La estrategia de la ilusión: equipos transnacionales en el Clásico Mundial

En el Clásico, el objetivo de cada federación es armar, agotadas todas las posibilidades, el equipo más competitivo posible para dar espectáculo y aspirar al triunfo

Ni asiático ni caucásico, puramente. Una mezcla, al menos, de ambos hay en sus rasgos físicos. Tiene 9 años y le toman un video en un terreno de pelota de su natal California. Soy japonés, dice en perfecto inglés mientras exhibe su traje de beisbolista. En realidad está de cargabates en una serie de exhibición entre jugadores de secundaria nipones y estadounidenses. Ahí conocerá a Masahiro Tanaka y a Yuki Saito, futuros lanzadores de Grandes Ligas, quienes lo ayudarán a abrir las herméticas puertas del templo de los samuráis.

Por eso, casi dos décadas después, aparece en otro video en el que reúne a sus compañeros en el dugout y, con un traductor a su lado, les transmite que deben liberarse y jugar relajados luego de la victoria de la noche anterior. Termina su discurso con unas efusivas palabras en japonés mientras todos aplauden y sonríen.

Tatsuji, como el de su abuelo, es el segundo nombre de Laars Nootbaar (1997). Su madre es japonesa, y en el quinto Clásico Mundial de Béisbol se ha convertido en el primer jugador no nacido en el país que representa al Samurai Japan. Debutó en 2021 con los Cardenales de San Luis y en 2023 voló hasta el jardín central de la tierra de sus ancestros maternos. Batea de primero en una de las tandas más potentes del evento.

Lars Nootbaar (al centro) se convirtió en el primer jugador no nacido en Japón que representa al equipo nipón en un evento internacional. Foto: Daniel Shirey/WBCI/MLB Photos via Getty Images.

Mientras arengaba a sus compañeros de equipo, en la banca contraria estaba su colega de los pájaros rojos Tommy Edman, representado Corea del Sur. Tiene una historia paralela a la suya, con la diferencia de que Edman es infielder.

Nootbaar, que tiene de holandés y alemán por parte de padre, ha roto la tradición japonesa a golpe de talento e identificación con la cultura nipona. En el partido de cuartos de final se enfrenta a Italia, un equipo colmado de peloteros con su misma condición.

Desde el primer Clásico Mundial, Italia apostó por combinar jugadores italoamericanos que se desempeñaran en el circuito MLB con lo mejor de lo nacido en la península. La leyenda Mike Piazza, quien ahora los dirige, era el bateador designado de la escuadra, en la que destacaban además los ligamayoristas Nick Punto, Frank Cattalonoto y Chris Denorfia (coach de tercera en 2023). Para 2013, eliminaron a México y Canadá y pasaron de ronda por primera vez con los jóvenes y luego estrellas en MLB Antonny Rizzo y Brandon Nimo, y con el primer pelotero nacido en Italia que debutó en la gran carpa: Alex Liddi.

Tres años más tarde, los empresarios Carmine Gangone y Joe Quagliano creaban la Fundación Italoamericana de Béisbol (IABF), que se asoció rápidamente a la Federación Italiana de Béisbol y Softball. La IABF apuesta por el crecimiento de la pelota en Italia y promueve becas y showcases para el desarrollo de jóvenes peloteros en el país.

Mike Piazza, director de Italia, se siente muy feliz por el equipo, “por esos chicos que eligieron representar un país a causas de sus abuelos, padres o madres”. Foto: Mary DeCicco/MLB Photos via Getty Images.

A pesar de la derrota ante Japón por el pase a semifinales, Piazza se siente muy feliz por el equipo,por esos chicos que eligieron representar un país por causa de sus abuelos, padres o madres”. Piensa que es algo grande para el béisbol en Italia.

En noviembre de 2022, doce jugadores italoamericanos que formarían parte de la escuadra, integrados al circuito MLB, visitaron la península junto al cuerpo de dirección y oficiales de la IABF, para conocer el lugar por el que estaban jugando y construir una conexión con la tierra de sus ancestros. Fueron al terreno de pelota de Arezzo, Toscana, y compartieron con jugadores locales.

La selección resultó una mezcla en la que se integraron jugadores como Matt Harvey y David Fletcher (quienes debutaban con Italia) y Alberto Mineo y Claudio Scotti, dos veteranos de muchos años en la escuadra azzurra. Alrededor de veinte jugadores nacidos en Estados Unidos formaron la base del equipo transnacional, que representó a los casi 60 millones de italianos y los más de 18 millones de italoamericanos.

