Paco Prats, “el verdadero y único”

Paco Prats.

Paco Prats.

Al llegar al edificio de Dibujos Animados, en 25 y 12, fui directamente a hablar con Paco Prats, incansable productor de Elpidio Valdés, de los Filminutos, de los Quinoscopios, de Mafalda, de Vampiros en La Habana.

Él es probablemente la persona que más sabe en Cuba sobre los Estudios de Animación del ICAIC. Cuando sale el primer Elpidio, es decir, cuando Padrón llega a los Estudios, ya Paco llevaba 11 años recorriendo esos pasillos.

Prats y Padrón se conocen en 1974, cuando se realizan las primeras dos películas de Elpidio. “La entrada de Padrón en dibujos animados marcó un vuelco total, un rumbo diferente. No hay que hablar del éxito de sus películas. Todo el mundo se puso a colaborar con Padrón, con sus películas de Elpidio, los Quinoscopios, los Filminutos”.

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Cuando Paco habla de la llegada de Padrón algo en su rostro cambia; este hombre, que ha dedicado toda su vida a los Estudios de Animación del ICAIC, no puede evitar la nostalgia cuando recuerda aquellos años de su juventud. “Había una entrega total de todos los trabajadores, un gran espíritu de trabajo, de colaboración.”

Todos parecen coincidir en que hasta la entrada de Juan Padrón al ICAIC, los dibujos animados estaban enmarcados en el cine de experimentación, pero no había un verdadero movimiento dedicado al público infantil.

– ¿Y cómo recuerda a Padrón entrando a los Estudios?

– Encantador, como es ahora. Enseguida uno se identifica mucho con él, es un eterno humorista. Han pasado los años, ya no tenemos el mismo ímpetu, pero mantenemos el espíritu artístico, y de proteger el dibujo animado cubano.

Paco está escribiendo sus memorias sobre el departamento de dibujos animados, desde la primera película en que trabajó. Este departamento fue creado a inicios de 1960, Prats comenzó a trabajar ahí tres años después, y hasta el día de hoy ha dedicado su vida íntegramente a ello. “Imaginarás todo lo que ha pasado, lo que ha cambiado. Tanto sacrificio, tanto trabajo, de una dedicación total. En las películas de Elpidio se puede notar el cómo fue avanzando el desarrollo artístico, cómo fuimos mejorando poco a poco”.

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Los materiales con los que se contaba para trabajar en aquellos años no eran los mejores. “Cuando se acabó el acetato de celulosa que entraba de Estados Unidos tuvimos que utilizar otro bastante malo, de impresiones médicas. La pintura de calidad se acabó, y se tuvo que utilizar vinil de paredes, que se caía a pedazos, y entonces le echábamos talco. Había que hacer un trabajo titánico, con pinturas prácticamente podridas, a las que había que echar goma y filmar inmediatamente.”

-De las películas en que ha trabajado, ¿de cuál guarda mejor recuerdo?

-Yo adoro Elpidio Valdés contra la policía de Nueva York, antológica, preciosa, comiquísima, da visos de realidad, esa es una de las grandes virtudes de Juan, que nunca ha perdido aunque haga dibujos animados; él siempre ha sido muy riguroso con la Historia, sus caricaturas de rifles españoles son fieles al original, los vestuarios, las condecoraciones.

Paco Prats tiene en su oficina una computadora, la que maneja con increíble agilidad para un hombre de su edad. La pared de su estudio está llena de afiches, en los que encontramos desde Superman hasta al Negrito Cimarrón, Elpido Valdés, numerosas caricaturas suyas, presumiblemente realizadas por sus discípulos.

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Conversar con Paco, más que proporcionarme certezas, me invitó a seguir indagando sobre Padrón, sobre la historia de la animación en Cuba. Durante la entrevista no lo había visto sonreír al recordar aquellas películas de Elpidio, más bien las contaba con cierta tristeza, desde la melancolía o la añoranza de lo pasado.

Cuando nos estamos despidiendo, noto en la puerta de su oficina un cartel en el que aparece una caricatura de Juan Padrón, vestido de mambí, seguido por todos los personajes de Elpidio Valdés. Abajo, escrito por el propio Juan, se lee: “Para mi amigo Paco Prats Tetilla, el único y verdadero Coronel Valdés”.

-Paco, ¿ese afiche se lo regaló Padrón?

-Sí, me lo regaló hace tiempo ya. Y fíjate, dijo que yo soy el verdadero y único Coronel Valdés. Lo de Tetilla lo pone porque es mi segundo apellido, de joven me avergonzaba, pero realmente los hay mucho peores.

Su rostro cambió completamente, por primera vez se le dibujó una sonrisa. Ese hombre encontró en aquella frase más que cualquier premio o reconocimiento. El verdadero y único Coronel Valdés…

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