El juicio a Trump en Manhattan: la mesa está servida

Pesan sobre él 34 cargos de falsificación de registros comerciales para encubrir pagos de reembolso a su exabogado y testaferro Michael Cohen.

Donald Trump en el Tribunal Supremo de Nueva York, hoy, 30 de mayo de 2024. Foto: EFE/EPA/Justin Lane.

Donald Trump en el Tribunal Supremo de Nueva York, hoy, 30 de mayo de 2024. Foto: EFE/EPA/Justin Lane.

Un jurado integrado por siete hombres y cinco mujeres de Nueva York comenzó ayer a deliberar sobre el primer caso penal contra un presidente estadounidense.

La tarea consiste en determinar si los fiscales de Manhattan han logrado demostrar, más allá de toda duda razonable, que Donald Trump falsificó registros comerciales con la intención de cometer u ocultar una conspiración y así influir ilegalmente sobre las elecciones presidenciales de 2016.

El expresidente, en efecto, está acusado de 34 cargos de falsificación de registros comerciales para encubrir pagos de reembolso a su exabogado y testaferro Michael Cohen, quien una vez aseguró que recibiría con gusto una bala dirigida a su exjefe.

Cohen testificó que Trump le ordenó hacer un pago de 130 mil dólares a la actriz Stormy Daniels a fin de que no hablara públicamente sobre haber tenido relaciones sexuales con Trump durante un torneo de golf en California. Como en los otros casos penales y no penales, el acusado se ha declarado no culpable. Es su derecho.

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Ahora bien, según la ley de Nueva York, un delito menor de falsificación de registros comerciales se convierte en grave si se vincula a otro. En otras palabras, para declarar culpable a Trump, los jurados deben determinar que no solo participó en la falsificación de esos registros, sino que también lo hizo para cometer u ocultar otro. En este caso, específicamente, que violó la ley estatal para influir en una elección por “medios ilegales”.

Esos “medios ilegales” incluyen violaciones de la Ley Federal de Campañas Electorales, la falsificación de otros registros comerciales y violaciones de leyes fiscales estatales y federales.

Los fiscales han alegado que los acuerdos de Trump para obtener silencio con el editor del National Enquirer, David Pecker, equivalían a contribuciones de campaña ilegales hechas con el propósito de influir en las elecciones.

El veredicto del jurado debe ser unánime. Para declarar a Trump culpable, el jurado debe aceptar que él “personalmente o actuando en conjunto con una persona u otras personas, hizo o contribuyó a facturas falsas” y lo hizo con la intención de defraudar, y que conspiró para influir en las elecciones por esos “medios ilegales”.

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“Todo lo que hicieron el señor Trump y sus secuaces en este caso estuvo envuelto en mentiras”, dijo el fiscal Joshua Steinglass al final de la jornada. “El nombre del juego era el ocultamiento, y todos los caminos conducen ineludiblemente al hombre que más se benefició: el acusado, el expresidente Donald Trump”.

Por su parte, el abogado del expresidente, Todd Blanche, les aseguró a los jurados todo lo contrario: que las pruebas de la fiscalía eran tan débiles que debían emitir “un veredicto de no culpabilidad muy rápido y sencillo”.

El juez Merchán

Ayer, miércoles 29 de mayo, el juez Juan Merchán dedicó alrededor de una hora a instruir al jurado acerca de las leyes que operan en los cargos contra el expresidente, empezando por explicarles términos y frases clave como “intención” y “prueba más allá de toda duda razonable”. Merchán guió a los miembros a entender los 34 cargos contra Trump, incluído cómo cada uno se relaciona con los documentos mostrados como evidencia en el juicio.

Finalmente, les recordó que eran los únicos responsables de sopesar las pruebas y testimonios, y que su veredicto en un sentido u otro no debe basarse en especulaciones, prejuicios, simpatía o en un intento de evitar rápidamente un “deber desagradable” después de seis semanas en el tribunal.  

Esas instrucciones son en gran medida de rutina, pero han sido manipuladas y vapuleadas por actores y medios pro Trump. Comentaristas conservadores, políticos y medios de comunicación como Steve Bannon, Daily Caller, Fox News y los senadores republicanos Josh Hawley y Marco Rubio, reaccionaron rápidamente a la noticia y condenaron tanto el juicio como la labor del juez Merchán en esa clausura.

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Sin embargo, muchos expertos legales aseguran que sus 55 páginas de guía al jurado dan un modelo para instruirlos acerca de cómo funciona el sistema legal, lejos de condicionar el voto, como han llegado a afirmar los propagandistas trumpistas en un medio sumamente polarizado y de culto al líder de los republicanos.

“Los jueces utilizan lo que se ha hecho antes y lo que se ha aceptado en el pasado, por lo que no lo hacen desde cero”, dijo Nancy Marder, profesora de la Facultad de Derecho en una Universidad de Illinois. “Así que creo que proporciona una hoja de ruta importante para los jurados una vez que salgan de la sala y comiencen a deliberar”.

Mientras, Trump sigue con su relato mediático cuestionando lo que llama el “sesgo político de los jurados” y proclamándose víctima de una cacería de brujas demócrata. “La Madre Teresa no pudo superar estas acusaciones”, dijo Trump ayer mismo. “Estas acusaciones están amañadas. ¡Todo está amañado!”.

No se sabe a ciencia cierta cuándo estará disponible el veredicto, pero muchos esperan que ocurra este fin de semana o a principios de la próxima.

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