Vía Crucis en La Habana

La procesión del Vía Crucis, una de las tradiciones religiosas más extendidas en el mundo, regresó este viernes a La Habana.

Como cada Viernes Santo —salvo durante el aislamiento por la pandemia— el centro histórico habanero acogió el recorrido que, a lo largo de 14 estaciones, evoca los episodios finales de la vida de Jesús de Nazaret.

La comitiva reunió a sacerdotes, religiosas, diáconos y fieles, que llevaron en hombros o acompañaron imágenes de Jesús cargando la cruz y de la Virgen María Dolorosa.

Tampoco faltaron oraciones, votos y cánticos, ante la mirada de vecinos, curiosos y visitantes. 

La procesión partió de la Iglesia del Cristo del Buen Viaje, en la céntrica Plaza del Cristo, y recorrió calles como Amargura, Aguiar, Empedrado y Tejadillo, hasta llegar a la Iglesia del Santo Ángel.

Poco antes de arribar a su destino, tuvo, como es tradicional, su penúltima parada en la imponente Catedral de La Habana.

El Vía Crucis representa la llamada Pasión de Cristo, su sacrificio por la salvación de la humanidad, y se basa en la tradición religiosa y los relatos evangélicos.

No solo la Iglesia Católica recordó este viernes aquellos sucesos. También congregaciones protestantes lo hicieron con sus propios códigos y maneras, como la Iglesia Metodista Habana Central, que escenificó en la conocida calle Neptuno el sufrimiento de Jesús en su camino hacia el Calvario.

La procesión del Vía Crucis es uno de los momentos principales de la Semana Santa, que concluye este domingo, nombrado en la tradición religiosa católica como Domingo de Resurrección. 

En Cuba, como en otros países, resulta una celebración muy esperada por la comunidad cristiana y la Iglesia Católica en particular, afianzada tras la consideración oficial del Viernes Santo como día de asueto. La decisión fue tomada por el gobierno cubano a petición del papa Benedicto XVI, tras la visita de este a la isla, primero de manera excepcional y luego establecida regularmente desde 2014.