Gobierno colombiano busca retomar diálogo y cese al fuego con la guerrilla del ELN

La continuidad de las conversaciones pende de un hilo por la mutua desconfianza entre las partes involucradas, y debido a acciones fuera de los acuerdos pactados.

Pablo Beltrán (d), jefe negociador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), y Vera Grabe (i), jefa del equipo de negociación del Gobierno de Colombia, se saludan al cierre del sexto ciclo de negociaciones de paz entre ambas partes, celebrado en La Habana. Detrás, y Bruno Rodríguez (c), ministro de Relaciones Exteriores de Cuba. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.

Pablo Beltrán (d), jefe negociador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), y Vera Grabe (i), jefa del equipo de negociación del Gobierno de Colombia, se saludan al cierre del sexto ciclo de negociaciones de paz, en La Habana. Detrás, Bruno Rodríguez (c), canciller cubano. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE / Archivo.

Cuando apenas faltan tres días para que venza el periodo acordado de cese al fuego, el equipo negociador del Gobierno de Colombia con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) declaró este miércoles que hará “todos los esfuerzos necesarios” para retomar las conversaciones y renovar el alto de las hostilidades con el grupo insurgente.

La representación del Ejecutivo de Gustavo Petro dijo que su postura responde a las solicitudes de instituciones y numerosas organizaciones y movimientos lo que, según argumentó, constituye un ejemplo de la voluntad de esas entidades de mantener las conversaciones con el ELN, recogió un despacho de la agencia Prensa Latina (PL).

“Hemos escuchado el llamado desde los territorios y desde muy diversos ámbitos de la sociedad para que reanudemos nuestros diálogos y renovemos el Cese al Fuego Bilateral, Nacional y Temporal, y haremos todos los esfuerzos necesarios para que esto ocurra”, apuntó la comunicación.

Uno de los llamados a los que alude la delegación gubernamental fue divulgado por la Conferencia Episcopal de Colombia, que instó a continuar los esfuerzos de construcción de paz.

Viaje al corazón del frente Domingo Laín del Ejército de Liberación Nacional (ELN) | CAMBIO

El llamamiento de la Iglesia Católica, una de las instituciones que acompaña los diálogos entre el Gobierno y el ELN se difundió en un momento de tensión entre las partes negociadoras.

Asimismo, otras instituciones entre las que están el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE), la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos y los representantes de las curules de paz, también pidieron que se trabaje para renovar el cese al fuego.

Fin del alto el fuego

A la medianoche del próximo sábado 3 de agosto de 2024 se suspenderá el cese al fuego bilateral entre el Gobierno y la guerrilla del ELN, recordó Otty Patiño, consejero de la oficina para el Alto Comisionado para La Paz de la Presidencia de la República.

Patiño agregó que “depende mucho de cuál sea la decisión del ELN,  si va a emprender un camino de paz o no”.

Según versiones oficiales, hasta el momento no han cesado las extorsiones e intimidaciones a las comunidades por el grupo insurgente, en medio de una tregua que ayudó a mitigar los graves efectos del conflicto armado en departamentos como Norte de Santander, Arauca, Antioquia y Nariño.

Por su parte, una carta del ELN sostuvo que la mesa de diálogo no puede estar sujeta a los “vaivenes” de los discursos del jefe de Estado, por lo que le piden claridad al Ejecutivo.

La crisis en las pláticas tuvo su origen en abril de este año, cuando irrumpió una disidencia al ELN: el frente Comuneros del Sur, que opera en el estado de Nariño.

Esa organización desobedeció las órdenes del Comando Central del ELN y decidió buscar su propio proceso de paz, de carácter regional, “una osadía que contó con el visto bueno del Gobierno”, afirmó el alto mando del grupo insurgente surgido en 1964.

Según Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, más conocido por su alias Antonio García,  jefe máximo de la guerrilla, la supuesta disidencia hace parte de un entramado de la Inteligencia Militar para debilitar al ELN, una acusación que ha sido rechazada por el Gobierno colombiano.

El 30 de mayo la organización insurgente puso cuatro condiciones a su contraparte para descongelar las conversaciones: retirar al ELN de la lista de Grupos Armados Organizados (pues según ellos son un movimiento rebelde no mafioso), materializar el Fondo Multidonante para financiarlos a cambio de cesar el secuestro, suspender los acercamientos con el frente Comuneros del Sur y frenar las operaciones ofensivas del ejército y grupos paramilitares en su contra. 

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