Hugo Franco en París 2024: lugar 17 y la cabeza en alto

El arquero pinareño se despidió del certamen olímpico después de su segunda incursión en la fase de duelos directos, cuando buscaba incluirse entre los 16 mejores.

El arquero cubano Hugo Franco durante la ronda de matches de los Juegos Olímpicos de París 2024. Foto: Ricardo López Hevia.

El arquero cubano Hugo Franco durante la ronda de matches de los Juegos Olímpicos de París 2024. Foto: Ricardo López Hevia.

El sueño olímpico del arquero Hugo Franco en París 2024 terminó este miércoles en la ronda de 32. Pero, siendo justos, su resultado no puede ser minimizado. 

Quizá el hecho de haber conseguido puntuación inédita para un cubano en la fase de ordenamiento de estas citas multiplicó las expectativas. Sin embargo, se sabía que su camino sería difícil y que tendría que lidiar no solo contra sus rivales, sino también con la presión, la falta de experiencia olímpica y hasta con la sombra de quienes le antecedieron en las lides.

Para él, sin embargo, lo principal era dar el máximo posible, fuera de cualquier comparación.

“Yo no competí aquí para mejorar la actuación de Juan Carlos Stevens—quinto en Pekín 2008—, porque mi ambición será siempre en ganar una medalla”, sentenció el pinareño a la prensa acreditada de la isla poco después de cerrar su destacada actuación en la capital francesa.

 

El camino

Al campo de competencia en la explanada parisina de Los Inválidos llegó Franco con el propósito de avanzar hasta donde le dieran las fechas, y puede que la ilusión le haya dado el empuje necesario para solventar el primer obstáculo, personificado por el mexicano Bruno Martínez.

Flecha a flecha Hugo fue moldeando su victoria, tras un inicio parejo. Se hizo necesario extender el pulso hasta el límite, pero el cubano terminó imponiendo una maestría que ha ido creciendo a la par de cada reto enfrentado. El favorable marcador de 7-3 fue una señal alentadora.

Sin embargo, el rumbo se torció en la siguiente presentación contra el chino Yan Wang. Le ganó cómodo en la andana inicial, pero en lo adelante el asiático —mejor posicionado en el escalafón del orbe— ajustó tan bien sus disparos, que nunca bajaron de nueve sus puntuaciones.

La pizarra final marcó un 6-2 favorable a Wang, mientras el cubano debía tomar rumbo a la puerta de salida. No obstante, se marcha con la cabeza en alto, ocupando el puesto 17, para igualar la tercera mejor actuación histórica de Cuba en las pruebas olímpicas de tiro con arco.

“Me voy con la buena sensación de haber participado en unos juegos olímpicos y que di lo mejor de mí. A veces las cosas no siempre salen como uno espera, pero siempre me llevo lo positivo”, comentó poco después de su último disparo. 

El arquero cubano Hugo Franco durante la ronda de matches de los Juegos Olímpicos de París 2024. Foto: Ricardo López Hevia.
El arquero cubano Hugo Franco durante la ronda de matches de los Juegos Olímpicos de París 2024. Foto: Ricardo López Hevia.

Consideraciones y experiencias

El arquero de la isla reconoció que, si bien se incluyó en la élite de este deporte, en escenarios como estos definen los detalles, y uno de ellos es la capacidad de lidiar mejor con la presión.

“Se que estoy preparado para competir en este nivel, pero tengo que seguir trabajando para controlar mejor mi mente y mi cuerpo”, aseguró a la prensa.

“En el tiro con arco no se trata de que si haces habitualmente buenas puntuaciones ya eres un ganador. Al máximo nivel hay favoritos, un grupo en el que cualquiera puede ganar, solo depende de cómo se comporte cada uno en la competencia”, sentenció.

En la misma cuerda se pronunció su entrenador, Reyter Téllez, convencido de que su pupilo cuenta con el talento suficiente para competir en los escenarios más exigentes.

“Está en excelente forma, hicimos una buena preparación, pero se definió en los detalles, en la presión, algo que se controla con la experiencia, con más competencias”, explicó el estratega.

Lo cierto es que el hecho de que un arquero cubano haya regresado a un torneo olímpico puede considerarse como un sólido paso, y que haya competido como lo hizo Hugo en la capital francesa, justifica cierta esperanza.

Puede que París sea el punto de partida de una ruta que a la vuelta de unos años tenga un final más feliz.

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