El narcótico de la apatía, que nos va matando.
Fernando Ortiz (1913)
En medio de sus innegables valores y virtudes uno de los lastres dejados por la cultura española en Cuba es la resistencia a solucionar problemas prácticos, sean sencillos o complejos, apelando al clásico “mañana”, una palabra que actúa como un chicle y un pesado fardo sobre la vida cotidiana. La posposición termina actuando como un verdadero muro que los cubanos se colocan encima, construido con los siempre perversos materiales de la desidia, la inercia y el desinterés en actuar positivamente en función de ellos mismos y de los demás.
Ese “mañana”, en efecto, se ha venido extendiendo como una mancha de petróleo y por consiguiente contaminando tanto lo público como lo privado. Contiene de manera implícita un llamado a la contemplación y la inacción, resumido en la idea de no coger lucha porque nada de lo que se haga puede cambiar o solucionar las cosas.
Esto anula la iniciativa propia y coloca a las personas en una especie de limbo en espera de que otros las hagan por ellas… o de que un día caiga nieve en La Habana.
Un corolario es que a menudo lo sencillo se vuelve complejo y lo complejo se simplifica, operación en la que el sector de los servicios lleva la voz cantante. Un académico bostoniano me contó una vez lo siguiente:
Durante mi primer viaje a La Habana, me alojé en un hotel céntrico, de esos impulsados por la mafia durante los años 50. Un día mi esposa y yo bajamos a merendar a la cafetería. Nos atendió una joven camarera, probablemente –según supe después–, graduada de Gastronomía en una escuela de técnicos medios, no muy lejos de allí. Le pedí un helado de rizado de chocolate, pero cuando llegó a nuestra mesa con el servicio me di cuenta de que era solo de vainilla. Pensando que se trataba de un error, la llamé y se lo dije muy cortésmente. Su respuesta me dejó casi en estado de shock. “Lo siento, no es culpa mía” –me respondió–, “es que el chocolate está por allá debajo de la tina y yo acabo de empezarla con su pedido”.
Hoy, machacar al prójimo, parece constituir el pasatiempo nacional.
Un conocido intelectual y político cubano subrayó una vez, en su cumpleaños setenta, que en todas partes la burocracia se ponía en función de las personas, pero que en la Isla ocurría exactamente lo contrario. Los individuos se ven sometidos de ordinario a un complicado y enrevesado sistema de resoluciones, modelos y regulaciones que terminan por hacerles la vida bastante difícil si es que logran atravesar las sucesivas apelaciones a “mañana” debido a un abanico de problemas, siempre justificados: van desde que el responsable está trabajando fuera, o tiene a la mamá enferma, o se encuentra estudiando en la Universidad, hasta la falta de conexión con la red o el agotamiento de planillas y modelos por crisis con el papel.
Lo anterior constituye el sustrato material de la trabazón y la ineficiencia, ladinamente aprovechado por quienes ejercen el poder internalizando la filosofía –proveniente de la picaresca española– de disfrutar la vida al máximo en tiempos difíciles, aplicar la ley del menor esfuerzo y dar de largo.
Desde el ángulo de los dolientes, una amiga escritora bautizó una vez el fenómeno como “técnica retardataria ideal para el recordatorio de dulces progenitoras inocentes”.
El trabajo expresa el sentido de alienación aludido por un pensador judío, en este caso correspondientemente retroalimentada por los vitrales y la luz del Trópico. El salario es al final del día irrelevante y hay que diseñar acciones alternativas para inventar y poder pasar el puente, lo cual consume tiempo.
Apelar a factores externos constituye entonces la estrategia fundamental, de manera que la cuestión recaiga sobre hombros ajenos y no sobre los propios. Ahora mismo recuerdo que no hace mucho tiempo me vi en un intercambio con una compañera de trabajo que afirmaba, enfáticamente, que a la computadora “no le daba la gana” de entrar en la web, tratándola como si fuera una persona con capacidad de discernimiento y actuación propia, pero evadiendo siempre el problema fundamental, que radicaba en sí misma y, en última instancia, en su incapacidad para operar con tecnologías a las que de ahí para atrás no había tenido acceso nunca en su vida.
