De acuerdo con el sitio web Cubacine, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) está restaurando la filmografía del documentalista Nicolás Guillén Landrián (Camagüey, 1938-Miami, 2003), un proceso encabezado por el cineasta Ernesto Daranas.
El Icaic ha emprendido la restauración con recursos mayormente propios para rescatar obras erosionadas a lo largo de varias décadas, en un archivo que casi nunca contó con los recursos necesarios para la conservación óptima del patrimonio audiovisual, dice Cubacine.
La primera etapa consiste en la limpieza y restauración física del material fílmico, lo cual se realiza directamente sobre el rollo de 16 o 35 mm. El material se escanea en 4K, cuadro a cuadro. Esto posibilita obtener una copia digital con toda la información imagen/sonido. La tercera se encamina a la restauración digital de la imagen y el sonido. Su complejidad depende del grado de deterioro del original.
El equipo a cargo de la restauración cuenta con el apoyo de la viuda del realizador, Gretel Alonso, y de Livio Delgado, fotógrafo de varios de sus más importantes documentales. Ambos colaboran en la reconstrucción histórica y técnica, y en cuanto se pueda retomar el trabajo se intentará sumar a otras personas próximas a Guillén Landrián.
La pandemia ha interrumpido el proceso de búsqueda de los filmes de Guillén Landrián, pero ya se trabaja con una parte importante de su obra. Daranas y sus colaboradores se proponen también buscar materiales de archivo que ayuden a comprender el proceso creativo seguido por el realizador, así como su trayectoria dentro y fuera del ICAIC.
Daranas dijo que los Archivos Fílmicos del ICAIC cuentan con especialistas con la capacidad y el deseo de hacer una parte importante de ese trabajo, como Cecilia Alpízar, José Piña, Mario Fraga y José Antonio Cangas. El resto puede lograrse con otros expertos que trabajan independientemente y están preparados para rescatar todo ese material, en proceso de perderse para siempre.
Guillén Landrián realizó más de una decena de documentales, entre ellos Ociel del Toa (1965) Coffea Arabiga (1968). Daranas reconoce que el necesario acercamiento su oba y llegar a apreciarla tal y como él la concibió, se relaciona con un rescate cultural que calificó de impactante.