Verano al sur de la Ciénaga

Hace muchos años, cuando la ciénaga aún era un misterio, fueron llegando a esta playa vagones de trenes, carapachos de autobuses y cuanto cajón sin uso podía convertirse en una “confortable” cabañita para disfrutar del verano. Algunos sostienen que por ello terminaron llamando a este pedazo de aguas tranquilas y azules Playa Máquina.

Cubanos como Rubén reservan cada año 15 días en un tráiler para disfrutar de chapuzón en chapuzón y sin susto por los más chicos, porque aquí no hay oleaje y se puede caminar y caminar sin que el agua supere las rodillas.

Pero para quien no se quiere bañar también hay otras opciones. A la sombra de las uvas caletas plantan una mesa y ya están “dando agua al dominó”, mientras los más osados improvisan un partido de voleibol o fútbol sin mucho protocolo.

A este apartado rincón al sur de la provincia de Matanzas llegan vacacionistas de diversos lugares; otros, menos románticos, combinan diversión con negocios y casi se mudan, como una ola de gitanos, con sus ofertas gastronómicas y otros servicios que de seguro alguien demandará.

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