Silvio Rodríguez: “Llevamos sesenta años con una bala en el directo”

Silvio Rodríguez durante un concierto de la Gira por los barrios en Guanabacoa. Foto: Kaloian.

Silvio Rodríguez durante un concierto de la Gira por los barrios en Guanabacoa. Foto: Kaloian.

Como lo hiciera hace un año con el estreno de su “canción editorial” “Para no botar el sofá”, Silvio Rodríguez lanza un puñado de opiniones de impacto sobre conflictos esenciales de la Cuba contemporánea. Esta vez se trata de una entrevista realizada por Raquel González en octubre de 2016, para un trabajo que ha titulado “Hoy es la víspera de siempre”, como la famosa canción del trovador.

Silvio habla sobre la educación, sobre las canciones, sobre cómo se ha interpretado su obra a lo largo de los años. En sus 70 años, conversa sobre una Cuba que se encuentra en una “situación nueva (…)  donde no tenemos ya ‘enemigos’, “donde ‘el enemigo’ es otra cosa”. Ahora “…la confrontación es otra”.

“…vamos a vivir y vamos a respirar. Llevamos sesenta años con una bala en el directo. ¿Qué pasa?”, recomienda a contrapelo de la actitud de “algunos ideólogos [que] se han vuelto como locos, están nerviosos”. El autor de “Resumen de noticias” dice que el pueblo cubano merece respeto y confianza.

Su blog, Segunda Cita, ha sido desde su fundación hace siete años un espacio de debate sobre arte, cultura y política, administrado por el propio trovador. De hecho fue recientemente uno de los ámbitos digitales de la discusión sobre lo que se ha dado en llamar “el centrismo”, un terreno ideológico donde algunos incluyen todo lo que no esté en los extremos de la confrontación política, y lo perciben como amenaza al monopolio de su voz.

“Si fuéramos más sinceros estaríamos siendo más como pensamos al principio que íbamos a ser”, añade quien escribiera sus primeras canciones siendo un muchacho en el joven Ejército revolucionario.

Canciones políticas, canciones de amor

Silvio Rodríguez: Todas las canciones de “Amoríos” eran canciones a las que yo les debía publicarlas, publicación, exponerlas. Eran canciones que se me habían ido quedando, no son las únicas, hay otras, pero esas, sobre todo. Siempre quise hacer un disco de canciones de amor, siempre quise hacerlo nada más que de canciones de amor. Siempre que uno hace una cosa de esas enseguida hay un suspicaz que dice: “Bueno, ven acá, y ¿por qué Silvio ahora ya no está haciendo canciones políticas?”; porque te ponen cartelitos ¿no?, la gente te pone cartelitos, ellos solos…

(…)

—Todavía me arrastran por el piso por esa canción [“Canción en harapos”]. Antes, porque era típico de la mentalidad pequeño burguesa ser tan radical…, sobre todo a gente desde detrás de sus burós les encanta decir eso: “Esto es típico de la mentalidad pequeño burguesa, ser tan radical”. Y después que ya consigues algo en la vida dicen: “Bueno, ¿cómo, con qué moral este tipo canta esta canción?” En fin, es una canción complicada en todas las épocas. Pero nada…, la hice y ahí está, y no renuncio a ella, ahí está, para bien y para mal ahí está.

Silvio Rodríguez - Hoy es la víspera de siempre (Entrevista)

El debate, la prensa, las contradicciones

—El problema es que todos esos años del principio de la Revolución fueron años donde era imposible ocultar las contradicciones. De hecho, existía prensa que no era revolucionaria, que había elementos revolucionarios en esa prensa porque todo el mundo amaba (…) toda la conciencia nacional prácticamente estaba a favor de la Revolución, pero bueno… los había más y los había menos. Y la prensa… –no había un partido hecho que después se metió en todo–, la prensa no estaba unificada, no había organizaciones así de periodistas, ni había organizaciones de escritores. Todo el mundo estaba cada cual según pensara. Entonces fueron años muy interesantes, donde la gente se despachaba y decía lo que le daba la gana, y muchos, incluso dentro de la Revolución. Eran años en que uno veía a revolucionarios ejemplares discutiendo públicamente en la prensa sus puntos de vista. Uno pensaba una cosa y otro pensaba otra cosa, parecida o diferente, o matizada. Yo me formé en esos años. De hecho, los organismos culturales no eran homogéneos, la dirección, la concepción, la práctica no era una cosa homogénea, como se fue homogeneizando después. Estaba el ICAIC, estaba la Casa de las Américas y luego estaba el Consejo Nacional de Cultura –el Ministerio de Cultura no se había creado todavía–, el ICRT, y cualquier otra instancia. Coexistían dos maneras muy diferentes de enfocar los problemas, una era más oficialista, más cuadrada, más sin buscarse problemas, más yendo como con el librito, lo que decía el librito; y otra era más audaz, más abierta, más inclusiva, más dada a mostrar las contradicciones de la sociedad. No es raro que las sociedades sean contradictorias. No hay que avergonzarse de eso. De lo que hay es que avergonzarse de que todo sea plano, porque nadie se lo cree, de eso sí hay que avergonzarse. Por eso la verdad…, no la verdad, la sinceridad. No digo la verdad porque todo el mundo cree tener su verdad, hasta yo me creo tener mi verdad, pero yo me doy cuenta de que yo no tengo toda la verdad, lo que pasa es que lo reconozco. Yo a veces descubro parte de mi verdad en otros, incluso la descubro en gente…, parte de mi verdad yo la descubro en gente que no piensan como yo.

