Haydée Milanés: Música desde lo profundo

A sus 38 años, la cantante asegura que su principal miedo es llegar a no sentir miedo.

Foto: Izuky Pérez

Haydée Milanés es una de las artistas más completas de su generación. Está sentada en la sala de su casa, en el barrio habanero de Nuevo Vedado. Viste de negro completo con un pulóver con la imagen de los animados rusos Bolek y Lolek, tan entrañables para los nacidos en la década del 80. A su lado está su esposo y manager, el fotógrafo Alejandro Gutiérrez. Acaban de filmar unas cápsulas de video pedidas por la plataforma ITunes, como material para promocionar su nuevo disco Amor Deluxe.

Iniciamos la conversación y, de inmediato, habla de su padre, Pablo Milanés, fundador de la Nueva Trova cubana y autor indispensable para varias generaciones de cubanos: “Recuerdo especialmente una tarde. Yo cantaba muy bajito, dice, y era muy tímida. Tenía miedo de cantar. Estábamos en una fiesta en casa de mi papá con un montón de artistas importantes. Había un pianista y mi papá me dijo que cantara una canción. Luego se me acerca delante de todo el mundo para decirme que proyectara la voz, aunque pensaba que nadie nos estaba mirando. Fue duro, pero fue una enseñanza”.

Haydée está en plena presentación de Amor Deluxe. Es el segundo álbum que graba con canciones de su padre. Se trata de un disco doble que incluye el álbum Amor, que estrenó junto a él en un concierto a lleno completo en el teatro “Karl Marx”, en La Habana. En el disco, con 16 canciones, mantiene colaboraciones con una pléyade de artistas del más alto nivel en Europa y América Latina: Joaquín Sabina, Chico Buarque, Lila Downs, Fito Páez, Silvia Pérez Cruz, Pancho Céspedes, Julieta Venegas, Ibeyi. Varios de ellos la vieron crecer desde pequeña hasta convertirse en la excelente intérprete y compositora que es hoy.

Foto: Leandro Feal.

Junto a estos relevantes nombres de la escena internacional, Haydée canta en el álbum una selección de canciones de distintas épocas, un abanico sonoro diverso, con elementos del son, la rumba, el rock, la trova: “Es una posibilidad muy grande de dar a conocer a las jóvenes generaciones las canciones de mi padre y llegar a la juventud”, comenta. El disco lo estrenó el 30 de mayo con un concierto en el Lunario de México. En Cuba, la disquera Bis Music lo produjo.

Recuerda entre tantos un tema muy especial, por su significación emocional y simbólica: “Le había enviado dos canciones a Chico para que escogiera. Me dijo luego que le diera otra opción. ‘Me dan mucha tristeza las que me mandaste’, me confesó. Entonces le pregunté a mi padre cuál creía que le funcionara mejor a Chico y me dijo, sin pensar: ‘Todos los ojos te miran’”.

El resultado no pudo ser mejor. El brasileño sintió que la canción resplandecía en su vida interior. “Él se quedó como loco con la canción y me dijo: ‘Esa canción es mía’. Fue algo mágico”, rememora Haydée mientras revela que Chico tiene muchos deseos de cantar en Cuba y que a ella le gustaría ayudar en la organización de ese posible concierto.

Haydée con su padre, Pablo Milanés, en una foto tomada por su madre, Zoe Álvarez.

La música cubana y brasileña ocupa un lugar de honor en la banda sonora de su vida. “Canto la música que me emociona. La música rica, armónica y melódicamente, con ritmo, como el del son de la música cubana, por ejemplo, Miguelito Cuní, Cotán, El Albino; la cadencia de la música brasileña, la que escuché de niña, de Elis Regina, Gilberto Gil, y el propio Chico Buarque”.

La cantante integra desde hace algunos años el catálogo de la disquera mexicana independiente Casete Digital. Eligió esta plataforma, explica, porque no le interesa acatar las imposiciones de las grandes discográficas.

“En las trasnacionales de la música te piden que quites una canción o incorpores otra. Esa libertad que me brinda Casete… es una de las razones por las cuales trabajo con ellos. No me interesan que me digan lo que tengo que hacer, pero puedo aceptar sugerencias. Sin embargo, siento que las grandes disqueras están siendo más abiertas en cuanto a este tipo de cosas. La Sony está fichando a artistas muy interesantes que no tienen un público masivo. Se están abriendo un poco a artistas más libres a la hora de hacer su música”.

Camilo Lara, fundador del avanzado proyecto de música electrónica, Instituto Mexicano del Sonido, ha jugado un papel primordial en la vida creativa de Haydée. Él era directivo de la EMI cuando publicó su primer disco con esa disquera. Lara luego dio un giro de timón hacia el camino de la producción independiente y la llamó, en 2014, para proponerle trabajar en conjunto. Así empezó su colaboración.

Son cerca de las 3 de la tarde y la pequeña Haydée, de 6 años, hija de la cantante, se le acerca para escuchar la conversación con una curiosidad que la desborda. La madre juega con los rizos de la pequeña; y Alejandro, la llama a la mesa y le entrega unos colores para dibujar. La niña se sienta, retoza un poco con los plumones y luego sale revoloteando por la casa. Haydée ríe y dice que su hija le recuerda a ella cuando niña. “Siempre estaba jugando a los escondidos, subiéndome a los árboles o correteando. Era muy maldita. Parece que sacó eso de mí”, bromea.

