Los Piratas quieren conquistar otra isla

Foto: Periódico Victoria

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La Isla de la Juventud está encendida. Anda embriagada de tanta complacencia. Le ha llegado su hora, pasaron mucho tiempo empotrados en el muro de los lamentos, quedándose siempre a un tramo de la cúspide. Hoy gozan de lo lindo, en pocos días pelearán por la corona nacional. Un suceso que ha revolucionado al terruño, lo ha puesto patas arriba de tanta euforia, de tanta algarabía.

En Nueva Gerona, en La Fe, en Argelia, en La Demajagua, da lo mismo el pedazo de tierra que sea, todo gira alrededor de los Piratas, de la nave filibustera en que se ha convertido el plantel de Rodríguez Pantoja. “Han contagiado al pueblo, bueno, a estas altura no se sabe quién contagió a quien, si el pueblo a nosotros o nosotros al pueblo”, lanza vía telefónica para OnCuba el ex serpentinero Gervasio Miguel.

Foto: Periódico Granma
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“Cuando uno ve como esos muchachos se han entregado, el amor a la camiseta que tienen y las ganas de hacer feliz a su pueblo, te dan ganas de hacerles un monumento”, termina Gervasio, uno de los serpentineros insigne del béisbol en el municipio especial.

La Isla ha resurgido como ave fénix. Rozaban la raya roja de la clasificación cuando asomaba las postrimerías de la temporada regular, muy pocos contaban con ellos. Llegaron a la recta final y desbancaron a los históricos de Pinar del Río e Industriales, a estos últimos propinándoles una soberana barrida en su propia casa del Cerro.

Con la gallardía de los equipos chicos, de los minimizados, de los que nadie apuesta un centavo a su favor, salieron a enfrentar al favorito Matanzas. Nuevo fracaso para los vendedores de presagios. Clavaron la bandera pirata en la ciénaga del Girón y en su puerto del Cristóbal Labra.

Foto: Periódico Victoria
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“Es increíble en lo que sea transformado este estadio. Es una caldera, la bulla del público es insoportable, pero se disfruta mucho porque nos apoyan. Las gradas siempre están llenas de aficionados disfrazados de piratas, de gente con carteles, con números pintados en la cara. En la calle es igual, casi que no podemos salir, el pueblo nos quiere comer de alegría”, dice Rigoberto Gómez, una de las bujías ofensivas de los isleños en esta postemporada.

El torpedero Alfredo Rodríguez juega por primera vez unos play off. Es habanero y cruzó el Mar Caribe para abrirse un hueco en la nave de los Piratas isleños. Lo ha logrado, incluso, ha sido protagonista con sus engarces en el shortstop. “Sentir todo ese aliento detrás de uno te da fuerza, es imposible fallarle a todo esa gente que nos está siguiendo”.

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Lisandra Palenzuela, periodista de la radio y la televisión en la Isla, me comenta en Facebook: “Desde que iniciaron los play off esto es una fiesta. Aquí no se habla de más nada que no sea pelota. Desde que uno se levanta hasta que uno se acuesta, la comidilla es esa. Esta es la Isla de los Piratas”.

La final añorada ha llegado. Esta vez, contra los tigres de Ciego de Ávila. En juego, el título nacional, la consagración. La Isla es un delirio.

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