Casi por espacio de 9 innings parecía que veíamos a los actores o personajes que conforman el universo cinematográfico de Scorserse, El Padrino o Los Soprano, solo que estos se dedicaron al béisbol y no al hampa y el crimen. La comunidad italoamericana tiene una conexión con su lugar de origen sin necesidad de desplazarse del sitio en que radican; como muchas otras diásporas, mantienen costumbres a miles de kilómetros de distancia.

Cuando los jugadores italianos se embasaban, realizaban de manera exagerada el gesto de juntar los dedos de la mano y batirlos hacia delante, un clásico de la cultura italiana. Foto: Mary DeCicco/MLB Photos via Getty Images.

Al representar a Italia, en este caso mediante el béisbol, incurren en lo que el investigador Glick Shiller llama “modos transnacionales de pertenencia”, con la participación del emigrante en la vida social de su país de origen. Hay una doble identidad que no es problemática para el individuo, pero se hace problemática por causa de la categorización que hace el entorno: debes ser lo uno o lo otro.

Esto nos lleva a la óptica de nación entendida como espacio imaginario que no se limita a las fronteras terrestres o marítimas del sitio de nacimiento de cada cual. Que suma la mezcla y el trasiego por encima de la pureza y lo estático. La nación como estado del espíritu y del hacer cotidiano.

Si regresamos al plantel comandado por Piazza, hay otro elemento que sobresale, y es la manera de celebrar cada conexión de jit: cuando los jugadores se embasan realizan de manera exagerada el gesto de juntar los dedos de la mano y batirlos hacia adelante, clásico de la cultura comunicativa italiana; si bien en el deporte no es un gesto típico de celebraciones sino de reclamaciones o inconformidad. Los peloteros lo practican como quien levanta una bandera de italianidad.

A la vez, más que de equipos europeos, los festejos del equipo recuerdan los de escuadras latinas, cuyos atletas comparten vestuario en el circuito MLB con estos italoamericanos. Conexión con el origen y contaminación con el entorno habitual.  

En la primera fila de los palcos bajos del LoanDeport Park, su madre boricua, su hijo pequeño y un par de amigos observan el debut del lanzador Marcus Strooman con Puerto Rico. El hombre que hace seis años, vistiendo la camiseta de Estados Unidos, los derrotó en la disputa del cetro, ahora les da su primer triunfo de la justa y es su carta elegida en el partido de cuartos de final ante México.

Marcus Stroman, primer jugador que compite bajo dos banderas en el Clásico Mundial. Foto: Rob Tringali/WBCI/MLB Photos via Getty Images.

Strooman tampoco es el mismo lanzador que en 2017 fue MVP del torneo, pero vino con la disposición de representar a la patria de su progenitora. Así se ha convertido en el primer jugador que compite bajo dos banderas en el Clásico Mundial. Las reglas del evento propician los equipos transnacionales, de la que no escapan ni las grandes potencias del béisbol caribeño: que tu madre o tu padre sea ciudadano del país al que quieres pertenecer es suficiente; asimismo, con tener los requisitos para una futura residencia o ciudadanía en determinada nación también te hace elegible.

En el caso de Republica Dominicana, Manny Machado nació en Miami y Vladimir Guerrero Jr. (quien estaba disponible para la segunda ronda) en Montreal, pero ambos se sientes quisqueyanos, para poner ejemplos de dos de sus estrellas. Pero en este grupo de la muerte, el caso extremo es Israel.

El diamante en la Sinagoga

Los orígenes del béisbol en Israel se remontan a los emigrantes estadounidenses que llevaron el juego en los años 70. Para diciembre de 1986 fue fundada la Asociación de Béisbol de Israel para el desarrollo de la pelota. Hoy día cuentan con 6 ligas alrededor del país integradas por jugadores entre 5 y 50 años. El pasado año se inauguró el Ezra Schwartz Ballpark in Ra’anana y pronto se espera la culminación del Estadio Nacional en Beit Shemesh junto a la remodelación del Sportek Field en Tel Aviv.

Los pasos de Israel en el escenario internacional comenzaron en el clasificatorio al Clásico Mundial del 2013. Ahí los dirigía un recién retirado de la MLB, Brad Ausmus, y un joven Joc Pederson jugaba el cuadro.

