Piel adentro: “No hallo a mi país en ningún sitio más que en mí”

Aquel muchacho con trenzas me mira. ¡Libros, libros, libros! Grita, y me asusto. ¿Quién es?, alguien comenta a mis espaldas. ¿De dónde sale? De eso me enteraré después. Ahora es un alambre vivo, un espíritu que domina al público con la mirada.

Yasser Alberto Cortiña Martínez (Santiago de Cuba, 1985) es actor, declamador, crítico y director teatral. Su vida estudiantil y profesional ha sido meteórica: estudios de teatrología en el Instituto Superior de Arte, montaje de la obra Jesucristo Super Star, aproximación a la  mítica Berta Martínez, creación del grupo La Araña Teatro…

Y ya en Chile: guión, actuación y dirección de arte en la cinta Revelaciones, encuentro con la compañía Pedro de la Barra de la Universidad de Antofagasta, participación en el Festival de teatro Zicosur, profesor de una Compañía de adolescentes.

Sus pasos son urgentes, pero el camino es largo. Yasser aprende, escribe, teje. Crece.  En el país más largo del mundo, este joven artista cubano, siente el salitre en su propio rostro. Y no se aparta jamás: su escenario es la vida.

“Se dice cubano  y una dulzura como de suave humanidad se esparce en nuestras entrañas”, escribió José Martí. Sean estas palabras pórtico al estreno de nuestra serie: cubanos que viven fuera del archipiélago, pero que sueñan y llevan a Cuba piel adentro.

¿En qué momento y bajo cuáles circunstancias empieza tu interés por el teatro?

Siempre me gustó interpretar papeles, o cantar, o bailar. Actuaba  en los matutinos, en las fiestas del  barrio, siempre tras la posibilidad de expresarme.  Vivir con mis abuelos, alejado de mi madre por circunstancias familiares, el estar solo siendo pequeño, me llevó a refugiarme en personajes y diálogos que inventaba, casi por adicción.

Yasser Alberto Cortiña Martínez / Foto: Cortesía del entrevistado
Yasser Alberto Cortiña Martínez / Foto: Cortesía del entrevistado

¿Qué momentos de tus estudios te dejaron marcado?

Siempre he dicho y seguiré expresándolo: la mejor etapa de mi vida como estudiante fueron mis cuatro años en la Academia Teatro José Joaquín Tejada en Santiago de Cuba. Todo lo que he aprendido desde el punto de vista moral en el teatro se lo debo a mi maestro Rogelio Meneses. Ese sentido que para él poseía lo humano antes que lo artístico, es algo que me ha acompañado todos estos años y que seguirá conmigo.

¿Teatrólogo, actor o profesor?

En este momento de mi vida, creo que me quedo con la pedagogía. Educar es de un placer indescriptible. Mi madre es profesora y siente tanta pasión, una pasión que yo jamás comprendí hasta que, alejado de Cuba, me tocó impartir los conocimientos que he adquirido. Es fenomenal porque no sólo ayudas a tus estudiantes a ser artistas, los ayudas a convertirse en hombres y mujeres antes que artistas

¿Qué dosis de poeta, de loco  y de aventurero te ha tocado?

Pienso que de no haber vivido en la familia que me tocó, jamás hubiera luchado como lo he hecho. El crecer en una familia pobre y en un barrio marginal como Chicharrones, determinaron mi necesidad de hacer por mí todo lo que estuviera a mi alcance.

Me hedescubierto más aventurero que loco o poeta. Jamás pensé que un día me quedaría solo en una tierra desconocida y que me abriría paso a toda costa. De loco, me alcanza una dosis importante, porque las travesuras que he tenido que desarrollar para sobrevivir, solo lo saben estos huesos. La poesía está solapada en mis vivencias. Intento siempre escribir y sacar algo afuera. Por eso deseo estudiar cine, específicamente guión: quiero escribir historias de personas que se arriesgan.

¿Qué lugar queda para Cuba en tu entorno chileno? ¿Cómo espantas la nostalgia?

Al inicio era muy complicado hallar a Cuba. Cuba no está en ninguna parte más que en tus memorias, en tus maneras, en la música que identificas como tuya. Con el tiempo me fui acostumbrando a todo. Y no hallo a mi país en ningún sitio más que en mí.

Aparecen amigos chilenos a los que les gusta Cuba, aparecen cubanos que viven en Chile hace mucho tiempo. Te vas a un sitio a bailar salsa, bebes Habana Club o ves en Youtube las novelas o las series de ahora mismo o las de antes para recordar; escuchas a Silvio, cantas a Pablo hasta en fiestas a las que te invitan, hablas de Cuba todo el tiempo porque todos desean saber qué es esa isla tan de boca en boca; pero a la larga solo deseas llegar a tu casa y encerrarte con lo poco que te has traído para recordar a los tuyos o ver sus fotos y llorar.

La nostalgia no puedo espantarla nunca. He aprendido a vivir con ella semanas enteras, meses; pero llega un momento en que tengo que ponerme a gritar, con la almohada ahogando los alaridos, porque es muy difícil sentir a Cuba como un hermoso lugar que te ha hecho un ser vivo y que está muy lejos. Es muy difícil.

¿Cuántas cosas le ha dado Chile a tu existencia?

Me  ha hecho menos ingenuo. Me ha dado la posibilidad de pensar en valores que no había imaginado. Chile ha hecho que el Yasser descubra al Jazz —mi alter ego—, un tipo que piensa las cosas antes de hacerlas, un tipo que ama el amor, que sabe el verdadero valor del dinero y de la supervivencia. Ahora sé lo que es realmente el racismo. Hoy comprendo el valor de ser gay y por “valor” me refiero a los sentidos que pueda tener la palabra. Chile me ha permitido amar a mi familia. Le digo a mi madre que la amo como jamás se lo dije. Chile me ha dado la posibilidad de perdonar a mi padre.

¿En qué empleas ahora mismo tus energías y tus talentos?

Desde que llegué a este país trabajo en la Compañía de Teatro Pedro de la Barra. He participado en varios montajes, he hecho arreglos dramatúrgicos, he trabajado como aseador, como cargador de escenografía… en fin. Además imparto clases de voz y dicción, y expresión corporal a la Compañía Oscar Vogoroux, que es la agrupación de adolescentes anexa al Pedro de la Barra.  En estos momentos me dedico también a cocinar en un restaurante-café-pub, labor que disfruto muchísimo; pero lo más importante como te dije es entrar en la Universidad a estudiar cine.

¿Cuál es ese lugar sobre la Tierra donde te sientes pleno?

Mi habitación en Chile es donde me siento más pleno. Es el sitio donde soy yo con todo. Y no lo cambio por nada que no sea mi cama en Santiago de Cuba, sabiendo que mi madre podrá entrar en cualquier momento a echarme una bronca por no haber hecho algo como quería o regalarme una sonrisa.

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