La falta de preservativos y sus silenciosas consecuencias

El desabastecimiento de preservativos esconde riesgos altos para la salud pública cubana que no deben ser tomados a la ligera.

Foto: tomada de Centro Ararat (online).

El pasado 4 de julio OnCuba publicaba sobre la falta de preservativos en la provincia de Santi Spíritus. Según reportaba un medio del central territorio, desde marzo del año pasado el MINSAP no lo abastecía de condones a la localidad. En esa ocasión, de un plan de más de 2.8 millones de unidades solo llegaron a la provincia 54 mil.

Según el medio, los preservativos están garantizados, únicamente, a los llamados “grupos de población clave”, que incluye personas transgénero o trans, hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), personas que practican sexo transaccional (sexo por dinero u otro tipo de compensación) y su pareja y las personas que viven con VIH. A estas personas “se les da un paquete mínimo anual de 21 condones y 10 lubricantes, que no cubre sus necesidades”. Ante la falta de preservativos, a los espirituanos y el resto de la población en la isla no les queda más remedio que adquirirlos a un precio que oscila entre 50 y 100 pesos en el mercado informal.

Desabastecimiento: un problema recurrente

El problema de la falta de preservativos en la isla es crónico o, al menos, recurrente. En la sección “Acuse de recibo”, del 30 de marzo del 2013, el entonces director nacional de epidemiología del MINSAP daba respuesta a dos usuarios, explicando que la falta de preservativos en Holguín y Villa Clara no se debían a “desabastecimiento mantenido” sino a “ausencias puntuales” que respondían a la mayor demanda y cambios en la fecha de caducidad de los que tenían en existencia.  

Un año después OnCuba publicaba sobre la carencia de condones en varias provincias del país. Se mantenían entonces los ya mencionados problemas con el etiquetado, a los cuales hacía referencia el funcionario del MINSAP. En aquel entonces era la falta de personal para cambiar las etiquetas con las fechas de vencimiento lo que enlentecía la llegada del demandado producto a las farmacias.

En enero de 2020 se hizo patente una vez más la crisis de las dos marcas que se comercializaban en la isla: Vigor y Momentos. En aquel entonces, otro reportaje de Juventud Rebelde calificaba a los preservativos de “producto escaso” o de “difícil adquisición” por su “baja disponibilidad en el mercado”. Incluso aludía al condón femenino, que tampoco estaba disponible en la isla, como una alternativa.   

De la vejiga de cabra al látex

Es poco conocido que el condón tiene un día internaciona. Todos los 13 de febrero se le rinde homenaje a esta herramienta de salud sexual y reproductiva, cuya historia tiene miles de años. De hecho, la primera mención a un preservativo se remonta al año 3000 a. C. Según la leyenda, Minos, rey de Creta, usaba una vejiga de cabra para proteger a sus parejas sexuales de su semen, que contenía “serpientes y escorpiones”. Otros cuentan que su esposa, Pasifae, se insertó la vejiga del animal en la vagina para evitar contagiarse con los supuestos animales que Minos portaba en su semen. Ambos recursos equivalen al condón masculino y al femenino en antigüedad.

Mucho más sofisticado y con muestras de ADN del faraón, fue el ejemplar que encontraron el arqueólogo Howard Carter y su equipo en la tumba de Tutankamón. Estaba hecho de “lino fino, empapado en aceite de oliva” y había sido atado a una cuerda que, según los investigadores, colgaba de la cintura del faraón. Al parecer los embalsamadores egipcios se preocupaban por la salud sexual de su rey hasta en la otra vida.

La historia del condón le debe mucho a las ITS (Infecciones de Trasmisión Sexual). En la antigua Roma, el preservativo se hizo popular para evitar contraer la sífilis. Evidentemente, el conocimiento sobre los preservativos de lino se había perdido y se retomó la idea de usar partes de animales para protección, como intestinos y vejigas.

Más de 1700 años después volvieron a usarse las vainas de intestino de cordero en la corte del rey inglés Carlos II. Se cree que el redescubridor del método fue un médico de apellido Condom, al que le debemos el nombre del preservativo. 

Una versión más moderna se debe a Charles Goodyear, quien usó por primera vez el caucho, tanto en condones como en neumáticos. Sin embargo, en la década del 20 del siglo pasado, este material fue sustituido por el látex.

Un problema muy serio

En una encuesta realizada en 2018 en Cuba, que abarcó a casi el 50 % de las personas que viven con VIH/SIDA (PVV) en el país, el 79.9 % de los hombres y el 72.3 % de las mujeres indicaron que no haber usado condón fue la razón por la que se infectaron con el virus. Se trata del 78.4 % de los casos de manera general.  

Para los investigadores a cargo del estudio, si bien resultó positivo que el 81.4 % de los hombres y 78.2 % de las mujeres declararan usar siempre condón en sus relaciones sexuales, fue muy preocupante que una de cada cinco PVV estuvieran expuestas al riesgo de reinfección o de infectar a otros por no protegerse de manera sistemática. En el transcurso de seis años, los investigadores encontraron una disminución en las personas que siempre se protegen. Por su parte, percibieron un aumento en aquellas que declaran usar “eventualmente” el condón. Esto frena las posibilidades de lograr un impacto en la prevención y la morbimortalidad de las ITS.

