Tras el telón del deshielo entre Cuba y EE.UU.

Josefina Vidal y Ricardo Zúñiga

Josefina Vidal y Ricardo Zúñiga

Sin duda, la decisión de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro fue la carta que decidió el inicio del fin del enfrentamiento entre Cuba y EE.UU. Sin embargo, antes de que ellos se decidieran a conversar telefónicamente hubo mucho que negociar, muchas posiciones que acercar y mucha confianza mutua que restaurar.

Esa larga y secreta negociación diplomática fue posible gracias a la habilidad de dos funcionarios claves: Ricardo Zúñiga y Josefina Vidal.

A pesar de su juventud, Zúñiga es un veterano del Departamento de Estado, en el año 2000 fue designado a la misión diplomática en La Habana y reemplazó en 2012 a Dan Restrepo como principal asesor de Obama para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional.

“De lo que pude observar, Ricardo identifica casi por instinto los posibles aliados que le pueden ayudar a concretar ideas. Dan Restrepo sentó las bases para este anuncio, y Ricardo fue la persona ideal para llevarlo a realizarse”, dijo a La Opinión Luis Miranda, quien fuera
portavoz de la Casa Blanca.

El origen latinoamericano de Zúñiga, su experiencia diplomática, su discreción y el conocimiento de primera mano de la realidad cubana tiene que haberle facilitado la tarea de acercar posiciones con “el enemigo”, tras medio siglo de confrontación.

Tuvo que enfrentarse a Josefina Vidal, la Jefa de la División América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, una diplomática muy experimentada en las relaciones con los EE.UU.

Vidal debe de haber sido un hueso duro de roer porque cuenta con la rara habilidad de ser muy firme en algunos temas que su gobierno considera “de principio” a la vez que se muestra abierta a negociar sobre cualquier tópico.

Pero Josefina Vidal es mucho más que una diplomática, es una de los 100 cubanos que forman parte del Comité Central del Partido Comunista, lugar donde se deciden los asuntos más importantes de la nación y de donde salen incluso las orientaciones para el gobierno.

Además, se trata de una mujer joven, perteneciente a la generación de líderes a los que Raúl Castro aseguró que se les entregará el poder, como es el caso del Vicepresidente Miguel Díaz Canel, candidato del Partido Comunista a la presidencia de Cuba.

Zúñiga y Vidal fueron capaces de acercarse caminando a través de un campo minado, eliminando los obstáculos que imposibilitaban la confianza mutua imprescindible para que sus respectivos presidentes pudieran conversar sin temor a ser utilizados políticamente.

Todo lo hicieron en el más estricto secreto, conscientes de que el acercamiento gradual había fracasado ya muchas veces al caer en emboscadas de fuego cruzado.

Arreglaron todo para que en un mismo día se anunciara el restablecimiento de las relaciones, el inicio de conversaciones políticas y el canje que permitió un intercambio de prisioneros que llevó a casa, en Cuba y EE.UU., a los últimos guerreros de la Guerra Fría.

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