionaba como empresa de demoliciones. Omar Cisneros buscaba un rincón donde esconderse, pero no lo encontraba. Rayos y truenos estremecían el estadio”.

El tiempo siguió su curso y en el 2013 Yoslan firmaría con los Algodoneros de Guasave en la Liga Mexicana del Pacífico. Allí, acumuló 17 salvamentos siendo el líder del equipo y segundo en toda la liga. Algo cambió en él. Había vuelto a su posición natural en el juego desde que iniciara con Pinar del Río: el bullpen. Volvió a su zona de confort. Fue firmado por los Angelinos de Anaheim en diciembre de 2013 e invitado a participar en los entrenamientos de primavera. Fue a partir de este punto cuando todo cambió para Yoslan en Salt Lake Bees AAA. Paró de dar boletos. Comenzó a ponchar bateadores y crear outs por su propia mano. Fue subido en mayo a las Mayores. Fue bajado en solo 7 días tras 6 entradas de actuación. Entonces algo dejó de ser rutinario. Exhibió promedios de 8.46 ponches y 2.88 boletos por cada nueve innings BB/9, con un average de 2.52 carreras limpias en 50 entradas.

Fueron meses de agonía, de viajes, de hoteles, de cambios de ciudades. Hasta que un día, el 26 de agosto, recibió la llamada de su coach para que recogiera sus maletas y se fuera a California con el equipo grande. Un equipo que casualmente es el mejor equipo en victorias y derrotas de todo el béisbol en estos momentos con 83-53. Yoslan volvió a subirse en un montículo de la MLB y tras un largo periplo de desilusiones, volvió a ganar un juego en el mayor nivel del béisbol.

Su viaje de retorno hizo realidad la superación de la derrota como parte del juego. Yoslan aprendió de los reveses y fantasmas del pasado. Obviamente, recuperó su lugar en el juego, un lugar que tontamente le había robado el tiempo.

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