Tengo la sospecha de que en este punto los cubanos somos también más latinoamericanos de lo que usualmente estamos dispuestos a admitir. Cuentan que una vez, ante una solicitud de un gobierno extranjero de devolver una especie de trofeo, un presidente mexicano de la postrevolución le instruyó a su Ministro de Relaciones Exteriores soltarle a su homólogo un par de líneas de un corrido para dilatar la cosa y, a la vez, tratar de quedar bien: “diles que sí, pero no le digas cuándo”.
Sin embargo, en Cuba además, interviene la cultura del barracón, una de las claves para la sobrevivencia. De acuerdo con Manuel Moreno Fraginals, ese y no otro es el origen de la frase “aquí lo que no hay es que morirse”, que tanto ha permeado y aún permea a la psicología social, y que apela a escapar ante condiciones adversas. Es eso (casi) lo único que vale. O lo más importante.
El inmediatismo, como el béisbol, consume almas: “lo que importa es ganar el partido de hoy, mañana veremos si se puede ganar la serie”.
Honestamente pocas veces he leido un artículo tan parcializado y por tanto tan malo. No digo que esas cosas negativas no ocurran. A mi me han ocurrido similares pero no por eso generalizo. También conozco a trabajadores que a pesar de un salario bajo lo realizan con honor y bien. Con un solo ejemplo de alguien que haga las cosas bien se destruye la tesis del autor. Deberia ser mas cuidadoso en sus planteamientos y tener en cuenta eso.
Yo creo que una de las lecciones más importantes y contradictorias es que desde cualquier tribuna o reunión donde quiera sea, siempre se enfatiza en el cáracter humano de la obra revolucionaria, la necesidad de la prosperidad de la sociedad, el llamado constante al sacrificio en aras de una sociedad mejor en el que nadie quedara desamparado.
Pero en la realidad de los hechos, las intenciones y soluciones humanitaras de las principales obras de la Revolución, que son indudable, han quedado ahogadas en el tiempo. Esta ha sido la variable más burlada al comprometer esfuerzos y sacrificios del trabajador y su familia, para como el horizonte nunca alcanzar la meta, pero no en el sentido del avance, sino todo lo contrario, alejandonos cada vez más de ese futuro que ha inspirado a tantas personas de buena voluntad. Por ejemplo, se anuncio que entrabamos en un periodo especial pero nunca se aclaro que la salida era individual y que los sicologos reclamaran al ciudadano buscar estrategias familiares, cuando debian haber exigido estrategias a la dirección del país y desde allí debían haber creado programas nacionales y territoriales de cambio de mentalidad a la burocracia. Al final nunca se reanimo el sector que trabaja en moneda nacional, cuando se anuncio que las tiendas de recuperación de divisa era temporal para captar la divisa. ¿Donde han metido toda la divisa que iba dirigida a mejorar la vida del trabajador? Ahora el slogan es que esa tienda donde 1 cuc son 24 peso cubanos y los precios de productos báscios tiene margenes especualtivos se le ha llamdo “la tienda de la familia cubana”, que mejor ejemplo de burla y engaño a la clase trabajadora que hizo y hace los mayores sacrificios de vida y de trabajo, donde al parecer no interesa la vida humana de manera integral, no solo como problema de salud
Este articulo ejemplifica al “hombre nuevo” despues de 60 anos de desastre e inmoralidad.
en cuba la corrupcion esta institucionalizada y provocada por un estado incapaz e inmoral.todos y cada uno de nosotros hemos visto como el capitalismo de estado cubano se ha apartado de las grandes mayorias.
Por eso Cuba esta como esta. Todo se deja al futuro luminoso y por ese futuro vale la pena comerse el cable hoy. Solo que ese hoy lleva casi 60 años y el futuro es solo eso: futuro
En el área de los servicios, podría hacerse la apología de la excepción de la norma, pero me temo que, fundamentalmente, en paladares y cafeterías privadas. Según los psicólogos, para resolver un problema lo primero es internalizarlo/concientizarlo. Ese es el rol de la prensa. Con miradas complacientes –y menos con descalificaciones apresuradas– no se llega ni a la esquina de Tejas.
