Industrialicidio

El estadio Julio Antonio Mella, de Las Tunas, fue una trampa mortal para los Leones de Industriales. Foto: Rey López / Periódico 26.

El estadio Julio Antonio Mella, de Las Tunas, fue una trampa mortal para los Leones de Industriales. Foto: Rey López / Periódico 26.

Parecía que Industriales volvería a pelear por un título de Cuba, luego de años de tropiezos y decepciones. Que de la mano del polémico Víctor Mesa, el color azul podría conquistar la Isla como antaño y alimentar el menguado orgullo de sus fanáticos.

La respuesta de la afición, que abarrotó el Latinoamericano en la semifinal contra Las Tunas, fue un empujón anímico para los Leones, y los melenudos respondieron con un par de victorias que los puso a solo un paso de la final.

La Habana confiaba en sus peloteros, creía. Pero los Leñadores se encargaron de bajar a los capitalinos de la nube. Alevosamente.

El estadio Julio Antonio Mella fue una trampa mortal para los Industriales. Primero con una remontada histórica –la tercera en la semifinal– que heló la sangre azul de los habaneros y puso a delirar a los de Las Tunas.

La victoria del miércoles (6 x 3, tras llegar debajo al octavo inning) cortó las alas a los azules, que llevaban la ventaja psicológica y deportiva luego del jonrón de Eriel Sánchez.

Fue la antesala del derrumbe, un mazazo –o mejor, un hachazo– que astilló el ánimo de los Leones y los hizo caer como un castillo de naipes frente a la exultante confianza de sus rivales.

Rafael Viñales, opacado en todo el play off, volvió a creer en sí mismo después de su jit decisivo. Yosvani Alarcón, maniatado por los pitchers azules, se llamó a capítulo y dejó todo para el séptimo juego.

La suerte estaba echada. Aunque Víctor Mesa y sus Industriales no lo sabían. O tal vez sí.

El tiro de gracia llegó de la peor manera. De la mejor, desde la perspectiva de Las Tunas. Por lechada, por nocaut.

En una movida sorpresa, Pablo Civil le dio la pelota al refuerzo holguinero Luis Ángel Gómez y este le regaló una joya sobre el montículo. El cachorro, que no había tirado en la postemporada, amarró corto a los Leones y dejó claro por qué fue el sublíder de carreras limpias en la serie (2.25), con un WHIP de 1.07.

Cuando los de La Habana dieron muestras de vida, sacó la casta y pintó de ceros la pizarra. Solo cinco indiscutibles y una base por bolas toleró el zurdo, mientras las caras se hacían cada vez más largas en la cueva de Industriales.

Sus compañeros de uniforme fueron la otra cara de la moneda. Crecidos, con la autoestima por el cielo, salieron a comerse vivos a los Leones. Y se los comieron.

Foto: Rey López / Periódico 26.
Foto: Rey López / Periódico 26.

Freddy Asiel Álvarez, abandonado por la suerte en toda la campaña, tampoco se hizo ahora justicia y salió cabizbajo de la lomita. El naranjiazul aguantó a duras penas –errores de su cuadro incluidos– hasta el estacazo de Alarcón abriendo la quinta entrada, que dio ventaja de cinco a los Leñadores.

Con el jonrón del cuarto bate tunero –en noche de gala: de 4-4 con tres empujadas–, se ahogaron las últimas esperanzas azules. El naufragio se consumaba.

Lo que vino después fue la clásica leña del árbol caído. Los Leñadores no pararon de cortar hasta dejar marchitos a los Industriales. Otras tres carreras en el quinto inning y dos más repartidas entre sexto y séptimo –con un triste desfile de lanzadores azules– confirmaron un fuera de combate que hundió en el silencio a la afición capitalina.

Aunque Danel Castro, clave en las victorias previas de Las Tunas, se fue esta vez en blanco, los del hacha marcaron 13 jits, con 3 dobles y par de vuelacercas –el segundo, del renacido Viñales– y aprovecharon las costosas pifias de los Leones.

El veterano Andrés Quiala y el refuerzo camagüeyano Alexander Ayala, desbordado en la semifinal, fueron también protagonistas con el madero.

El hachazo final fue más que simbólico. El veloz Yunieski Larduet ancló en el plato tras un atrevido corring desde segunda base, ante el impotente tiro de un histórico de los Industriales: el inicialista Alexander Mayeta. El Mella se vino abajo.

Las Tunas vence a Industriales

Ahora los Leñadores irán por el sueño mayor frente a los Alazanes de Granma, los vigentes campeones. El estadio de Las Tunas será, la tarde de este sábado, el escenario inédito del primer duelo entre dos equipos orientales por la corona de Cuba.

Con lo hecho ante los azules, el equipo de Pablo Civil es el favorito sentimental de muchos en la Isla. Ir en busca de su primer gallardete refuerza el vínculo con los aficionados, más allá del Balcón del Oriente.

Enfrente tendrán un hueso bien duro. Un conjunto que ya descabezó gigantes el año pasado y quiere galopar de nuevo a su antojo. Por lo pronto, los Alazanes llegarán descasados a la final, tras liquidar en cinco juegos a los sempiternos aspirantes Cocodrilos de Matanzas.

La porfía promete ser dura.

¿Y los Industriales? Tocados otra vez en su orgullo, no les queda otra que guardar la derrota en el fondo del closet. Tirarla allí donde están ya otras remontadas en contra como las de la Aplanadora santiaguera. Rumiar el dolor y levantar la cabeza porque, al menos, volvieron al cuarteto de avanzada. Y pensar desde ahora en la serie que viene. Con o sin Víctor Mesa.

El inquieto manager, que ya no sabe a qué conjuro o deidad apelar, volvió a quedarse corto y algunas de sus decisiones están en la picota. Como su insistencia con Vladimir García o sus movimientos en el lineup. Pero sería injusto darle todo el crédito por la derrota. Sus Leones, a fin de cuentas, fueron domados a puro hachazo.

Muchos, dentro y fuera de La Habana, querían una final en Latino. Por el morbo y la pasión que despierta. Por el rugido profundo del Coloso del Cerro. Pero el Latino, que preparaba ya su traje de gala, tendrá que esperar otro año para vestirse.

El azul de Industriales está hoy teñido de luto.

Resumen del juego (Tomado de beisbolencuba.com)

 

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