Sagua, la grande

Puente del triunfo

Puente del triunfo / Foto: Carolina Vilches.

En Isabela de Sagua ya no entran vapores, grandes barcos procedentes de las principales ciudades del continente. El que fuera uno de los más importantes puertos de la Isla, es ahora sencillamente un enclave pesquero. Hubo un tiempo, hace unas cuantas décadas, en que ahí desembarcaban viajeros de medio mundo, y después seguían camino a Sagua la Grande, en tren o subiendo a embarcaciones más pequeñas por el río Undoso.

Sagua, por aquellos años, era una de las villas más prósperas de Cuba. Sigue siendo una ciudad relevante, la segunda de la provincia de Villa Clara pero, hay que reconocerlo: la mayoría de sus glorias está en el pasado. La ciudad se aferra a su historia (que es rica, pletórica de acontecimientos) y no se resigna a la decadencia.

Sagua todavía es un significativo centro agroindustrial. Basta caminar por las calles para verificar la pujanza de antaño: el centro histórico atesora construcciones de alto valor arquitectónico, la mayoría de los primeros años del siglo XX. El impulso de reconstrucción que anima a otras ciudades patrimoniales del país no parece reinar en Sagua, aunque el paseante todavía puede admirar la grandeza del entorno. Sagua la Grande no parece un “pueblo del interior”: es una urbe consolidada, con mucha “personalidad”. El sagüero lo sabe y se enorgullece, aunque a su paso encuentre a veces edificios en ruinas.

Iglesia de la Inmaculada Concepción en Sangua la Grande
Iglesia de la Inmaculada Concepción en Sangua la Grande / Foto: Carolina Vilches.

La lista de celebridades nacidas en esta ciudad puede llegar a ser abrumadora. Dos nombres se disputan la condición de Hijo predilecto: Wifredo Lam, el más reconocido de los pintores cubanos, y Joaquín Albarrán, urólogo de fama mundial. Pero hay más, muchos más: el escritor Jorge Mañach; los músicos Rodrigo Prats, Enrique González Mántici y Ramón Solís; el cantante Antonio Machín; el pelotero Víctor Mesa; el pintor Alfredo Sosabravo; la actriz Asenneh Rodríguez; el fotógrafo Peter Henry Emerson; la doctora Concepción Campa Huergo; el senador Melquíades Martínez… Forman una legión de personalidades que han ubicado a la ciudad en el panorama universal.

A finales de 2011, el centro histórico de la ciudad fue proclamado Patrimonio Nacional. Todas sus edificaciones están ahora protegidas por la ley. El trazado de Sagua la Grande es casi perfecto, las calles son amplias, los edificios –en buena medida– monumentales… Imperio del neoclásico, del eclecticismo distinguido, la urbe reserva sorpresas al que recorre sus calles: iglesias macizas y elegantes, palacetes de ensueño, casas señoriales… El Undoso, río calmo, la atraviesa con una placidez aristocrática. Desde el gran puente de hierro, si uno mira sus márgenes, solo ve árboles. Parece un paisaje campestre.

Pero ahí mismo la ciudad late, uno siente el rumor sordo del tráfico y los sonidos de la cotidianidad. Sagua la Grande sigue tan viva como siempre. Respira.

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