El ejemplo de “Forever Young” y lo que Orishas ha hecho con “Ojalá”

Con el propósito de agitar falsas polémicas, azuzando bandos y partidismos políticos se han tirado por la ventana todos los estándares de justicia y decencia.

Fotograma del video de "Ojalá Pase", de Orishas que incluye fragmentos de la canción "Ojalá" de Silvio Rodríguez.

En 1988 tras sentir la separación de sus hijos por las demandas de trabajo, el gran cantante británico Rod Stewart compuso la bella canción “Forever Young”. Antes de estrenarla, un miembro de su equipo notó que entre el título (dos palabras) y la cuestión central del amor a los hijos había importantes similitudes con el tema homónimo de Bob Dylan.

Al notar esas similitudes, Stewart tuvo la inmediata delicadeza de contactar a Dylan y conversar sobre el tema. Los equipos de Dylan y Stewart llegaron al acuerdo de compartir las regalías y Stewart donó a un fondo de caridad su parte de las ganancias. Todos ganamos con dos grandes temas.

Este ejemplo de cómo las personas decentes y educadas, de cultura y buenos modales resuelven las discrepancias que trae la vida viene a cuento de la polémica que ha desatado la nueva canción del grupo Orishas, pues el tema incluye una buena parte del ya clásico de Silvio Rodríguez “Ojalá”.

En su prestigioso blog Segunda Cita, el trovador ha catalogado la acción de Orishas de “parasitismo” y “flagrante violación de los derechos de autor”. Silvio aclara que no fue consultado al respecto de la inclusión de su texto en la canción de marras.

Es lamentable que haya sido así, que Orishas no haya seguido los patrones apropiados de comportamiento, pues si Silvio Rodríguez ha dejado una huella indeleble en el arte de Cuba como nación y mas allá de las fronteras, Orishas, distancia aparte, ha tocado la fibra de lo cubano y su entorno, con una fusión de géneros, admirada por muchos.

Incluso si se tratase de incorporar un texto de la canción de Rodríguez intentando una resignificación, ¿por qué no seguir el paradigma de Stewart con Bob Dylan y consultarlo?

Peor que lo ocurrido entre los artistas y las canciones, ha sido la reacción en las redes sociales y la esfera pública digital donde con el propósito de agitar falsas polémicas, azuzando bandos y partidismos políticos se han tirado por la ventana todos los estándares de justicia y decencia.

Un grupo de descontentos con la trayectoria política –por cierto, compleja y matizada– del gran poeta que Silvio Rodríguez es, la han emprendido con improperios contra quien es el dueño indiscutible de la letra entonada por la cantante Beatriz Luengo e incorporada al tema de Orishas, “Ojalá pase”.

Los autores de “Isla Bella”, una composición que toca la fibra patriótica del cubano dondequiera que esté, deberían tomar distancia de esa gentuza macartista que en el pasado también atacó a Yotuel por definirse como “procastrista” en una entrevista para Cubaencuentro en 2002 y hablar con orgullo de su almuerzo (de Orishas) con Fidel Castro. Con esa jauría sin escrúpulos, que ni siquiera entiende los matices de lo que Ruzzo definió como “critica social constructiva” haciéndole la defensa, los autores de “A lo cubano” no necesitan adversarios. Fueron esos mismos los que la emprendieron contra el concierto por la paz organizado por Juanes en La Habana y todos los que en el participaron, incluidos Orishas.

Daniel Patrick Moynihan, que además de embajador norteamericano en la ONU, bajo Nixon, fue uno de los senadores demócratas de mayor calado intelectual, autor de varios libros de análisis social, aclaraba que “uno tiene derecho a su interpretación, pero no a sus propios hechos”.

Empecemos por estos últimos que son indiscutibles. “Ojalá” fue escrita por Silvio Rodríguez, e interpreten lo que quieran los partidarios políticos de la nueva canción de Orishas por su denuncia al gobierno cubano, en el arte y en la vida, existen consensos éticos y mandatos legales que guían o deberían guiar nuestra vida social.

Fueron esos estándares los que inspiraron el paradigma que Rod Stewart siguió y que en lo posible Orishas debería emular. Una onza de elegancia en la disculpa vale más que una libra de bravuconeo. El mundo no es el circo politiquero de los sitios web del anticastrismo intransigente.