Foto: Izuky Pérez

Haydée asegura que ser madre le ha cambiado su vida y le ha abierto un nuevo horizonte en su visión de la realidad. “La maternidad es lo más hermoso que me ha sucedido. Es el amor más grande del mundo, la mayor felicidad. También ha sido mi mayor enseñanza; a través de los hijos aprendemos mucho sobre nosotros mismos, de nuestras limitaciones, de nuestros prejuicios y miedos. Nosotros les enseñamos a ellos, pero nuestros hijos nos están enseñando constantemente a nosotros. Nos enseñan a jugar de nuevo, a ser más puros. También te hacen más responsable. Es un proceso muy curioso. Lo disfruto mucho”.

Las facciones del rostro se le tensan cuando piensa en el país donde crecerá su hija. Le preocupa el futuro de Cuba: “Cuba es un país que está muy desorganizado. Se hacen muchas reuniones, pero no se resuelven muchas cosas que están al revés. Me preocupa mucho la educación que no es la misma de mis tiempos de estudiante. La medicina también necesita recuperar la calidad en los servicios. La forma de expresarse de los niños no es la misma, y hay mucha vulgaridad, eso tiene que ver con la educación en la casa y en la escuela. Quisiera que mi niña pueda crecer y desarrollarse sin vivir ese panorama”.

A la cantante también le gustaría observar un futuro que permita mayor desarrollo en la economía con la participación de todos los cubanos: “Tenemos un bloqueo muy injusto desde EE.UU. que daña la economía de nuestro país, pero también nosotros mismos nos auto bloqueamos. No permitimos que un cubano tenga varios negocios propios por temor a que se haga rico, cuando deberíamos temer más a la pobreza. Si una persona prospera entonces prosperan sus trabajadores, prospera el barrio. Hay que permitir que los cubanos de adentro y de fuera puedan invertir en Cuba, con los mismos derechos. ¿Por qué vamos a buscar una inversión extranjera, si tenemos al cubano que quiere hacerlo y lo haría mejor que cualquier otro?”.

Haydée es hija de una generación, la de los años 80, que anda desperdigada por el mundo. Muchos de sus amigos y compañeros de estudios han emigrado para probar suerte en otras naciones. Esa idea la ha visitado, en ocasiones, de repente. Ella sabe que es un proceso duro.

“Lo he pensado a veces, pero la vida de emigrante no es fácil. Me gusta mucho viajar, desconectar de la situación de Cuba, de mi realidad, conocer otras culturas, pero siempre volver… No me gustaría nunca desvincularme de mi país. Afortunadamente el gobierno ha flexibilizado los trámites para que los cubanos puedan viajar y para que los artistas puedan estar fuera un tiempo y luego regresar”.

A sus 38 años, la cantante asegura que su principal miedo es llegar a no sentir miedo. “Los nervios siempre hacen lo suyo. Es el compromiso que uno tiene con la necesidad de hacer un buen papel. Gente que lleva mucho tiempo encima de las tablas me dice que ese miedo nunca se quita. Prefiero tener esa cosquillita que te entra en el estómago porque ayuda a hacerlo bien. Si no la tuviera me preocuparía”.

Foto: Izuky Pérez

Tiene seis discos publicados: Haydée, Haydée Milanés en vivo, A la felicidad, Palabras, Palabras en vivo y Amor, y una carrera con un amplio reconocimiento nacional e internacional. Indica que para ella no ha sido fácil desandar ese camino sin caer en concesiones, incluso, dice, ha pasado por situaciones económicas complejas por defender el trabajo en el que cree.

“Este es el camino que he escogido. No me hallo haciendo una música que no me convenza ni teniendo una proyección diferente a la que tengo. Un artista debe ser consecuente consigo mismo, no con las disqueras, incluso antes de complacer al público tengo que sentirme bien conmigo misma. Este camino es más seguro, aunque no te lleve a vender millones de copias, sí te permite tener un público fiel, que te sigue, y eso es muy importante”, afirma.

Pone de ejemplo los dúos en Amor Deluxe. “Siento que me he ganado el respeto con mi trabajo y constancia. No creo que ninguno de esos grandes artistas haya venido a cantar conmigo porque yo sea la hija de Pablo, sino porque conocen el fruto de mi obra”, manifiesta la cantante que fue seleccionada hace muy poco tiempo por el influyente diario estadounidense The New Yorker como una de las cinco mejores intérpretes de jazz en Cuba.