Silvio Rodríguez en los Estudios Ojalá en septiembre de 2016, un mes antes de que realizara la entrevista difundida. Foto: Kaloian.
Silvio Rodríguez en los Estudios Ojalá en septiembre de 2016, un mes antes de que realizara la entrevista difundida. Foto: Kaloian.

—Es una pena que todavía no seamos capaces a estas alturas de ser más sinceros. (…) Si fuéramos más sinceros estaríamos siendo más como pensamos al principio que íbamos a ser. Mientras menos sinceros seamos más nos alejamos del ideal que tuvimos de esta Revolución. (…) Es parte del debate nacional ahora, de un debate que, lamentablemente, está más recogido en la Internet, que la tienen pocos, que en nuestra prensa. Hay mucho pueblo que le hubiera gustado participar en ese debate, que no ha llegado a ese debate porque no se lo ponen. (…) Es la famosa falta de confianza. Decir tantas veces “el pueblo”, “nuestro pueblo”, “nuestro pueblo”, “nuestro pueblo”, pero al “nuestro pueblo” ese hay que respetarlo un poquito más… (…).

—Realmente debiéramos tener la capacidad de ser autocríticos inmediatamente que nos damos cuenta de que algo que hacemos no está bien. Es lo más inteligente, es lo más homo sapiens, es lo más científico, es lo más marxista –si le quieres poner un nombrecito de los que le gusta usar a la gente–, pero no, nos atrincheramos porque tenemos consideraciones tácticas-estratégicas, blablablá y nos complicamos la vida. Hasta las buenas causas, si uno no las revisa constantemente, crean vicios, nos vamos viciando y nos vamos enajenando con esos vicios. Y todo tipo de enajenación es repudiable, es lo que yo creo.

Estados Unidos

—En esta situación nueva que tiene Cuba, donde no tenemos ya “enemigos”, donde “el enemigo” es otra cosa, es un vecino que fue nuestro enemigo y con el que ahora estamos dialogando, aunque tengan las mismas intenciones ellos y además lo confiesan, lo dicen a las claras, no se ocultan para decirlo. Entonces algunos aquí se rajan las vestiduras porque ellos son sinceros –peor era en la época de Kennedy y Eisenhower, en que todas esas cosas las fraguaban por debajo de la mesa y no las decían, y lo que hacían era mandar gente a matar o a meter bombas, o a que se alzaran, o a tirar armas aquí para que las usaran. Entonces es un momento que desconcierta mucho a muchos, y hay miedo y es lógico: es una situación nueva. Llevamos más de medio siglo de confrontación constante y directa. (…) normalmente yo no hubiera cogido un arma en la mano en mi vida, y la primera vez que cogí un arma en la mano en mi vida fue para entrenarme para caerle a tiros a los americanos cuando desembarcaran aquí. Y resulta que los americanos han desembarcado y lo que hacen es comer en nuestras casas y viajar en nuestros carros. Entonces aquí la gente está como loca, es decir, algunos ideólogos se han vuelto como locos, están nerviosos. Y eso es lo que está pasando, se está recurriendo a ideas obsoletas de confrontación. Y la confrontación es otra. Hay que tener confianza en lo que hemos creado, en lo que es este pueblo. Y si no tenemos confianza en lo que es este pueblo hoy día y en lo que se ha creado, entonces oye… ¡apaga y vamos!, porque para qué ha servido todo esto. Y si no tenemos confianza en que muchachos que nacen en Cuba y que se educan y se forman en Cuba, por ir tres semanas a una beca a Estados Unidos les van a cambiar la cabeza, hay que estar loco para pensar así, hay que tener muy poca confianza en lo que somos, en la fortaleza de nuestra sociedad, y armar todo ese lío que se ha armado por eso. ¿Qué es lo que le enseñamos nosotros a los latinoamericanos cuando vienen aquí? ¿Que el imperialismo es bueno? ¿Qué enseñan nuestras escuelas internacionales? Nuestra verdad. ¿Qué enseñan las escuelas internacionales, no solo en Estados Unidos, sino en cualquier país del mundo? Su verdad, lo que los sostiene, lo que los hace nación, lo que los hace pueblo, con todos los matices que tú le quieras agregar a eso, sean imperiales o sean lo que sean. Es normal.

