Lauren, la hermosa

Lauren Bacall

Lauren Bacall murió la semana pasada en su casa, víctima de un derrame cerebral. Como me ha pasado más de una vez con artistas que me placen particularmente, me enteré tarde de su muerte. Me quedé en casa dos días, descansando, leyendo, cargando pilas… sin revisar periódicos ni ver noticieros. Y cuando ya estaba a punto de regresar al trabajo, Lester me dio la noticia. Lauren Bacall era una de mis actrices preferidas. La vi por primera vez en Cómo casarse con un millonario, en la que compartía roles protagonistas con Betty Grable y Marilyn Monroe. Fue un amor a primera vista. Todo el mundo tenía que ver la rubia Marilyn, pero a mí me gustaba más la pelirroja Bacall. Me gustaba su manera de mirar, su fuerte personalidad, el tono bien coloreado de su voz. Y sobre todo, me gustó su belleza. Una vez en el preuniversitario se discutía sobre las mujeres más hermosas del cine. Yo no solía participar en esos debates, pero me animé. Dije: “la más bella es Lauren Bacall”. Se rieron en mi cara: “¿Quién coño es esa?” Nadie la conocía, nadie había visto alguna de sus muchas películas. Ignoraron mi opinión. Ganó Salma Hayek, que es sin dudas una mujer hermosa. Lauren Bacall ni siquiera fue considerada. Y yo no tenía ni una sola foto que apoyara mi propuesta.

Esto me decía mi padre de Lauren Bacall: “Las actrices de ahora no son como las de antes. Hay algunas muy buenas, algunas regulares y muchas bastante malas. Pero les falta personalidad, empuje, misterio. Hoy por hoy no hay ninguna como Lauren Bacall, que no tenía que abrir la boca para impresionar. Solo su mirada encantaba. Pero no era solo eso: era la forma de moverse, de caminar, de subir las cejas… Era esa voz profunda, matizada. Ha habido muchas mujeres hermosas en el cine, ha habido incluso muchas actrices mejores que Lauren Bacall… pero pocas, yo diría que ninguna, ha sido más hermosa que ella. Cuando yo era un jovenzuelo todo el mundo estaba enamorado de María Félix y de Marilyn Monroe, pero yo siempre preferí a Lauren Bacall. Sabía que su belleza iba a ser para toda la vida; cuando vi Asesinato en el Orient Express, donde ya estaba durita, seguía siendo hermosa. Yo te lo digo, no he visto muchas películas con ella, pero las tres o cuatro que he visto me bastan”. Muy de cuando en cuando ponían películas con la estrella en Historia del Cine. Mi padre me avisaba: “en esa trabaja Lauren Bacall, la veremos juntos aunque tu madre no quiera que te acuestes tarde”. Ya ven cuáles son los orígenes de mi pasión por la Bacall.

La última película donde vi a Lauren Bacall fue Dogville, de Lars von Trier. Después de esa hizo algunas más, casi siempre con papeles especiales. De Dogville he escrito alguna que otra vez, la película me marcó tremendamente. Salí del cine conmocionado. Creo que es la película de Lars von Trier que más me ha sacudido. Fui a verla sin saber a ciencia cierta qué iba a ver. Solo sabía que estaba protagonizada por Nicole Kidman. La gran sorpresa fue encontrar allí a la Bacall, en un personaje a la altura de su leyenda. Alguien me dijo que no le había gustado lo que había hecho allí y terminamos discutiendo: a mí su actuación me pareció exquisita. “A ti lo que te pasa es que estás enamorado de esa anciana” —se volvieron a reír en mi cara. Pensé: es probable. Pero de todas formas, me encantó reencontrarla. Cuando fui a mi casa le comenté a mi padre: Lauren Bacall ha regresado. Le conté la película y mi padre me dijo: “Creo que no me va a gustar, eso más bien es como ver teatro en el cine”. Pero yo sé que a él le hubiera encantado ver a su amor de juventud, aunque fuera una anciana venerable, aunque interpretara a una anciana conflictiva… Ahora Lauren Bacall ha muerto. Mi padre murió hace más de un año. Todo va siendo pura memoria…

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