Marco Rubio busca ajustar la Ley de Ajuste

 

Un primer grupo de 180 cubanos llegó a México proveniente de Costa Rica y comenzó su tiempo de descuento. Tienen 20 días de permiso, emitido por las autoridades migratorias de ese país, para transitar sin visa hasta la frontera con Estados Unidos y cruzar con “pies secos” hacia su destino anhelado. Serán recibidos como perseguidos políticos y podrán beneficiarse si se acogen a la Ley de Ajuste.

La historia se repetirá hasta concluir la cifra de unos 8000 cubanos que han estado acumulándose desde mediados de noviembre en Costa Rica y que llegarán en una nueva oleada al sur de la Florida en las próximas semanas. En el año fiscal 2015 unos 40 000 cubanos llegaron a Estados Unidos, bastante más que durante la “crisis de los balseros” en 1994.

Este escenario ha movilizado a algunos políticos. El senador republicano y candidato presidencial cubanoamericano Marco Rubio presentó esta semana al Congreso una legislación con el objetivo de reservar para los “asilados políticos” la asistencia pública otorgada actualmente a los migrantes ilegales cubanos que llegan a Estados Unidos.

Copatrocinado por el congresista por La Florida Carlos Curbelo, el proyecto titulado como Ley para la Oportunidad de Trabajo del Inmigrante Cubano tiene apenas tres páginas de extensión. Su contenido trae modificaciones a una ley de ayuda para refugiados, que data de 1980. Si este cambio es aprobado y firmado por el presidente Barack Obama, terminaría “con el rampante abuso de los beneficios de reasentamiento de refugiados”.

Aunque fuese aceptada en el Capitolio, la propuesta de Marco Rubio podría ser vetada si la actual Administración en Washington mantiene su palabra de no alterar su política migratoria hacia Cuba, a menos que la legislación sea aprobada por más de dos tercios de los integrantes tanto del Senado como de la Cámara de Representantes, los dos cuerpos del legislativo estadounidense.

“Es indignante cada vez que se explota la generosidad del pueblo estadounidense”, dijo el senador Rubio en un comunicado publicado en su sitio web oficial. “Es particularmente indignante cuando individuos que dicen estar huyendo de la represión en Cuba son bienvenidos y se les permite tomar asistencia federal en base a su situación poco favorable, sólo para volver con frecuencia al mismo lugar del que decían estar huyendo.”

El político de La Florida pretende eliminar el aspecto de la actual ley que “permite el flujo de dinero de los contribuyentes estadounidenses a los cofres del régimen de los Castro”. También buscaría “preservar la intención original del Programa de Reasentamiento de Refugiados y de la Ley de Ajuste Cubano, que es ofrecer refugio a los cubanos que verdaderamente huyen de la persecución”.

Desmantelar o al menos modificar los privilegios migratorios que reciben los cubanos en Estados Unidos es una idea que merodea por los pasillos del Capitolio de Washington desde hace un tiempo.

El congresista Paul Gosar, republicano por Arizona, presentó a finales de octubre de 2015 un proyecto de ley para derogar la Ley de Ajuste Cubano y programas similares con sus respectivos privilegios, viejas reliquias de la Guerra Fría que apenas unas semanas después ayudaría a causar una crisis política regional en América Central.

“Si el presidente Obama ha normalizado las relaciones con Cuba, ¿por qué deberíamos tratar a los inmigrantes ilegales de esa nación (de forma) diferente a los de otros países?” preguntó Gosar en un comunicado publicado cuando introdujo el proyecto.

El congresista cubanoamericano Carlos Curbelo, compañero de ruta de Marco Rubio en su nueva propuesta, había recibido el respaldo de sus colegas Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz Balart para un proyecto similar introducido en la Cámara de Representantes en diciembre de 2015.

“El éxodo masivo de cubanos y el amplio abuso de nuestros programas de asistencia a refugiados son consecuencia directa de la descuidada política del presidente Obama hacia Cuba” declaró Curbelo en el mismo comunicado emitido en el sitio web oficial del senador Rubio.

La iniciativa surge en medio de un creciente interés en la prensa estadounidense por la singularidad de migrantes salidos de la isla más grande del Caribe, frente a los centroamericanos y latinos en general, justo al comienzo de un año electoral. En 2016, el tema de la migración ilegal y las deportaciones se asoman entre las prioridades de los políticos que busca suceder a Barack Obama en la presidencia de los Estados Unidos.

Rubio había prometido tomar medidas contra quienes profanan las facilidades creadas originalmente por el gobierno federal para perseguidos políticos. “Tenemos gente viviendo en Cuba de los beneficios de la Seguridad Social. Ellos nunca trabajaron aquí. Es un abuso descarado y tengo una ley que vamos a presentar esta semana que va a terminar el asunto” anunció en su momento el senador por La Florida en declaraciones publicadas por la NBC

Marco Rubio hizo el comentario en medio de un recorrido por New Hampshire, el segundo estado donde tendrán lugar elecciones primarias para escoger quién será el aspirante a la Casa Blanca de cada uno de los dos grandes partidos en Estados Unidos.

El senador cubanoamericano es la gran esperanza de la élite republicana y de los donantes preocupados por el ascenso a la nominación de un candidato demasiado alternativo (llámese Donald Trump) o menos comprometido con el establishment, como es el caso del también senador cubanoamericano Ted Cruz, de Texas. Se alterna entre el tercer y el cuarto lugar en las encuestas de intención de voto.

Rubio copatrocinó en 2013 un proyecto bipartidista de reforma migratoria, aprobada en el Senado entonces dominado por los demócratas, pero rechazada en la Cámara de Representantes bajo control republicano. Su participación en este proyecto es un recurso utilizado por sus rivales y críticos para cuestionar sus posiciones pasadas en un tema delicado en la actual campaña electoral.

A lo largo de 2015, el actual gobierno de los Estados Unidos reiteró en cada negociación con Cuba su propósito de no modificar los privilegios exclusivos que impiden la deportación de los ilegales procedentes de la isla, en contra de las recomendaciones explícitas de los diplomáticos de La Habana. Pero ya el asesor presidencial Ben Rhodes adelantó a Reuters que la Administración Obama tantea eliminar el programa de parole para profesionales de la salud de la isla que colaboran en terceros países.

Pero hasta nuevo aviso, y sin importar qué opinan los Marco Rubio ni la altura del muro que sueña construir Donald Trump, los cubanos entran por la puerta ancha.

Salir de la versión móvil