En los primeros 50 partidos de la temporada, los Nacionales de Washington tenían un desilusionante récord de 19 triunfos y 31 derrotas. Nadie, absolutamente ningún equipo en la historia, se había recuperado de un déficit tan negativo para ganar la Serie Mundial.
Pero en el béisbol, deporte impredecible como pocos, las historias de superación están a la orden del día.
Los Nacionales de Washington, los mismos que jugaron de manera horrorosa al inicio de campaña, los mismos que perdieron a su gran estrella Bryce Harper en la agencia libre, los mismos que llegaron a la postemporada tras un angustioso juego de comodines, son los nuevos campeones de MLB.
Dirigidos por Dave Martínez, los Nacionales de Howie Kendrick, Anthony Rendón y compañía completaron una larga travesía a contracorriente: remontaron en el partido de comodines, remontaron en la Serie Divisional contra los favoritos Dodgers, remontaron en la Serie Mundial ante los favoritos Astros de Houston…
“Es un grupo de chicos resistentes e implacables. Han peleado todo el año”, afirmó Martínez, protagonista del primer título de la franquicia y del primer cetro para la ciudad de Washington desde 1924.
Sin dudas, su nombre pasará al tope histórico de la organización, que también colocará en un pedestal a Max Scherzer, sobre quien estaban puestas todas las miradas antes del séptimo choque contra los Astros.
Su notable recuperación tras recibir inyecciones de analgésicos, lo colocaban en el centro de atención, y el derecho respondió con cinco entradas aceptables (dos carreras permitidas) que mantuvieron a los Nacionales en el juego, a pesar de la desventaja.
Yulieski Gurriel fue el primero que lo atacó con un largo jonrón en el segundo episodio, y después Carlos Correa remolcó otra contra el as de Washington, todo ello mientras Zack Greinke colgaba cero tras cero en la pizarra del Minute Maid Park de Houston.
Pero en el séptimo, exactamente a ocho outs del título, Houston sufrió una enorme decepción con los jonrones de Rendón y Kendrick, quienes dieron la vuelta al marcador. Después, con el pitcheo de relevo de los Astros a la deriva por el mal manejo del manager A.J. Hinch, los Nats llegaron hasta seis anotaciones para finiquitar la Serie Mundial.
“¡Qué historia!”, exclamó Ryan Zimmermann, el primer reclutado por los Nacionales durante un draft, en 2005. “Espero que D.C. esté listo para que lleguemos a casa”, añadió el rostro representativo de un equipo que ganó cinco partidos de vida o muerte en esta postemporada.
Con la victoria de los Nacionales, por primera vez en la historia de la postemporada de MLB, NBA y NHL el equipo visitante gana los siete partidos en una serie de play off. Además, los chicos de Washington lograron algo que nadie había podido conseguir en toda la temporada: triunfar en cuatro partidos consecutivos en el Minute Maid Park de Houston.
El éxito tiene un sabor especial para los Nacionales, franquicia que se fundó como los Expos de Montréal en 1969, cuando las Grandes Ligas se expandieron al norte de la frontera. El equipo con gorras tricolores jugaba entonces en el Jarry Park.
En 2005, se mudó a la capital estadounidense, que había carecido de equipo en las Mayores durante más de tres décadas, luego que los Senadores desaparecieron por segunda vez para transformarse en los Rangers de Texas.
Y casi un siglo después de que Walter Jhonson guiara a los Senadores a la cima del béisbol en Estados Unidos, Washington tiene nuevamente un trofeo, el cual llega de la mano de Dave Martínez, el segundo piloto boricua en ganar el Clásico de Otoño en forma consecutiva. Alex Cora se había coronado el año anterior con los Medias Rojas de Boston.
Los Nacionales acuñaron un lema que comenzó a aparecer en sus camisetas: “Sigue en la pelea”.
“Ese fue nuestro lema”, recalcó Scherzer. Y durante meses, no se cansaron de seguirlo al pie de la letra. Se colaron en el Juego de Comodines y pelearon hasta obtener el cetro.
Para los 43.326 espectadores en el Minute Maid, la noche trajo conmoción y decepciones. Estuvieron muy cerca de ver la segunda coronación de los Astros en tres años.
Pero la ventaja se evaporó repentinamente.
“Tengo acá a un grupo de hombres con el corazón roto, quienes hicieron todo lo posible por traer a esta ciudad un campeonato de la Serie Mundial. Nos quedamos a un triunfo”, lamentó el piloto Hinch.
“Seamos sinceros, hay otros 28 equipos a los que les habría encantado compartir la miseria que vivimos hoy. Jugamos para llegar aquí, para tener una oportunidad de ganarlo todo. Simplemente le dije a mi equipo que es difícil expresar esto con palabras y recordar todo lo bueno que pasó, porque ahora tenemos el peor sentimiento que alguien puede tener”, añadió.
Strasburg, el rostro del MVP
Alguna vez fue excluido de la nómina que disputaría de los playoffs. Aquella decisión que sorprendió al mundo del béisbol ha rendido frutos para Stephen Strasburg y los Nacionales de Washington.
Sólo hubo que esperar siete temporadas.
Strasburg fue elegido el Jugador Más Valios (MVP) de la Serie Mundial el miércoles, tras la victoria de los Nacionales por 6-2 sobre los Astros de Houston en el séptimo juego. Fue el primer cetro de la franquicia conocida antes com los Expos de Montréal en sus 51 temporadas de historia.
En la culminación de la más prolífica de sus 10 campañas en las Mayores, el derecho de 31 años ostentó una foja de 5-0 y una efectividad de 1.98 en cinco aperturas y un relevo durante la postemporada, incluidas victorias en el segundo y sexto juego del Clásico de Otoño.
Siete años después de que Strasburg fue marginado del plantel por llegar al límite de innings que debía laborar tras una cirugía de Tommy John, el as fue clave para que los Nacionales obtuvieran el campeonato.
“Dormí como un bebé cuando tomamos la decisión”, dijo el miércoles el gerente general de Washington, Mike Rizzo. “Tenía más información que la gente que me criticaba. Tengo la piel gruesa, pues he estado mucho tiempo en este deporte.
Reclutado por Washington como la primera selección en el draft amateur de 2009, Strasburg cumplió su primera apertura con los Nacionales un año después, y llamó la atención con 14 ponches, la mayor cifra para un debutante desde J.R. Richard, quien logró la cifra con Houston en 1971.
Pero después de la duodécima apertura de Strasburg, llegaron las noticias estremecedoras, con la frase más temida en el béisbol: “cirugía de Tommy John”.
Strasburg volvió para cinco aperturas abreviadas en septiembre de 2011, y tuvo una foja de 15-6, con efectividad de 3,16 y 197 ponches en 159 innings y un tercio cuando los Nacionales abreviaron su campaña de 2012, el 8 de septiembre, citando la necesidad de proteger su brazo.
Washington logró 98 triunfos, la mayor cantidad en las Grandes Ligas. Pero sin su as, sucumbió frente a San Luis en una Serie Divisional que se dirimió en el máximo de cinco juegos.
Los fanáticos de los Nacionales se preguntaron obsesivamente qué hubiera pasado de haber tenido la ayuda de Strasburg.
El pitcher le restó importancia a la polémica.
“Trato de no mirar al pasado ni al futuro. Realmente sólo me concentro en el presente”, dijo durante este octubre. “Una vez que comienzas a pensar en cómo pudieron ser las cosas o qué pudo ocurrir, te desconcentras de tu trabajo”.
Ahora, su presente es la celebración de un título y de un MVP.
Con información de The Associated Press