Los ángeles de Silvio en Nueva York

—Caballeros, vamos a vivir y vamos a respirar. Llevamos sesenta años con una bala en el directo. ¿Qué pasa? Hay gente que piensa que ese concentrado de jarabe ideológico es lo que les hace falta a los jóvenes. Y a los jóvenes les repugna eso. Ese concentrado de jarabe ideológico no lo necesitamos tampoco los viejos porque es lo que hemos mamado desde que empezó esta Revolución, con razones muy verdaderas y muy ciertas, y muy reales. Pero yo no necesito que me metan esas “muelas” todos los días, ¿qué cosa es eso? Ya sabemos que ellos son así y ya sabemos que no renuncian a lo que siempre han querido. Ahora, ¡vamos a ver a cómo tocamos! Ya estamos en el diálogo de pueblo a pueblo, ¡vamos a ver a cómo tocamos! Yo pienso que este pueblo, así, sencillo, contradictorio, variado, diverso como es, le va a dar una gran lección a ese pueblo, es de lo que yo estoy seguro y es lo que no ven estos compañeros que los veo alterados todo el tiempo.

Más que el bloqueo

—Sin lugar a dudas el bloqueo tiene mucho que ver con eso, con nuestras carencias, pero más que el bloqueo tienen que ver nuestras insuficiencias, y más que el bloqueo tiene que ver la falta de continuidad de una idea, de ponerle el pie al acelerador y no levantárselo. Porque tú crees que todos estos héroes de la Revolución, todos los compañeros de ochenta y pico de años, tú los ves ahí en el Granma cada 2 o 3 meses: “Fulano está viendo…, revisando los planes de tal provincia y tal más cuál cosa”, oye, todos tienen nietos, tienen ochenta y pico de años, se han pasado la vida trabajando, primero jugándose el pellejo, después trabajando como unos locos… ¿Tú no crees que esa gente tiene ganas de descansar ya hace rato?

Silvio Rodríguez. Foto: Kaloian.
Silvio Rodríguez en la Gira por los barrios. Foto: Kaloian.

Ya somos parte del mundo

—Es complejo lo que está pasando, no solo en Cuba, en el mundo. Hay una corriente de ingobernabilidad muy profunda en el mundo entero. Está ocurriendo… mira lo que está pasando en las elecciones de los Estados Unidos, mira lo que ha pasado en España, mira la derecha la fuerza que está cogiendo en Europa, la fuerza que quiere coger en América Latina. Es un fenómeno universal, no un fenómeno nuestro sólo. Y es que ya no estamos aislados, ya somos parte del mundo y es normal que seamos parte del mundo. Somos una isla, pero es imposible…, ya no estamos aislados, ya la información viaja a una velocidad enorme, y por más trapitos y deditos y cosas que tú pongas, mentira, eso ya entra por todas las partes habidas y por haber. Y ya la información la tenemos a segundos de que todo ocurra. Y de eso es de lo que no nos hemos dado cuenta, de que hace rato el mundo cambió. Se decía antes que los que tenían la información eran los que tenían el poder: bueno, ya el poder es de todo el mundo. Si la información es quien da el poder, ya el poder está más repartido de lo que se imaginan los que tienen el poder.

—Mucha gente de lo que no se da cuenta es de que el mundo cambió (…), por razones políticas y cambió por razones tecnológicas también: es otro mundo. Cuando cayó el campo socialista, en realidad hacía años que eso se estaba cayendo. Eso no cayó en el ’90 ni en el ’89. Eso empezó a caer desde que el socialismo tenía muchas cosas que ocultar. Yo siempre me acuerdo de una canción que me parece tan aleccionadora de John Lennon, es una canción que dice, y que lo único que dice es eso todo el tiempo: Everybody’s got something to hide, except me and my monkey. Todo el mundo tiene algo que esconder excepto yo y mi mono. Y eso quiere decir muchas cosas. Mientras más cosas tú tienes que esconder, mientras más cosas tú tienes que justificar, más jodido estás.

Canción de barrio (Documental)

La política corre peligro

—Pienso que ya lo que ha sembrado la Revolución, el proceso revolucionario, es muy difícil de quitar. Tendrían que pasar generaciones de un bombardeo de una cosa y eso es imposible. Yo lo único que veo peligroso es que, en las esferas gubernamentales, entre los que dirigen el país, se cuele alguien, un plattista. Pero la cultura… ¿qué rock & roll va a hacer que nosotros no hagamos sones y no hagamos rumbas?; dime ¿de quién va a ser el rock & roll ese?, ¡no sea bobo! Nosotros vamos a hacer rumbas y vamos a hacer sones y vamos a seguir haciendo… y bailando con chancletas, y tocando la clave cubana. Eso vamos a seguirlo haciendo nosotros. La cultura no tiene el menor peligro. Si en tiempos en que no teníamos tantos próceres de la ideología, antes del triunfo de la Revolución, la cultura cubana fue una cultura de resistencia, ¿cómo ahora no lo va a ser? ¡Muchísimo más! No es la cultura la que corre peligro, es la política.

—El artista es una víctima del hombre. El artista es la vocación, que siempre surge después. Es el hombre el que está detrás del artista, es el ser humano.

Silvio Rodríguez: Tengo ganas de seguir yendo a los barrios

Estos extractos han sido obtenidos de Hoy es la víspera de siempre (Transcripción)

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