Los cubanos son sumamente apasionados para discutir de política y de béisbol, dos temas en los que hay poca cultura del debate.
He tomado la decisión de hacer caso a las recomendaciones que he recibido de parte de algunos participantes a lo largo del tiempo. Así que recogiendo sus criterios elaboré una lista de las personas que no podrán publicar más sus opiniones.
Todos los cubanos que viven en Cuba y tienen opiniones favorables a la Revolución porque seguramente se trata de “agentes de la seguridad especializados en navegar por internet para expresar criterios que justifiquen cualquier acción del gobierno”.
Y a los que escriben desde la isla en contra del sistema también porque me aseguran que “lo hacen desde el cibercafé de la embajada de Estados Unidos. Copiando y pegando en Internet artículos difamatorios con el fin de generar opiniones desfavorables”.
Quedan eliminados además los cubanos que desde el extranjero defienden el socialismo porque algunos me explican que “son unos farsantes que se refugian en el capitalismo, en busca de la abundancia material que no encontraron en su país”.
No publicaremos más los comentarios de los cubanos que viven en el extranjero y atacan al gobierno porque “no se quedaron a luchar y ahora, desde lejos, les exigen a sus compatriotas que hagan lo que ellos no tuvieron el valor de hacer”.
Especial censura tendrán los ciudadanos de otros lares que atacan a la Revolución, ellos “deberían preocuparse Afganistán, donde asesinan miles de personas. Cuba es un asunto de los cubanos y nosotros resolveremos nuestros problemas sin que nadie se inmiscuya”.
Y para ser justos también eliminaremos a los extranjeros que defienden el socialismo tropical porque “no saben de lo que hablan y desconocen los sufrimientos del cubano. Además, si tanto les gusta por qué no se van a Cuba a vivir de la libreta”.
Tampoco debería seguir escribiendo Fernando Ravsberg, que “se cuida de no ofender al gobierno para seguir viviendo la buena vida en Cuba con las libras que le pagan en Londres”. Un dinero que para otros “lo condiciona a buscar defectos en la revolución”.
Cambiar la mirada
El problema es que al terminar de enumerar a los descalificados me encuentro con que el blog podría desaparecer y con él un rinconcito donde hablar, desde diferentes ópticas, sobre la realidad cubana. Así que volví a hacer la lista pero esta vez para incluir a:
Los cubanos que desde Cuba expresan opiniones a favor de la revolución. Ellos son personas que, a pesar de las dificultades que viven cotidianamente, creen que existen más aspectos positivos y a todos nos debería interesar saber cuáles son.
También aquellos ciudadanos que desde la isla escriben en contra del gobierno porque son capaces de expresar sus criterios aunque estos no sean del agrado de las autoridades. Además de que permiten contrapesar las opiniones del grupo anterior.
Sumaremos por supuesto a los emigrados que hoy viven en otras naciones y a pesar de eso defienden el socialismo. Aunque se hayan ido, reconocen los logros de la sociedad cubana y tienen el contexto para compararla con otros países.
Y a los cubanos que critican al sistema desde el extranjero, son gente que aunque hayan logrado el sueño de vivir en una sociedad diferente no olvidan a su patria e insisten en pedir los cambios que creen que harían de Cuba un país mejor.
Daremos espacio a los extranjeros que atacan a la revolución porque al fin y al cabo si les interesa más Cuba que Irak o Afganistán están en su pleno derecho, el ciberespacio es para todos y según Jose Martí no hay más patria que la humanidad.
Pero entonces habrá que oír a los ciudadanos de otros países que defienden el socialismo cubano, ellos tienen derecho de opinar sin tener que montarse en un avión junto a sus padres, hermanos, esposas, hijos y amigos para venir a vivir en Cuba.
Finalmente reivindiqué también mi derecho a seguir escribiendo los post porque, teniendo la opción vivir tranquilo y sin meterme en problemas, me convertí en una especie de sparring que un día ataja los golpes de la esquina azul y el otro los de la roja.
La realidad de una y otra lista no cambia en lo más mínimo, solo cambia la percepción que tenemos de quienes participan de este pequeño debate semanal. Por eso tal vez podríamos empezar a rebatir las ideas con argumentos y sin descalificar a la persona.
Deberíamos aprovechar este post para conversar sobre como conversar, dejando de acusarnos unos a otros de “batistianos” o “esbirros de Castro”. Expongamos nuestros criterios sobre cómo dialogar sin ofender ni excluir al que piensa diferente.
En teoría todos estamos de acuerdo, unos aseguran que el socialismo garantiza la participación del pueblo y los otros dicen que la democracia occidental es la única que brinda libertad de expresión. Pues llevemos a la práctica nuestros discursos empezando por nosotros mismos.
OnCuba comparte el más reciente post de Fernando Ravsberg en su blog Cartas desde Cuba. Ravsberg es corresponsal de la BBC en la isla hace más de dos décadas. En nuestra próxima edición impresa publicaremos una entrevista a este periodista quien hace unos meses confesó que su compromiso está “con la gente, no tengo otra lealtad ideológica. Cualquier proyecto que beneficie a la gente, que permita que vivan mejor, que sean más felices, que se puedan realizar, ese es el que voy a apoyar” .