Con una historia que pone en perspectiva 50 años de rock latinoamericano la serie “Rompan todo” acaba de ser estrenada en Netflix. El documental cuenta con 6 capítulos conformado por entrevistas a músicos que han hecho grande esta escena desde que comenzó a trazar sus líneas de partida más sólidas durante la década del 60.
Rompan todo fue producido por el argentino Gustavo Santaolalla, ganador de dos premios Oscar y 14 Premios Grammy, y tuvo entre sus asesores históricos al experimentado periodista y crítico musical mexicano Enrique Blanc.
Blanc es autor de varios títulos notables que exploran diferentes ámbitos de acción de la música latina, y ha colaborado con diversos medios de relieve en el continente. Fue editor de la emblemática revista La banda elástica y ha trabajado como productor, locutor y guionista de radio y televisión. El periodista mexicano conversó con OnCuba a propósito del estreno de este documental que no ha estado exento de polémica por la inclusión de algunas bandas y la ausencia de otras.
No obstante, la mayoría de la crítica y espectadores ha coincidido en que se trata de un acercamiento valioso para conocer las esencias y la evolución del rock latino.
¿Puede comentar en que consistió particularmente su trabajo en “Rompan Todo” como consultor histórico?
Fueron una serie de acciones. La primera consistió en reunirse vía internet con los realizadores y comentar el proyecto, a la par de ofrecer reflexiones acerca de aquello que a ellos más les interesaba: la historia del rock mexicano. Les compartí algunos de los textos que a lo largo de mi carrera periodística he producido sobre el tema y de allí surgieron otros motivos de diálogo que abordamos a través de correos electrónicos. Fui acompañando el proceso, ofreciendo comentarios en sus distintos momentos, tanto sobre los guiones como ya en las primeras versiones de los capítulos, particularmente trabajando con Picky Talarico.
¿Qué tiempo duró el proceso de preparación del documental?
El 15 de noviembre de 2018 recibí el correo de invitación por parte de Nicolás Entel, aunque debo decir que ya Gustavo Santaolalla semanas antes me había hablado sobre el proyecto y su idea de involucrarme en éste.
¿Existió alguna etapa de la serie que le resultó más compleja en la investigación?
No hice una investigación exclusiva para la serie, más bien aporté el conocimiento en la materia que fui adquiriendo en años de ejercicio periodístico, en parte como editor de la revista La Banda Elástica a lo largo de más de dos décadas, así como en la elaboración de investigaciones previas como la realizada junto a José Luis Paredes Pacho —otrora baterista de Maldita Vecindad— para el texto “Rock mexicano”. Breve recuento del siglo XX, que publicó en 2010 la editorial Fondo de Cultura Económica como parte del libro “La música en México. Panorama del siglo XX”; o bien, por el trabajo para algunos de los libros que he publicado como los de Café Tacvba y Julieta Venegas.
¿Acudió particularmente a algunas fuentes de investigación o archivos históricos durante la preparación de la serie?
No precisamente para “Rompan Todo”, pero sí para los otros trabajos que mencioné previamente, sobre todo libros y revistas. Hay textos que son fundamentales para entender el desarrollo del rock mexicano, por ejemplo “Guaraches de Ante Azul” de Federico Arana, “Sirenas al ataque” de Tere Estrada o “El otro rock mexicano” de David Cortés. Y una larga lista de revistas que han seguido al rock en México, entre otras Nuestro Rock de Ricardo Bravo o los pocos números de Rock Mi que publicaron José Agustín y Parménides García Saldaña, entre muchas otras.
Ahora, también me parece importante la perspectiva continental que ofrece “Rompan Todo”, y que se identifica con la que en otros días ejercitamos en La Banda Elástica, donde consideramos que si bien el rock latino o hispanoamericano —en esa idea incluyente— tiene una propia historia con obvias conexiones a distintos países de Latinoamérica, la suya no es en sí la historia del rock mexicano o la del argentino o la del español o el chileno. Ya que, así lo creo, hay en cada uno de estos países sucesos, escenas domésticas, personajes propios que no son relevantes para la perspectiva continental; quizás sirvan para profundizar en su contexto, pero no hay en ellos un impacto más allá de su región, como sí lo han tenido la mayoría de músicos que aparecen en la serie de Netflix.
¿Cómo fueron las relaciones con el resto del equipo, sobre todo con los músicos y el productor general, Gustavo Santaolalla?
No fueron relaciones muy constantes, se daban en el momento en que había avances del proyecto y se convocaba con el fin de evaluar estos y hacer los comentarios pertinentes. Contribuí en algunos casos aportando contactos de algunos de los músicos entrevistados y sugerí muchos nombres. No me tocó estar en las entrevistas, ni en las que se realizaron en Guadalajara, la ciudad donde radico, porque el crew de “Rompan Todo” pasó de prisa, ya que una parte importante de los testimonios recogidos se hicieron en la Ciudad de México, como puede verse en la serie.
