En un elegante rascacielos de la capital ugandesa, un entusiasta disertante describía el éxito de la criptomoneda bitcoin mientras sus ganancias se proyectaban en una pantalla.
“En un año y medio gané con bitcoin más de lo que gané en diez años como maestro”, expresó Richard M. Bagorogo a su audiencia. “Vivo del bitcoin porque conseguir trabajo en este país no es fácil”.
Algunos africanos versados en la tecnología están apostando al bitcoin, la divisa virtual más popular, a pesar de las advertencias de algunos gobiernos, porque consideran que la volatilidad de la moneda es un riesgo menor que los que enfrentan los habitantes de un continente con un alto desempleo.
Muchos de los que invierten en bitcoins son profesionales que quieren complementar sus sueldos, pero hay también millennials sin trabajo que tratan de subsistir negociando la criptodivisa, que no está atada a banco ni gobierno alguno y que, igual que el dinero en efectivo, permite a los usuarios gastar y recibir dinero en forma anónima, o mayormente anónima.
En Kampala, la capital de Uganda, y en otros sitios las presentaciones de figuras como Bangorogo, que predican lo que llaman “el evangelio de bitcoin”, atraen siempre gente.
Una mañana reciente Bagorogo explicó que en una ocasión no pudo matricular a sus hijos en la escuela internacional donde enseñaba porque no tenía suficiente dinero. Ahora, señaló, su estilo de vida cambió: hace poco se fue de vacaciones a Dubai y tiene suficiente dinero como para ayudar a su padre.
No siempre las cosas le fueron tan bien. En África mucha gente directamente no sabe lo que son los bitcoins.
“Cuando traté de meter a mis primos en el negocio, llamaron a mi padre en el pueblo y le dijeron ‘tu hijo enloqueció’”, relató Bagorogo. “Yo estoy fascinado con las matemáticas detrás de la tecnología” del bitcoin, manifestó. “Pero aquí a la gente le interesa el dinero, no las matemáticas, de modo que generalmente me siento con ellos y les muestro cómo retiro mi dinero. Cuando ven lo fácil que es, también quieren bitcoins”.
Bagorogo recomienda a la gente que invierta en alguna de unas dos docenas de “pools” mundiales.
Las facilidades que da esta modalidad de inversión son tales que hay quienes se preguntan si no hay gato encerrado o si se está lavando dinero.
En China, donde se origina buena parte de los bitcoins, el gobierno ordenó cerrar todas las operaciones “mineras” de la criptodivisa en enero. La medida, combinada con hackeos en los que se robaron bitcoins por valor de cientos de millones de dólares de Coincheck, contribuyó a la volatilidad en el valor de una sola unidad de bitcoin, que llegó a cotizarse en 19,000 dólares en diciembre y está ahora por debajo de 9,000.
El banco central de Uganda advirtió que las inversiones en bitcoins y otras divisas digitales “son un riesgo en el que no hay protección para el inversionista ni un marco regulatorio”.
Kenia y Nigeria expresaron inquietudes similares y el año pasado Namibia prohibió oficialmente el uso de criptodivisas en con fines comerciales. Otros países africanos, en cambio, se muestran abiertos a explorar las posibilidades de las divisas virtuales. El año pasado Túnez dijo que lanzaría una divisa digital y Sudáfrica está estudiando la tecnología detrás de la moneda virtual.
A pesar de los riesgos, “no es sabio descartar las criptodivisas en este momento”, opinó Stephen Kaboyo, analista ugandés de la firma financiera Alpha Capital Partners de Kampala. Pero todo aquél que invierta en un “bien altamente especulativo” debe estar consciente de los riesgos, acotó.
En Uganda, donde el ingreso per cápita fue de menos de 700 dólares en el 2016, los usuarios del bitcoin no le temen a su volatilidad. Al menos un restaurante de Kampala acepta bictoins. Su dueña Jennifer Birungi dice que tuvo que ponerlo en el menú para facilitar el empleo de las criptodivisas.
Birungi es usuaria de la plataforma BitPesa, que tiene 6,000 clientes en Uganda, Kenia, Tanzania y Nigeria. Pueden cobrar sus bitcoins en la divisa local, recibiendo dinero en sus teléfonos o en sus cuentas bancarias.
La facilidad de las transferencias es otro elemento atractivo.
“Me gustaba comprar equipo médico online, pero se estaba haciendo cada vez más complicado. Las transacciones online son caras en Uganda, con muchas comisiones”, expresó Moses Semulya, médico de un hospital de Kampala. “Los bitcoin están cambiando eso, todo es más fácil y más rápido”.
EFE / OnCuba