Israel Rojas: “Vinimos al mundo a cantar y es lo que hacemos”

Foto: Roberto Ruiz

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Como una necesidad vital de encuentro con sus seguidores, Buena Fe regresará al escenario del teatro Karl Marx de La Habana con una trilogía de conciertos entre el 22 y el 24 de abril.

Israel Rojas, su voz líder y su fundador junto a Yoel Martínez, adelantó a OnCuba que el auditorio podrá disfrutar del repertorio de Buena Fe en tres aristas fundamentales: las canciones románticas, las más rocanroleras y los éxitos de siempre.

El autor de “No juegues con mi soledad” y “Tras tus pies” aseguró que a Buena Fe le era sumamente esencial que transcurrido un año del lanzamiento de cada disco suyo, se realice un concierto en el teatro Karl Marx. “Es un regalo que nos hacemos y que permite comprobar el nivel de complicidad del público con esas canciones. Es una prueba de lo que funcionó realmente. Porque los medios de comunicación y sus listas de éxitos no te pueden dar esa información. El teatro sí. Ese encuentro es mágico e insustituible. El año pasado por esta misma fecha se realizó la presentación del CD Soy y, aunque es un compilatorio, no íbamos a dejarlo sin el ritual que corresponde.”

A muchos artistas les asusta llenar el Karl Marx. Ustedes lo repletan e incluso han tenido que abrir otras fechas para complacer a sus seguidores. ¿Algún comentario sobre ello?

Cada concierto en el Karl Marx se enfoca como una travesía a un universo de nobleza. No como una competencia de mercadería. Estamos comprometidos con nuestro público siempre, asistan cinco mil o veinte personas. A veces, un concierto repleto de personas, que no está a la altura de lo que la gente espera, es un pasaje directo al fracaso taquillero del próximo. Otras veces, el concierto complace de tal manera a los que asisten que el “boca a boca” positivo va fraguando, a fuego lento, una relación muy sólida.

El nuestro es un público exigente y multigeneracional, se renueva constantemente. Hay muchachos que han crecido con nuestras canciones. Algunos ya no las ponderan, pero las respetan. Otros las han hecho parte de la banda sonora de sus vidas. En fin, es un público literalmente de buena fe.

Buena Fe se ha convertido en uno de los emblemas de las presentaciones temáticas. ¿Cuándo se dieron cuenta de que era necesario mostrar su música de ese modo y por qué decidieron hacerlo?

Por la diversidad de asuntos y sonoridades que hemos proyectado durante todos estos años. Los conciertos no son solo un orden de canciones al hilo con cierto criterio de balance dinámico. Los conciertos pueden en sí mismos ser como una gran instalación poética, donde las canciones sean como las piezas, los versos, que la componen. Todo está en tener claro lo que quieres decir a los demás en esa dimensión de dos horas.

Foto: Roberto Ruiz
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Hace menos de un año Buena Fe editó Soy, un compilatorio que salió por el sello Metamorfosis (licencia de Egrem para Cuba) con el que pretendían conquistar el público latinoamericano. ¿Cuáles son tus impresiones sobre esa ruta discográfica emprendida y sobre el impacto que ha tenido en los melómanos latinos?

Va muy bien la difusión de Buena fe en los países donde se está tratando de darlo a conocer. El CD Soy es una herramienta inmejorable para eso. Las perspectivas son buenas, tanto para nosotros como para Metamorfosis que es apenas un pequeño sello independiente en un mundo muy competitivo, diverso y complejo. Metamorfosis no es una multinacional, pero trabaja bajo conceptos alternativos, novedosos y asumiendo riesgos que otras compañías, se lo pensarían varias veces antes de hacerlo. Eso nos entusiasma y estamos a gusto. Yo creo que para nosotros es un reto que llega a buena hora a estas alturas de nuestras vidas y de nuestra carrera.

Ahora te recordamos un concierto de tantos importantes de Buena Fe. El último de la banda en Miami fue mágico, a pesar de ciertos sectores antagónicos. ¿Tienen pensado regresar? ¿Preparan gira por Estados Unidos o algún otro país?

Cada concierto en el Karl Marx, es el inicio de una cadena de presentaciones que solo está completa cuando se concreta en las principales plazas donde está nuestro público. A medida que crece, pues se hace más necesario para nosotros llegar hasta él. Lo mismo en cada ciudad de Cuba que obviamente en los Estados Unidos. También en Venezuela, ciudades como Madrid o Ciudad México y ahora se incorpora Argentina, donde ya hay una cantidad significativa de personas que gustan de nuestro trabajo. No importan los obstáculos, nuestros propios desaciertos, ni la hostilidad externa, la salud económica o lo complicado de la producción logística. Vinimos al mundo a cantar y es lo que hacemos. Este año viene bueno en ese sentido. Aún no es hora adelantar nada. Ya daremos las noticias a su debido tiempo.

Foto: Roberto Ruiz
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En marzo pasado el gobierno estadounidense aprobó un nuevo paquete de medidas que repercuten en las relaciones entre La Habana y Washington. Dentro del mismo se asegura que las presentaciones de los artistas pueden ya remunerarse. ¿Cuánto representa para quienes actúan en esos escenarios que una medida de ese tipo sea efectiva? ¿Será la señal para que la industria musical mire definitivamente hacia la música de la isla?

Creo que hay condiciones favorables para que la música siga siendo un elemento de distensión y acercamiento. El arte no escapa al destino del país. Nadie puede pensar que un solo sector puede desarrollarse plenamente desconectado del resto de las esferas de la sociedad. La industria musical es necesaria. Ya lo has dicho, la música hoy además de arte, es una industria y nosotros tenemos mucho que aprender, que actualizar y también mucho que desaprender y volver a fundar.

No toda la buena música cubana tendrá oportunidad de expansión, como no tiene oportunidad una buena parte del arte que se hace en este planeta cuando no es de fácil y rápida rentabilidad. La nueva coyuntura presenta oportunidades y retos que hay que asumir sin miedo. Soy optimista. Me dio muy buen sabor ver al coro Entrevoces en el escenario con The Rolling Stones. Es importante no perder ni la brújula, ni el mapa, ni la convicción de que la salvación pasa por el martiano “con todos y para el bien de todos”.

Foto: Roberto Ruiz
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