Los herederos de Pepe Sánchez

Esta semana, voces y guitarras volvieron a reinar en Santiago de Cuba, en el festival que honra con su nombre al padre de la trova y el bolero cubanos.

Músicos cubanos en la Casa de la Trova de Santiago de Cuba, durante el Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.

Músicos cubanos en la Casa de la Trova de Santiago de Cuba, durante el Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.

Fue en 1883 según unos y en 1885 según otros, que Pepe Sánchez compuso “Tristeza”. No era músico de carrera –algo casi imposible para un negro cubano en ese entonces–, ni tampoco de oficio, sino sastre, pero pasaría a la historia no como el creador de impecables trajes para la burguesía colonial de Santiago de Cuba, sino como el padre de la trova y el bolero cubanos.

A él, José Viviano Sánchez, Cuba le debe el comienzo –al menos el visible, el plasmado en los libros– de una tradición que se extiende por más de un siglo. Organizador de agrupaciones y tertulias, a su alrededor se nuclearon figuras también destinadas a dejar su huella en la música cubana: Sindo Garay, Alberto Villalón, Rosendo Ruiz, Emiliano Blez, Salvador Adams. Siempre con una guitarra.

Su herencia, transmutada en el tiempo, llega hasta nuestros días y tiene en el festival que lleva su nombre un clímax de celebración. Durante sus jornadas, los herederos de Pepe Sánchez llegan hasta Santiago desde todos los rincones de la Isla –e incluso más allá– para entonar canciones añejas y otras nuevas, siempre con el espíritu salvador de la trova. Y también para honrarle en la fecha de su natalicio: el 19 de marzo, justamente bautizado como Día del Trovador.

Por el sendero de los trovadores

Así ha sido por más de medio siglo y así volvió a ser esta semana, durante una edición del “Pepe Sánchez” que algunos recogen como la 55 y otros como la 57, pero que por encima de cifras y aniversarios mantuvo viva la llama de un género que no conoce de edades ni fronteras.

La trova es universal porque canta desde la sensibilidad a lo más íntimo y humano, a las alegrías y tristezas, al amor y al desamor, a las emociones más elevadas y a la vida cotidiana. No busca mover multitudes sino pulsar las fibras interiores de quien la escucha, sea una, diez o cincuenta personas.

Puede llegar arropada de varios instrumentos, de una amplia orquestación, pero le basta con una guitarra o, incluso, solo con la voz. A esa esencia apuesta el festival santiaguero desde hace algunos años, desde que el trovador Eduardo Sosa asumió su dirección y promovió un regreso a la raíz.

Esta vez no fue la excepción. A Sosa volvieron a unirse figuras ya habituales en el evento, como el incombustible Pepe Ordaz y Tony Ávila, popular por su gracia criolla, y otras menos menos afamadas, pero con una calidad a prueba de balas como Vionaica Martínez y el Trío Palabras.

También, una nueva hornada de jóvenes trovadores, y los santiagueros de siempre, tradicionales inquilinos de la Casa de la Trova más célebre de Cuba, un sitio donde la música apenas se detiene.

Eduardo Sosa (izq) y Pepe Ordaz (centro) en la apertura del Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Tony Ávila junto a una de las integrantes del Trío Palabras en el Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Tony Ávila en el Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Tony Ávila en el Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.

No estuvieron, sin embargo, el enciclopédico Lino Betancourt y los maestros Félix Valera y Pedro Gómez, recientemente fallecidos, pero su ausencia devino homenaje a su obra, confirmación del sitial merecido por la música tradicional y sus más incansables defensores en el panteón de la cultura cubana.

Santiago todo fue un gran escenario, desde el Parque Céspedes hasta la terraza Matamoros –esa que recuerda a Don Miguel, otro grande de la trova, el son y el bolero–, desde galerías y salas de concierto hasta las calles, contagiadas con su procesión de trovadores.

Los herederos del autor de “Tristeza” no son ciertamente legión ni emulan con el star system del pop y la música urbana, pero no han desaparecido como algún apocalíptico predijo. Siguen creciendo por toda Cuba, guitarra en mano, y seguirán mientras intelecto y sentir no se divorcien por completo del género humano. Mientras haya razones para vivir y cantar.

Dondequiera que esté, Pepe Sánchez puede sentirse satisfecho.

Casa de la Trova de Santiago de Cuba durante el Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
Festival de la Trova "Pepe Sánchez" 2019 en Santiago de Cuba. Foto: Frank Lahera Ocallaghan.
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