Joc Pederson, estrella de MLB, ha representado a Israel desde hace una década. Foto: Rob Tringali/WBCI/MLB Photos via Getty Images.

En 2019, por primera vez llegaron a una final del campeonato europeo de béisbol. Assaf Lowengart, el líder empujador del torneo, fue uno de los 8 jugadores producto de las academias de béisbol israelitas que participaron en la lid.

Ian Kinsler, quien fue campeón en 2017 con Estados Unidos, una vez retirado de la MLB, se integró al equipo judío que por primera vez participó en unos Juegos Olímpicos y ahora debutó en este Clásico como manager. Un roster donde la mitad tiene experiencia en MLB. En este equipo, cada persona eligible para ser ciudadano israelita, según las leyes del país, puede participar: con tener al menos un abuelo judío o estar casado con una judía es suficiente. Pederson, la estrella del conjunto, fue fundamental para el reclutamiento de todos estos judíos americanos distribuidos por varias organizaciones de Grandes Ligas.

Después de ser el equipo eléctrico de 2017 al derrotar a Corea del Sur y Cuba y terminar 6to lugar, el reto en esta edición fue mayor al (des)emparejarse en el grupo D la muerte junto a Puerto Rico, Venezuela y Republica Dominicana. Por ello, quisieron contar con la mayor cantidad de estrellas posibles: Harrison Bader y Mike Mikkolas estuvieron hasta última hora como posibles integrante del roster, pero por lesiones o decisión personal no pudieron. Aunque solo un atleta de este conjunto nació en Israel (el resto en Estados Unidos) existe una relación cultural, ancestral y religiosa con esa tierra.

Israel logró una victoria en el V Clásico Mundial, pero no pudo repetir su actuación del 2017. Foto: Rob Tringali/WBCI/MLB Photos via Getty Images.

Por otra parte, sí se integró al cuerpo técnico el ex big leaguer Kevin Youkilis, participante en el Clásico del 2009 con Estados Unidos, pero ni la suma de peloteros establecidos en la gran carpa con prospectos del circuito fue suficiente para que los judíos sobrevivieran este reto solo soñado por algún nazi trasnochado.

Sin embargo, el béisbol en Israel se desarrolla y en 2025 serán por primera vez la sede del Campeonato Europeo de la disciplina.

¿Hasta el rey Carlos juega pelota?

El primer juego del que se tiene registro en el Reino Unido ocurrió en Walton Thames, a mediados del siglo XIX, y estuvo presente el entonces Príncipe de Gales. La primera liga de béisbol británico se fundó en 1890 y la federación nació casi 100 años después, en 1987. La liga nacional de béisbol es el mayor nivel de la pelota en Gran Bretaña, de la cual forman parte 7 equipos. Luego de luchar por clasificar en las ediciones de 2013 y 2017, los británicos llegaron a Arizona para participar en el grupo C del Clásico.

En los últimos dos años, según las cifras de MLB, el número de peloteros en el Reino Unido se ha incrementado en un 20 %. A la pregunta de que si genera desarrollo llevar equipos sin mayoría de nacidos en el país que representan la respuesta es sí. También. Por las características especiales del Reino Unido, habría que detenerse en varios puntos.

Su condición de Estado Unitario, junto a las reglas del torneo, hace que los británicos tengan más de donde elegir en aras de conformar el equipo más competitivo posible. Foto: Rick D’Elia/EFE.

Primero, tiene catorce territorios de ultramar, todos ellos vestigios de lo que fue el Imperio británico. Carlos III continúa estando a la cabeza de la Mancomunidad de Naciones y siendo jefe de Estado de cada uno de los Reinos de la Mancomunidad. Estas personas de países de que forman la Mancomunidad se vuelven elegibles para representar a Gran Bretaña en este evento.

Por eso predominan los jugadores nacidos en Bahamas o con padres de esa isla caribeña pero que viven en Estados Unidos como es el caso de Trayce Thompson, el hermano Clay, el basquetbolista de Golden State Warrios. El lanzador Akeel Morris nació en Islas Virgenes americanas, pero su madre es de Antigua, otro país de la Mancomunidad. Por su parte, Alex Webb es originario de Surrey, Canadá (lo mismo pasaría con un atleta australiano o neozelandés, por ejemplo)

Mientras el serpentinero Tyler Viza nació en Edimburgo, Escocia. El pitcher abridor con mayor experiencia en MLB que ha representado a Gran Bretaña es Vance Worley y su madre nacida en el Hong Kong británico lo hace elegible.

