Francia derrumba el sueño de Marruecos

Con goles de Theo Hernández y Randal Kolo Muani, Francia avanzó a la final de la Copa del Mundo y defenderá su título ante Argentina el próximo domingo.

Francia superó a Marruecos en la semifinal del Mundial de Qatar 2022 tras un partido muy parejo. EFE/EPA/Noushad Thekkayil

El niño marroquí puede llorar en las gradas del Al Bayt Stadium un 14 de diciembre. Aunque ahora no lo entiende, ese es un amargo privilegio que no tuvieron 28 chicos de otros países que lloraron antes. Quizá demore en procesarlo, pero sufrir por la derrota 2-0 ante Francia en una semifinal de la Copa del Mundo resulta jodido y hermoso, una situación que hace solo un mes parecía más absurda que la caída del sultán en su país.

Han caído contra la Francia que abre con Fofana, su quinta opción en el medio campo, y todavía así no baja tanto el nivel; la Francia que tiene a Mbappé, que es como tener a un comodín, a un joker, siempre en la mano, o en el pie, o en el campo —el que completa el mazo es Messi, está de más decirlo—, al que le rompen los tacos, hace de la línea de banda una canal y sentencia el juego cuando ya todas las cartas se viraron sobre el verde.

La Francia de los que se quedaron ante la Marruecos de los que regresaron (entrenador incluido). Y Regragui de inicio se equivocó como no había podido hacerlo en todo el torneo: si la mezquita existe y es hermosa, para qué reforzarla con otro bloque, otro adorno. La línea de cinco con el capitán Saiss, tocado, de líbero, le costó la acrobacia goleadora de Theo y un cambio en 20 minutos.

La vuelta al molde original los hizo más sólidos en el campo, y al fin de la primera parte ya era el mismo equipo por el que hinchan los magrebíes de Madrid, de Turín, de Milán, todos los árabes de Europa, los de la península arábica y cualquier fanático que prefiera a los equipos menos fuertes, a pesar de que el equipo sea de Leones. 

Amrabat y Ounahi volvían a ser los señores del desierto que desatan la tormenta de arena para que Boufal, Hakimi y Ziyech llegaran en remolinos al área gala. Pero entre Varane y Konaté (que también es como la cuarta variante en la zaga de los europeos) campearon cualquier temporal apoyado en la seguridad de Hugo Lloris.

Hubo dudas al inicio de Qatar con las lesiones de Pogba y Kanté, los mediocampistas fundamentales de Francia en el título de Rusia 2018. Para avanzar ahora contaban con Adrien Rabiot, un jugador descartado por Deschamps hace cuatro años, y con el debutante Tchouaméni, el nuevo fichaje exorbitante del Real Madrid. Y Florentino Pérez compró caro y a tiempo. Caro lo que le da el “8” a los galos en recuperación y salida, clave para aguantar a Inglaterra y sol ante Marruecos, Quita, lanza, abre, tranquiliza. Es un poco Paul y un poco N´Golo, y un poco él. Después de la exhibición de Aurelian en la Copa, su ficha estaría prohibida.

Marruecos lo intentó con todo el rojo de la grada, pero la paciencia y tranquilidad de Francia neutraliza a cualquier bestia. Fríos y azul metal son los dirigidos por Deschamps, no importa si otro tono luce en las camisetas. Derrumban. Así juegan y así ganan.

La épica llegó lejos a Qatar, pero los goles también entienden de lógica y de clases. La élite irá al oro y los locos, los inesperados, a luchar el bronce. Una final inédita. Aquello que estaba deseando ocurrir llegará el domingo: los dos mejores (jugadores) del torneo frente a frente. Francia buscará repetir la hazaña de Italia (1930 y 1934) y Brasil (1958-1962) y ganar dos torneos de manera consecutiva. Argentina buscará quebrar una maldición de 36 años. Lo único seguro es que habrá un escudo con tres estrellas a partir del día 18.

Como mismo ocurrió en Rusia 2018 con el Bélgica-Inglaterra, el partido por el tercer lugar será entre selecciones que compartieron grupo. Croacia y Marruecos se volverán a ver las caras. Quién sabe si el 17 de diciembre retorne un metal a toda África. El niño marroquí podrá volver a llorar el sábado en las gradas del estadio de Doha. Bendito él, a quien sí le importará el resultado.

 

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