Descemer Bueno: Un bolero que te salve la vida

Fotos: Reno Massola

Que Descemer Bueno es un artista imprescindible en el panorama musical cubano actual, lo demuestra, en primera instancia, el tumulto inquieto de personas que este martes 26 de diciembre, mucho antes de las ocho y media de la noche, merodeaba dispuesto a todo las afueras del Teatro Mella.

Descemer es uno de esos nombres que los cubanos comunes conocimos un poco tarde, porque es uno de los compositores que se hizo popular en el país de rebote, o no de rebote, pero sí de regreso, cuando internacionalmente ya había triunfado por amplia mayoría.

En un escenario seductoramente ambientado –íntimo y simbólico-, este mulato virtuoso de seis pies de altura se divirtió como un muchacho y provocó momentos de verdadera complicidad. Con un espectro amplísimo de invitados -tan amplio que la aguja se movió desde Haila hasta Santiago Feliú-, Descemer cantó lo que debía cantar. Temas antológicos como I wanna fly with you y todos sus éxitos recientes, ampliamente difundidos, con sobrados méritos, por radio y televisión. Cosa rara, pues lo que menos hace falta hoy para que la radio y la televisión te difundan es calidad artística.

Pero volvamos al concierto. Descemer hizo bien en posponer para otra ocasión el telúrico repertorio de Yerbabuena. El Mella es un teatro maravilloso –yo lo prefiero por encima de cualquier otro-, el Mella, incluso, es capaz de arrojar sobre las piezas teatrales mediocres o los cantantes de pésima voz un velo de piedad, pero no sirven sus pasillos, ni sus exteriores, para bailar y soltar amarras con el desentendimiento que merece el Descemer africano, el Descemer de los tambores, de Changó y del rayo en el cielo. El Descemer ancestral de la salud y el desenvolvimiento.

No hubo puntos bajos entre los invitados. No Kelvis Ochoa, por supuesto. No Luna, con su voz demoledora. No Baby Lores, en su afán reivindicativo post reguetón –Lores no me molesta, en lo absoluto. Xiomara Laugart soltó sus tacones.Santiago Feliú, el gran Santiago, cantó Sé feliz de un modo tan ronco y personal que hizo a buena parte del público olvidar el tocayo suyo –Álvarez- que llevábamos dentro.

Descemer Bueno es, entre los cubanos, el mejor compositor de boleros contemporáneo. Capaz de meter en música esta línea: “si el intento se evapora yo seré ese humo”. O esta otra: “la sensación que me trae tu olor en el viento es común a la calma”. Versos entre versos, listos para topar en cualquier ring poético.

Ha de saberse que el sentimiento que no quepa en un bolero no es sentimiento, y que sea lo que sea que uno está sintiendo, alguna vez, en alguna vitrola inexistente, algún bolerista muerto ya lo cantó.
 

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