El lanzador Donovan Benoit hizo su primera actuación con el equipo británico en el clasificatorio de Regensburg, Alemania en 2022. Nacido en Key West, es seleccionable por su madre británica.  Así ocurre con la sensación del equipo, el aventurero Harryson Ford, segundo prospecto de la organización de los Marineros de Seattle. Aunque es originario de Atlanta, sus padres son británicos. Sin embargo, los jugadores de posición Matt Koperniak y Michael Petersen nacieron en Londres.

Su condición de Estado Unitario, junto a las reglas del torneo, hace que los británicos tengan más de donde elegir en aras de conformar el equipo más competitivo posible. Foto: Daniel Shirey/WBCI/MLB Photos via Getty Images.

Su condición de Estado Unitario, junto a las reglas del torneo, hace que tenga más de donde elegir en aras de conformar el equipo más competitivo posible. En cada batazo sólido los británicos se toman una tasa de te encima de la base…

Aprovecho esta pausa para realizar un apunte del equipo de “Holanda”. Desde 2012, el Reino de los Países bajos tiene aproximadamente a 100 peloteros formando parte de algún nivel del béisbol profesional americano. La mayoría jugadores con ascendientes de Aruba o Curazao, islas que son estados constituyentes del Reino de Países Bajos y todos poseen pasaporte neerlandés.

¿Un charro pinareño?

México incluyó en sus filas para esta lid al jardinero pinareño Randy Arozarena. El cubano salió de la isla en 2015 en una balsa rumbo a la nación centroamericana y ahí continúo y consolidó su sueño de ser un grandesligas. Las excelentes actuaciones con los Tampa Bay Rays y su deseo de representar al país que lo acogió en un momento determinado de su vida lo tienen vestido de verde y rojo y con un sombrero de charro en la cabeza. Primer bate y líder ofensivo de la llave C, Arozarena, quien en ningún momento fue llamado por la Federación Cubana de Béisbol, ha hecho buena la frase de Pau Donés, el fallecido director de Jarabe de Palo: “en lo puro no hay futuro, la pureza está en la mezcla…”.

Randy Arozarena fue el principal jugador de México en el V Clásico Mundial de Béisbol. Foto: Daniel Shirey/WBCI/MLB Photos via Getty Images.

Una mezcla de lo puro que en Cuba no acaba de cuajar aún. Después de las dos primeras derrotas en la fase de grupos, en las redes sociales muchos comenzaron a cuestionarse si era pertinente haber traído a algunos big leaguers desarrollados como peloteros en Cuba.

Recuérdese que somos un país que aún se resiste a romper la representatividad en la Serie Nacional (un equipo por cada provincia) cuando hace años la practica demuestra que es insostenible. La Federación Cubana de Béisbol aceptó primero, porque no había más remedio, la pequeña apertura (con algunas limitaciones). Después de llegar a semifinales, celebró un resultado que hace años prometía una integración entre los peloteros que forman parte de lo que llamo, con permiso de Juan Antonio García Borrero, el cuerpo deportivo de la nación cubana.

Este cuerpo deportivo cubano, como el italiano, israelita o británico, no solo incluye a los nacidos en Cuba, sino además a hombres y mujeres de raíces cubanas. En MLB destacan muchos cubanoamericanos. ¿Cuándo habría posibilidad de contar (disposición mediante) con J.D. Martinez, Carlos Rodón, Nolan Arenado (aunque juegue por Estados Unidos ahora) o Nick Castellanos?  

Por primera vez en la historia, Cuba reunió en un equipo nacional a jugadores emigrados con contrato en MLB, pero todavía puede agotar más posibilidades para presentar una escuadra más competitiva. Foto: Yuki Taguchi/WBCI/MLB Photos via Getty Images.

Es el evento de más fuerza a nivel de selecciones en el béisbol. Aunque es vitrina para algunos peloteros jóvenes o veteranos que desean regresar al Big Show, el objetivo de cada federación es el de armar, agotadas todas las posibilidades, el equipo más competitivo posible para dar espectáculo y aspirar al triunfo o la permanencia en la próxima edición.

Esperemos que algún día un Laars Nootbaar cualquiera pueda decir en inglés, japonés o la lengua que sea que es cubano, que se siente cubano y pueda dar una arenga en el dugout con un uniforme rojo y azul de cuatro letras.

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