Ser la líder de su propia banda la he llevado a subir por encima del muro de los prejuicios de la arraigada tradición machista de la Isla. “Ser mujer siempre es un reto, en cualquier ámbito. La mujer se ha ido imponiendo poco a poco para ocupar el lugar que le corresponde. En mi caso, soy líder de una banda de hombres, y eso a veces puede ser un poco complicado para algunos hombres que aún les cuesta que una mujer los dirija o los guíe en algo. Pero son cosas con las que una aprende a lidiar. No se vencen de un día para otro; hay muchas cuestiones de las que no somos conscientes, incluso las mujeres. Hay que estar bien claras de que tenemos que querernos y respetarnos nosotras mismas y también, entre nosotras mismas. También hay que prepararse y estudiar, porque siendo mujer, tienes que demostrar muchas cosas. Y si eres hija de un famoso, más”, bromea.

El pasado febrero un tornado arremetió con insólita fuerza sobre varios municipios de La Habana. Dejó siete muertos según cifras oficiales y miles de personas sin vivienda o con los hogares maltrechos. Haydée, junto a su esposo y un grupo de amigos, se trasladó a los sitios más dañados para ayudar a los damnificados a solo 24 horas de haber pasado el fenómeno meteorológico por La Habana.

En las calles se veía la sombra de la devastación. Ella junto a la comitiva entregó bienes materiales, y comestibles a las personas. Muchos la reconocían y le agradecieron el gesto. Entre los voluntarios estaban también el pianista Cucurucho Valdés, el rockero Athanai y periodistas.

“Nos sentimos con la necesidad de acercarnos a la gente, de brindarles ayuda. El tornado pasó por lugares muy pobres donde ya había gente con casas en malas condiciones. El Estado actuó muy rápido en cuestiones de restablecer la electricidad, entre otras cosas, pero había otras necesidades que las personas necesitaban cubrir. Esto me acercó mucho más a mi pueblo. Vi lugares que estaban peor de lo que yo pensaba, porque uno a veces no tiene conciencia de cómo están las cosas”.

Tras ver el dolor y el daño decidió convocar a todas las personas posibles a través de su página oficial en Facebook. Grabó varios videos comentando la situación y casi inmediatamente muchos en Cuba y en otras partes del mundo, se sumaron a la iniciativa solidaria.

“Si tenemos las redes sociales para promover un concierto, ¿por qué no las vamos a usar para estimular la colaboración? Por eso le comuniqué a la gente la necesidad que había, lo que las personas damnificadas estaban necesitando”.

La emoción le golpea cuando ve alguna serie o película cubana con la música de su padre. Siente un raro sentimiento que le recorre el cuerpo y que va del dolor a la nostalgia y de la nostalgia al dolor.

“Aquellos años fueron momentos lindos. Pasaron cosas feas también y se cometieron grandes errores. Yo nací en el año 80 y tengo hermosos recuerdos de cómo era el aire que se respiraba. Me da mucha nostalgia y tristeza que este país no haya podido encontrar un rumbo mejor. Hubo posibilidades de hacerlo, había madera para construirlo y perdimos oportunidades, pero ahora lo que hace falta es que los cubanos acaben de prosperar”.

Son muchas las canciones de Pablo que permanecen en la memoria afectiva de los cubanos. Entre esa amplia lista, selecciona una que la traslada directamente hacia su pasado. Canta en voz baja la letra de No ha sido fácil. Lo hace como si se tratara de un recordatorio generacional. “Conserva una increíble actualidad”, dice como si hablara consigo misma.

Haydée es muy familiar. Algo que bien pudo heredar de su padre. Pablo, cuando se encuentra en Cuba siempre está cerca de su familia y visita a sus hijas habitualmente. Ella está tratando de recuperar toda la discografía del fundador de la Nueva Trova grabada en vinilo. Tiene unos cuantos discos, pero todavía le falta una buena parte de la colección, unos 300 discos, que compartirá con su hermano menor, Antonio Milanés.

Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, dúo antológico de la música cubana, llevan más de 30 años sin juntarse. Asuntos personales los distanciaron. Haydée, sin embargo, ve con buenos ojos la posibilidad de que vuelvan a ofrecer conciertos juntos. Cree que puede ser un punto de giro en la escena musical cubana, que influya en el consumo musical de una parte de los jóvenes. “Si eso pasara, sería como volver a esa época. Viviríamos un momento increíble, como un reconocimiento a toda esa música con la que crecimos”. Y recuerda que hace pocas semanas ofreció un concierto en el Museo Nacional de Bellas Artes con canciones de su padre, de Silvio, de Carlos Varela y Santiago Feliú, entre otros.

“Ellos, continúa Haydée, protagonizaron momentos intensos de la música cubana. Hicieron un dúo increíble, que producía magia. Yo canté “Óleo de una mujer con sombrero” (antológica canción de Silvio) y me imaginé a mi papá haciéndome la segunda voz. Él lo hacía de maravilla. Eran un dúo como Simon and Garfunkel”.

Foto: Izuky Pérez

No hay un concierto en el que la cantante no converse con sus admiradores y acceda a tomarse fotos con ellos. Incluso recibe con cariño a quienes, para saludarla, logran cruzar la frontera impuesta por las lógicas medidas de seguridad.

La intérprete de “Libélula” dice que necesita el cariño del público para oxigenarse, para saber cómo piensa la gente. “No me gusta eso de ir por ahí en plan de estrella. Que uno sea figura pública no quiere decir que mires a las personas de lejos. La gente merece el cariño y la cercanía que yo también necesito”.

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