El aeropuerto internacional de Hong Kong canceló el lunes los vuelos de salida del resto del día por una protesta, al iniciar la décima semana de manifestaciones sin indicios de que ningún bando fuera a ceder. La policía había presentado esa mañana vehículos equipados con cañones de agua para controlar multitudes.
El aeropuerto, uno de los más transitados del mundo, canceló todos los vuelos que quedaban después de que miles de personas abarrotaran la terminal principal e “interfirieran gravemente” con las operaciones, según un comunicado del aeropuerto internacional.
Solo los vuelos que ya habían completado su facturación saldrían como estaba previsto.
Un asistente de vuelo que protestaba en su día libre y que solo se identificó como Lau para evitar represalias de su empleador, dijo que las agresivas tácticas policiales han molestado a parte del público.
“La policía ha dicho muchas mentiras a la gente de Hong Kong. Ya no podemos creerles. Tenemos que venir aquí a protestar”, dijo Lau. Según medios, China ha amenazado con vetar a los tripulantes que participen en protestas de entrar en su espacio aéreo.
Otra manifestante que se identificó como Bea dijo que se había tomado un día libre para expresar su indignación.
“Siento que tengo que hacer algo (…) Es demasiado triste ver lo que ha ocurrido. La acción policial se ha vuelto totalmente absurda”.
La presentación de varios vehículos blindados llegó tras otra semana de protestas en el aeropuerto y en las calles de uno de los principales distritos comerciales de la ciudad.
Legisladores y periodistas fueron invitados a presenciar la demostración de tácticas agresivas de control de multitudes, que Amnistía Internacional advirtió la semana pasada podrían causar lesiones graves si no se emplean adecuadamente en los reducidos espacios de Hong Kong.
Durante las protestas del fin de semana, el sitio web Hong Kong Free Press difundió un video que parecía mostrar agentes vestidos como manifestantes que hirieron a un manifestante aplastado contra el suelo durante una detención. El joven, que dijo llamarse Chow Ka-lok y pidió un abogado, quedó sangrando de heridas en la cabeza y con un diente roto.
La policía también ha reportado lesiones entre sus filas, como irritación de ojos por los punteros laser y quemaduras por una bomba incendiaria.
Los manifestantes lanzaron ladrillos a los agentes e ignoraron las peticiones de que se marcharan antes de que se empleara gas lacrimógeno en la zona de Sham Shui Po, según la policía, que describió la marcha en el lugar como una “asamblea no autorizada”.
También se emplearon gases lacrimógenos en el centro de la ciudad a ambos lados del Puerto Victoria, en el área de Tsim Sha Tsui, en el lado de Kowloon, y en Wan Chai, en la isla de Hong Kong. En un momento dado, los manifestantes cortaron el acceso a la plaza para impedir que entrase la policía.
Entre las demandas de los manifestantes están la renuncia de la jefa de gobierno del territorio chino, Carrie Lam, que se celebren elecciones democráticas para elegir a su sucesor, la liberación de los detenidos en otras protestas y que se investigue el uso de la fuerza por parte de la policía.
Hong Kong, una excolonia británica, fue devuelta a China en 1997 bajo el principio de “un país, dos sistemas”, que promete a la ciudad ciertos derechos democráticos de los que no disfruta la gente en la China continental. Pero en los últimos años, algunos han acusado al gobierno central, dirigido por el Partido Comunista, de erosionar de forma continua sus libertades.