El papa Francisco destituyó a dos prelados chilenos acusados de abusar sexualmente de menores de edad y explicó públicamente cómo y por qué fueron expulsados de la Iglesia, en un aparente intento por mostrar mayor transparencia sobre cómo está respondiendo a la crisis mundial de curas señalados de abusos sexuales.
En una declaración inusualmente detallada emitida el sábado, el Vaticano anunció la laicización de Francisco José Cox, arzobispo emérito de La Serena, y a Marco Antonio Órdenes, obispo emérito de Iquique. Se trata de las expulsiones más recientes en la Iglesia católica en Chile y otros países luego de décadas de abusos y encubrimiento.
La declaración dejó en claro que los dos prelados fueron expulsados por abusar de menores de edad, con evidencia tan abrumadora que fue innecesario un juicio canónico. El nivel de claridad indica un nuevo grado de transparencia, a medida que Francisco lucha por superar los errores del pasado que parecieron minimizar la gravedad de los abusos.
El escándalo en Chile surgió meses atrás, cuando el papa desacreditó reiteradamente a las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, el cura depredador más conocido del país. Posteriormente, Francisco reconoció que había cometido “errores graves de juicio”. Obtuvo cartas de renuncia de todos los obispos chilenos en activo y expulsó a Karadima del sacerdocio.
Juan Rojas, vocero de la agrupación de laicos de Juan XXIII de La Serena, donde Cox fue obispo, dijo que en vista de que el prelado ya no es un cura debe ser extraditado y juzgado en Chile. Cox vive desde hace muchos años en la casa central de la comunidad Padres de Schoenstatt, en Alemania.
“Si bien es cierto que ahora Francisco Cox es un triste recuerdo, de un depredador sexual, ahora es un simple laico. Se le han quitado los privilegios, se le ha quitado el rango de Arzobispo, ya no es un cura”, dijo Rojas a The Associated Press.
El vocero llamó también a revindicar a “las tres víctimas que están reclamando y están haciendo sus testimonios vía canónica y también judicial contra Cox. Solamente decir la justicia vendrá de la mano junto con la reparación, reparación que tiene que ser moral, social, psicológica, psiquiátrica y también económica, por qué no decirlo. Aquí se ha vulnerado los derechos, las confianzas de conciencia de omisión contra Cox”, agregó.
José Andrés Murillo, víctima del padre Karadima, tuiteó el sábado: “Es justo y necesario: Dos obispos que buscaron el poder y lo utilizaron para abusar sexualmente de niños y personas vulnerables, son expulsados de su estado clerical #ObispoCox #ObispoOrdenes”.
En otro tuit, otra de las víctimas de Karadima, Juan Carlos Cruz, aludió al cardenal Francisco Javier Errázuriz: “El círculo se le estrecha al delincuente cardenal Errázuriz quien escondía y protegía a Cox. #QueSeVayanTodos @episcopado_cl @iglesiachile”.
En un comunicado fechado en Santiago de Chile, el instituto secular Padres Schoenstatt, designado por la Congregación de la Fe para hacerse cargo del caso de Cox, dijo el sábado que recibía “esta noticia con mucha vergüenza por el daño ocasionado a las víctimas”.
“Solidarizamos con ellas y su profundo sentimiento. Hoy más que nunca, deploramos todo acto de abuso que ofende la dignidad de las personas”, agregó. “Apoyamos irrestrictamente esta decisión en justicia y verdad, por el bien de toda la Iglesia”, aseguró.
A su vez, la Conferencia Episcopal Chilena publicó una declaración de solidaridad con quienes sufrieron “el abuso y daño causado por obispos. A ellos, a sus familias y comunidades, les pedimos perdón en nombre de los Obispos y de la Iglesia”.