Remigio Leal, 56 años y contando

Cuando “El gorrión del Quimbo” se suba nuevamente a la lomita con la chamarreta de Trasnos, en Galicia, estará rompiendo todos los récords de longevidad de los que se tenga noticias por un pelotero cubano, con casi 56 años en las espaldas.

Remigio Leal con la camiseta del club Trasnos, en Vigo, donde jugará a la edad de 56 años. Foto: Xoan Carlos Gil/La Voz de Galicia

Remigio Leal con la camiseta del club Trasnos, en Vigo, donde jugará a la edad de 56 años. Foto: Xoan Carlos Gil/La Voz de Galicia

Satchel Paige fue el pelotero más longevo en pisar un terreno de Grandes Ligas cuando en 1965, a los 59 años de edad y después de 12 temporadas retirado, lanzó tres entradas con el uniforme de los Medias Blancas como homenaje a los peloteros de las Ligas Negras.

Entre los cubanos, Orestes “Minnie” Miñoso salió de emergente también vistiendo los colores de las Medias Blancas cuando contaba con 54 años de edad.

Se tienen noticias de que el lanzador capitalino nacido en Guanajay, Jorge Luis Machado, está lanzando en Francia, a la edad de 55 años, con el club Expos de Ermont de la segunda división de ese país.

Remigio Leal: jugar pelota a los 54 años

Pero el caso del pinareño Remigio Leal es insólito, al hacerlo de forma ininterrumpida por 31 años desde que comenzó a las Series Nacionales, allá por el año 1988.

El próximo 8 de junio, cuando “El gorrión del Quimbo”, como muchos lo conocen, se suba nuevamente a la lomita con la chamarreta de Trasnos (Serie A) en la vieja ciudad de Vigo, Galicia, estará rompiendo todos los récords de longevidad de los que se tenga noticias por un pelotero cubano, con casi 56 años en las espaldas.

Cuando aún lanzaba en las series nacionales, a los 35 años de edad, un día recibió castigo ofensivo en un partido y su querido padre, ya fallecido, le rogó que se retirara para no sentir pena delante de sus amistades. No imaginaría jamás que su hijo, veinte años después, aun se mantendría encaramado en el box dominando a sus rivales.

El currículo de Remigio necesita hojas extras. Ha lanzado en Japón, Nicaragua, España, Italia y Francia. Tiene colgado en su altar medallas de oro y trofeos en demasías. Recuerda en especial el campeonato con el club León, en Nicaragua, de donde tuvieron que sacarlo a escondidas por la euforia de los aficionados capitalinos, que se resistían a la derrota de su favorito conjunto.

Ganador de dos Ligas españolas, una Copa del Rey y de campeonatos europeos, la labor de Leal fue fundamental en la clasificación de España para el III Clásico Mundial de Béisbol.

Elegido el mejor lanzador en múltiples ocasiones en su carrera, hoy lo podemos encontrar en el aeropuerto internacional de Barcelona en diferentes turnos de trabajo, pero siempre sin descuidar su condición física.

Remigio Leal. Foto: Cortesía del entrevistado.
Remigio Leal. Foto: Cortesía del entrevistado.

“Se me hace un poco difícil el entrenamiento por la complejidad de mi trabajo, pero siempre intento mantener mi disciplina en los ejercicios”, le confesó a OnCuba.

“La recta todavía me llega a las 80 millas, pero la mezclo con las sliders y el cambio de velocidad, basándome en el control”, añade.

“La preparación física es fundamental para un lanzador. La voluntad lo es todo. Sigo haciendo siempre mis carreras de resistencia y de velocidad alternando en la semana. Trabajo con las ligas y las pesas además de usar la pelota medicinal y lanzo durante tres días a la semana, dos veces desde distancias largas y una de cerca”, confiesa.

“El Quimbo” continúa abriendo su cofre de secretos a las nuevas generaciones: “Desde pequeño siempre me gusto correr, el atletismo fue el primer deporte que practiqué y ahí fui creando una base. La fuerza del brazo depende de la fuerza que tengas en las piernas, otra cosa fundamental es el estiramiento, me levanto todos los días por la mañana y estiro mis músculos por espacio de 15 minutos antes de empezar a trabajar y, además, he tenido la gran suerte que jamás me he lesionado, nunca. Eso me ha dado también la posibilidad de entrenar al por ciento que he querido para poder rendir en cualquier lugar donde he estado”

El ahora cerrador, jugador de nueve Series Nacionales con foja de 53-38 y 4.16 de promedio de limpias, no quiso despedirse sin darle un consejo sincero a las nuevas generaciones de lanzadores cubanos.

“Tienen que ser muy humildes, esta profesión es una carrera de resistencia, gana el que más empeño tenga, el que más ame los colores del equipo que está defendiendo”.

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