Por otro lado, como parte de las dinámicas sociales que vive nuestro país, también se encontró que, entre las PVV, el número de las que tuvieron relaciones sexuales transaccionales aumentó en ambos sexos y fue muy superior a las del estudio de 2012. Adicionalmente, el uso del condón estuvo ausente en más del 27 % de los casos donde hubo sexo transaccional. Por último, el 8.9 % de las PVV adquirió alguna infección de trasmisión sexual en el año previo. ¿Tendrá todo esto que ver con la recurrente falta de preservativos?

Incidencia de algunas enfermedades de trasmisión sexual en Cuba

Al analizar el comportamiento de las infecciones de trasmisión sexual más conocidas (blenorragia, sífilis y VIH/SIDA) desde el año 2000 hasta 2020 en Cuba vemos un comportamiento desigual. A principios de siglo la incidencia de la blenorragia era altísima, con cerca de 20 mil casos al año; esta cayó consistentemente hasta 2770 nuevos casos en 2020.

Por otro lado, la sífilis también ha mostrado una tendencia al descenso: de 9199 en el año 2000 a 4520 dos décadas después. Sin embargo, esta enfermedad presentó mínimos de incidencia en el año 2010 con 1445 casos. En cuanto al VIH, el siglo comenzaba con 258 nuevos casos, luego la cifra aumentó de manera preocupante a 764 en 2010. Experimentó una tendencia hacia el descenso en la década pasada, en la que fueron reportados 243 nuevos casos en el año 20201.

En este sentido, no podemos afirmar que la inconstante presencia de preservativos en el mercado haya sido un factor determinante en la incidencia de estas enfermedades. Sin embargo, pudieran haber sido un factor contribuyente en un número puntuales de casos y, sin dudas, su desabastecimiento no favorece a la salud sexual de la población.

Por otro lado, no hay que olvidar que, como vimos en un artículo dedicado a este tema, el VIH/SIDA es la causa de muerte número 22 de nuestro país. Entre los años 2020 y 2021 fallecieron 767 personas con el virus en la isla. Es decir, no es un problema menor de salud.

Más que tres enfermedades

No son solo la blenorragia, la sífilis y el VIH/SIDA, las enfermedades que preocupan y ocupan a las autoridades sanitarias. Las hepatitis B y C también se trasmiten por vía sexual y se relacionan con el cáncer de hígado. En tanto que el Virus de Papiloma Humano (VPH) es responsable del 85 % del cáncer cérvico-uterino, que padecen 21 de cada 100 mil mujeres en nuestro en nuestro país. Ese virus también es la primera causa del cáncer de garganta. Para las hepatitis, el sistema nacional de salud cuenta con una vacuna, pero para el VPH, no.

Vacuna contra el Virus del Papiloma Humano, una deuda de la salud pública cubana

Adicionalmente, las enfermedades de trasmisión sexual no solo afectan la vida de las personas al causar la muerte o provocar la aparición de un cáncer. Estas infecciones tienen un conocido papel en la infertilidad tanto masculina como femenina.

De este modo, la crónica falta de preservativos en la red de farmacias cubanas ha incidido negativamente en la salud púbica en los últimos diez años. Luego de dedicar ingentes esfuerzos a campañas de bien público y educación sexual, el desabastecimiento y los altos precios atentan contra los esfuerzos de las autoridades sanitarias. También inciden en el aumento de las infecciones de transmisión sexual y de otras enfermedades relacionadas, como el cáncer hepático, cérvico-uterino y de garganta.

Además, contribuyen negativamente a la salud reproductiva de los cubanos y las cubanas.   

 


Nota: 

1 Fuentes: Anuario Estadístico de Salud, años 2017 y 2021.

Clamidia trachomatis, un enemigo desconocido

La infección por Clamidia trachomatis es la enfermedad de transmisión sexual (ETS) bacteriana más frecuente a nivel mundial. La OMS estima que en el 2012 se produjeron 131 millones de nuevos casos de infección por clamidias (o clamidiosis) en todo el mundo, con alrededor de 128 millones de casos existentes. Un 10-40 % de las personas con infección por gonorrea presentan también una infección por clamidias.

Se puede contraer la infección por clamidias por las relaciones sexuales vaginales, anales u orales sin protección con alguien infectado. También puede transmitirse de madre a hijo durante el parto. El contacto genital, piel con piel, es un mecanismo claramente establecido de propagación de la clamidia, como lo es también el contacto con los ojos de líquido vaginal o semen infectado. De ahí que el uso correcto y sistemático de preservativos reduzca significativamente el riesgo de infección.

Aproximadamente un 70 % de las mujeres y un 50 % de los hombres no muestra síntomas. Si aparecen síntomas de la infección por clamidias, estos pueden adoptar diferentes formas. Las mujeres pueden notar una secreción vaginal irregular, dolor o sensación de quemazón al orinar, o pueden tener un sangrado después de la relación sexual y entre los periodos menstruales. En los hombres puede haber una secreción del pene, dolor o sensación de quemazón al orinar y, a veces, dolor testicular.

Una infección por clamidias no tratada puede causar complicaciones graves. En las mujeres jóvenes es común ver la inflamación de las trompas de Falopio. Esto puede causar una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI). También puede provocar un embarazo ectópico e incapacidad para tener hijos.

En los hombres los problemas de salud son menos frecuentes. El más común es la inflamación del conducto en el que se almacena y se transporta el semen (epididimitis). En casos raros, esto puede conducir a la infertilidad. El riesgo de padecer complicaciones secundarias puede aumentar con las infecciones reiteradas.

La infección por clamidias puede curarse casi siempre por completo con antibióticos. Se utilizan la Azitromicina, Doxiciclina o alguna fluorquinolona, como la Ciprofloxacina o la Levofloxacina.

 

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