Hay varios críticos que lamentan que la serie se haya enfocado fundamentalmente en las escenas de rock mexicana y argentina. ¿Qué opina sobre este cuestionamiento? ¿Hay planes de hacer otra serie que abarque en mayor grado los movimientos rockeros de otros países?
No estoy de acuerdo con esta óptica. En la serie también se presentan sucesos acontecidos en España, Uruguay, Colombia y Chile que tuvieron un impacto en el desarrollo de la música que aborda. Ahora, nadie puede negar que las escenas del rock más desarrolladas en América Latina son la argentina y la mexicana. Sus músicos han sido, en su mayoría, los que han circulado por el continente. Hay muchas más historias por contar, cada subgénero, en cada país tiene la suya propia: el reggae en Chile por decir algo, el ska en México, el punk español o el propio rock cubano. Y cada una es también motivo suficiente para que su relato sea narrado en la manera que se desee, a través de un documental o un libro. Pero en la aventura de abarcar más de 50 años de rock latino en seis horas hay que establecer prioridades, cosa que me parece que “Rompan Todo” consigue muy bien. Yo mismo extraño la presencia de músicos que me hubiera encantado que estuvieran allí, a favor de los cuales abogué en los momentos de diálogo con Talarico y su equipo. Intuyo que el mismo Santaolalla dejó fuera algunas cosas en las que ha estado involucrado a la hora de evaluar su verdadero impacto. ¿Qué es lo que finalmente está en “Rompan Todo”? Lo más relevante del tema, me atrevo a afirmar.
¿Se siente conforme con el resultado de la serie?
Más que eso, me gusta sobremanera cómo, si bien “Rompan Todo” aporta una larga lista de anécdotas que conectadas entre sí dan una visión panorámica de lo que entendemos como rock latino, contadas además por sus protagonistas más renombrados y representativos (polémicos unos, excéntricos otros), de la misma manera consigue trazar la historia reciente de Latinoamérica. Ése, creo, es quizás el más grande acierto de la serie. La primera vez que entrevisté a Santaolalla se me quedó muy grabada su alusión al subdesarrollo como una constante de la vida en los pueblos latinoamericanos, eso que los encara ante las muchas calamidades que marcan sus vidas, por decirlo de alguna manera, pero que también los hace únicos; contradictorios si se quiere, pero singulares. Eso, afirmo, está en “Rompan Todo”. No conozco otro documento similar.
Ha estado cerca de la música latina y particularmente del rock junto a bandas como Café Tacuba. ¿Qué ha significado el rock para un continente como el latinoamericano?
Creo que “Rompan Todo” lo deja muy en claro. Las canciones de rock (y las otros estilos también) reflejan la identidad de cada uno de los pueblos de América Latina, la poesía que puede extraerse de su subdesarrollo, su cotidianidad y la sabiduría popular que surge de ello. Asimismo, a través de ellas uno puede adentrarse en sus filosofías de vida, en sus visiones del mundo. Pero esto en realidad no es hecho que sea exclusivo de Latinoamérica, pasa en todas las sociedades del orbe. Las canciones —no todas ellas, obvio—, nos cuentan quiénes somos, cómo nos vinculamos como sociedad, cuáles son nuestros miedos, nuestras certezas, nuestros vicios, en fin, y cómo el paso del tiempo nos transforma.
Tiene una importante cantidad de libros y publicaciones sobre la música en América Latina. ¿En qué proyectos trabaja ahora tras el estreno de “Rompan Todo”?
Recién publicamos el libro “Cantoras todas. La generación del siglo 21” (Editorial de la Universidad de Guadalajara), una antología de textos realizada por la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM), que presenta 20 semblanzas de compositoras y cantantes, en uno de los momentos más interesantes en la historia para las mujeres en todos los rubros, en este caso particular abordando su relación con la música. Estuve en la coordinación del proyecto junto a dos colegas: la ecuatoriana Ga Robles y el argentino Humphrey Inzillo. Están allí, entre otras, la cubana Telmary, las españolas Rosalía y Rozalén, las mexicanas Natalia Lafourcade y Silvana Estrada, las argentinas Nathy Peluso y Miss Bolivia, las colombianas Marta Gómez y Nidia Góngora. Tiene textos de Julieta Venegas y Lila Downs, y la ilustración en la portada es de Mon Laferte. De igual manera, espero publicar pronto un libro de crónicas relacionadas con los viajes y encuentros con músicos latinoamericanos y españoles que he tenido en mi recorrido periodístico, la mayoría inéditas. Tentativamente se titula “Qué pasa por la calle”.