La sala blanca de Apatía

Dentro de poco tiempo Apatía de Liliam Susel Zaldívar llegará a la escena cubana acompañada de Gerardo Fulleda y la compañía Rita Montaner

La Cátedra de dramaturgia Rolando Ferrer apuesta este año por la escritura teatral de voces jóvenes femeninas en celebración del bicentenario del natalicio de Gertrudis Gómez de Avellaneda. En su habitual espacio Lecturas Cruzadas en el Centro Dulce María Loynaz, acogió a la dramaturga Liliam Susel Zaldívar y su texto Apatía, por el que la autora recibió el Premio Escritura de la diferencia (2012), lauro que persigue impulsar el desarrollo de la literatura femenil.

Apatía hurga en la Cuba en crisis que viene reflejando una vertiente de nuestra dramaturgia desde inicios de los 2000. Fluyen entre sus diálogos, temáticas como la escasez de viviendas, los conflictos intergeneracionales y las limitaciones individuales que puede acarrear aquel problema. Al mismo tiempo, se ausculta la situación de la mujer en la sociedad machista con la que hoy continuamos lidiando y se proscribe la soledad que signa todos los espacios y seres que en ella campean. Y es que no existe en Apatía un resquicio en el que quedar a salvo del comercio del cuerpo y de la contaminación de lo corrupto. Es que incluso la autora le niega a los personajes el derecho a elegir si vivir o no: ninguna de las variadas intentonas de suicidio que pululan en la obra llega a término. Tal parece que Liliam Susel Zaldívar condena a sus personajes al castigo de soportar la eterna frustración de no poder tan siquiera decidir qué hacer con sus propios cuerpos… Un diálogo con la joven dramaturga santiaguera posibilitó contornear algunas de estas inquietantes ideas que articulan Apatía.

La Cuba actual… la soledad y la mujer.

He pensado en la corrupción y la soledad,  y además, de ahí el título de la obra, en la desidia, en la apatía que pueden llegar a ser incluso tan corrosivas o más corrosivas que la corrupción misma. He pensado en la permisibilidad y la indiferencia ante asuntos dolorosos. Ese no hacer nada ante cosas tan duras, me parece incluso mucho más terrible que el mismo fenómeno de la corrupción. Esta es una de las múltiples lecturas que tiene mi obra y es intencional.

Por otra parte, la mujer es esencial en cualquier sociedad. Su rol como madre implica la creación y en ese sentido es el sostén de un hogar y de una sociedad toda. Si bien está la mujer que acepta el destino que le imponen de no hacer nada, de asumir su papel, que es esencial  y básico, como esclava; existe aquella otra que lo asume como protagonista, como líder. Sara, el personaje principal de mi obra, precisamente, sería el símbolo opuesto a la pasividad de muchas mujeres hoy día. No asume su femineidad como una resignación, si no como un rol protagónico que debe desempeñar y del que debe sentirse orgullosa.

¿Podría hablarse de la existencia de problemas intergeneracionales en la Cuba actual? Como subyace en tu obra, ¿los jóvenes no son escuchados por las generaciones que los antecedieron?

Este ha sido un conflicto eterno en cualquier sociedad que pudiera estar ocurriendo también en la sociedad cubana actual. Es un conflicto inherente a cualquier sociedad, en cualquier momento. El conflicto entre lo nuevo y lo viejo, el pasado y el presente. Y al final, si lo pensamos más detenidamente, no es propiamente un conflicto, sino una contradicción lógica, incuestionable y que genera por supuesto desarrollo, de ahí la importancia de que se produzca.

¿Qué crees del concepto que maneja Gerardo Fulleda para el futuro montaje de tu texto Apatía? ¿Era así como la habías imaginado en principio: los personajes presentes en la escena todo el tiempo y solo dos camas blancas como parte del diseño escenográfico?

Me cuesta un poco imaginar de verdad esta puesta en escena, porque es una obra que me ha costado trabajar. Me resulta difícil por el tema y por la propia psicología de los personajes. Fulleda me habló hace algún tiempo del montaje de esta obra y me había comentado esta manera de concebir la escenografía. La lectura está cerca de mis expectativas, por supuesto, estoy muy satisfecha con el trabajo. Y bueno, con respecto a la puesta… ya lo veré cuando comiencen los ensayos. El proyecto de Fulleda me parece cercano a lo que hubiera podido haber imaginado.

¿Planes futuros de Liliam Susel Zaldívar?

Pues… escribir, seguir escribiendo. Tengo varios proyectos, varios libros que terminar.

Foto de portada: Cartel de la VI Bienal Internacional de la Escritura de la/s diferencia/s

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