Orishas y cualquier cubano tiene derecho a la discrepancia política y a denunciar a los que desde su perspectiva “trancan el dominó”.

Existe un número considerable de cubanos que disiente, discrepa y tiene derecho a disputar legítimamente al Partido Comunista de Cuba para gobernar un país del cual también son ciudadanos. No se trata de renunciar a las ideas propias o a los motivos y sentimientos que pueden asistir a los cultivadores de la fusión hip-hop con la música tradicional cubana; es, simplemente, que lo ajeno se respeta.

En cierta forma, el uso por Orishas de la letra tan conocida de “Ojalá”, que por cierto tiene trayectoria en la relación de Rodríguez con el público a la caza de códigos disidentes, es un reconocimiento al hecho de que la historia de la canción en Cuba tiene mucho que contar en la huella poética que Silvio ha dejado. Es posible, en la mejor de las interpretaciones, que los integrantes de Orishas simplemente pensaran que estaban haciendo ese homenaje a su manera. Sucede que Silvio Rodriguez, el autor, no fue consultado ni lo interpreta así.

Hay que elegir y hay que enmendar. Tener ese gesto gallardo de una disculpa hacia Silvio dejaría embarcada a toda la gavilla anticastrista. No respeta a la soberanía de Cuba y comulga con la intervención ilegal, con las sanciones crecientes bajo la Ley Helms-Burton. Esa morralla no cree en estándares internacionales de derecho y justicia ni para organizar oposición política, ni para recibir fondos con transparencia ¿Qué les van a importar los derechos de autor?

Totalitarismo no es solo la censura que el gobierno cubano ha practicado y que Ruzzo denunció por tener “presencia física prohibida en las emisoras de radio grandes y en televisión por motivo del primer disco“.

Totalitarismo es también la campaña para imponer a los cantantes, de Gente de Zona por ejemplo, una militancia anti castrista como prueba de fuego para vivir y ejercer su arte en Miami.

Totalitarismo es poner las posturas políticas, las a favor y también las en contra del gobierno, por encima de las filiaciones familiares que, desde una obra clásica como Antígona, el arte reveló como derechos naturales. Es pedir para los opositores o para el gobierno, licencia para ejercer la violencia y el acoso contra aquellos que no les son incondicionales. Es expulsar de su trabajo a alguien por sus ideas políticas discrepantes del PCC y también el aparato macartista que acusa, excluye, se ocupa y preocupa de llamar a los trabajos de los que no comulgamos con su extremismo en Estados Unidos para asustar. Son las denuncias anómimas sin evidencia, como las de “agentes comunistas”, que también se han hecho contra Orishas, que no se resuelven en un tribunal dando la cara.

En un contexto polarizado como el cubano, apoyarse y reproducir la intransigencia es fácil, la grandeza de Orishas estaría en tener el coraje de pactar, disculparse y encontrar con Silvio una solución.

Si Silvio no lo aceptase, pues retirar la canción o enmendarla dando otro texto a la bella voz de Beatriz Luengo. De nuevo, vayamos a los hechos: “Ojalá” es una canción de Silvio Rodríguez no de Orishas. “Que perder a veces es ganar/que la vida viene con su plan”.

El desarrollo político implica construir una cultura no partidista de estándares. La fórmula de “para mis enemigos, la ley; para aquellos con los que concuerdo, lo que quieran” no lleva a un estado de derecho.

¿Qué dirían los militantes en el ataque contra Silvio Rodríguez si mañana un cantante comprometido con el PCC usa el mismo número de estrofas que usa de “Ojalá” la canción de Orishas en un homenaje a Fidel Castro con letras de “Mi tierra” de Gloria Estefan?

De seguro que los mismos que defienden el todo vale contra el castrismo se rasgarían las vestiduras ante el plagio.

La resignificación de temas clásicos como “Forever Young” de Dylan, “Ojalá” de Silvio o “Mi tierra” de Estefan son válidos, si como ocurrió con Rod Stewart se opera con apropiados modales y dentro de estándares aceptados de civilidad. Lo otro no es arte, sino gesto fácil a la grada, carne roja a la jauría. Orishas tiene el talento y también la responsabilidad de ser mejor que eso. Ojalá.

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