Nadie entendió nada, el artículo va más allá de la situación de los últimos 60 años…aún cuando estos han agravado la problemática. Quizás no sea el más alentador y esclarecedor pero de que es pertinente, sin dudas. Todo esto lo digo desde el respeto, saludos
Excelente…..Concuerdo con tu artículo y con tu comentario!!!!!
Ale: ¡Bingo! Hay cierto tipo de cubanos que se ubican solo en el inmediatismo, ese mismo que menciono al final, y no ven o NO CONOCEN lo que tienen detrás, responsabilidad en última instancia de una educación canija y con serios problemas de funcionamiento.
Pero eso no es lo peor (si cabe) sino el hecho de que opinan con un criterio de autoridad que ni Aristóteles y el famoso magister dixit. No se puede saber quiénes somos si antes no sabemos de dónde venimos.
Gracias por tu lectura tan atenta.
El autor mejora pues es más específico cuando en su comentario defendiendose dice. “Hay ciertos cubanos..” pero sigue sin poder demostrar que su análisis del cubano y de la situacion en Cuba no es parcializado. No queda clara la base cientïfica. Es meramente una opinion personal. Esto que digo son hechos que cualquiera hasta con una educación canija se de cuenta, no hace falta ser un genio para colocar la calidad del trabajo en su propio lugar. Otra sugerencia para el autor es que no le dispare al mensajero pues no vale de nada desacreditarlo si el mensaje es válido.
Primero, el autor no se defiende porque no está ni en una guerra, ni en un ring de boxeo, ni en un tatami. Ni menos le dispara a nadie, porque no es ni militar, ni policía, ni practica tiro olímpico. Apenas aclara su punto de vista y, si le dan chance, lo contextualiza un poquito. Segundo, el autor constata que la palabra “parcializado” se ha utilizado tanto para descalificar, que termina siendo como el combo de la comida chatarra: demasiado colesterol malo y demasiadas burbujitas en el líquido con que se baja. Igual que esa otra, “científico”, que suele remitir a un lastre positivista travestido de marxismo (soviético), pero que se pega en algunos emisores impenitentes como el musguito en la hiedra. Tercero, el autor –que no va a escribir un Doctorado sobre este tema, pero lo ha estudiado en sus determinaciones y pensadores históricos, incluyendo Don Fernando Ortiz–, no se limita por lo mismo a sus “opiniones personales” y aquí mismo da por terminada su incursión en este juego de abalorios porque otros han recibido su mensaje, y le interesa más la línea recta que la oblicua.
Caramba usted cita a Don Fernando y titula su artículo igual que él en una serie de trabajos, uno de los cuales dice más o menos que la metralleta americana evitó que el cubano matara con el machete al otro.
Hum… mala memoria!
Angel,
Desafortunadamente, la tozuda realidad de los ultimos veintitantos años ha llevado a muchos (mi incluido) a priorizar los planes personales por encima de ese futuro horizonte que parece que nunca llega. Solo miro a ambos lados del arbol genealogico de mi familia(abuelos, padres e hijos) y solo veo esfuerzos y sacrificios a diestra y siniestra para un futuro mejor que cada dia, honestamente, esta mas lejos. Me acuerdo muy bien cuando a principios de los 90’s alguien se puso a hablar del futuro de la biotecnologia en Cuba y como esta promisoria industria nos iba a sacar del hueco en que habiamos caido. Sin negar los avances y productos que se han logrado, esta industria, por si sola, no es capaz de lograr ese milagro. Por lo menos, no hasta el presente. Tampoco la famosa prevision de que en el transcurso de un X periodo de tiempo ibamos a estar recibiendo unos 10 millones de turistas me sono realista; solo otra promesa mas para crear un falso optimismo. Nada diferente a lo que hacen politicos de todos los signos en otras latituades. Asi que por esa razon, mi confianza en la capacidad del gobierno cubano para guiar el pais fuera de el atolladero que estamos, al menos para mi, esta entredicho. Falta celeridad, valentia y claridad en el rumbo. Sobran justificaciones y faltan acciones.