A veces la inseguridad y el miedo, disfrazados de ideas que parecen racionales, terminan paralizándonos y nos llevan a actuar en contra de nosotros mismos. A esto se le conoce en el campo de la Psicología como autosabotaje.
Se trata de conductas inconscientes que aparecen en momentos en los que se nos presentan grandes cambios en la vida. Por lo general, estas conductas suelen obstaculizar el logro de nuestras metas a través de auto-manipulaciones.
¿Qué objetivo tiene el autosabotaje? Que nos mantengamos en nuestra zona de confort, donde sentimos que todo está bajo control y es posible prever las acciones y sus consecuencias. El lugar donde nos sitúa el autosabotaje viene a ser un sitio “seguro” – o al menos así se siente – porque es lo conocido, a lo que estamos acostumbrados. Por otra parte, el autosabotaje es un mecanismo de defensa inconsciente mediante el cual evitamos posibles sufrimientos en el futuro y estrés cotidiano ante lo desconocido.
Estas conductas expresan aspectos de los sujetos que ellos mismos no consiguen aceptar, muchas veces por temor. Sucede que al no confrontarlas, estas creencias se establecen como pensamientos y conductas dañinas y obsesivas, además de que suelen ser desagradables para la persona que las desarrolla, por lo que no existe una disposición a examinarlos. Debo añadir que, aunque no siempre se manifiestan, hay situaciones que son más propicias que otras para desencadenar procesos de autosabotaje. Alguien que se autosabotea ante determinadas circunstancias no necesariamente lo hará ante otras.
¿Qué caracteriza al autosabotaje?
En primer lugar, se caracteriza por un miedo intenso ante situaciones que conllevan una gran responsabilidad o que requieren que tomemos decisiones importantes para el cambio.
También es posible experimentar inseguridad y falta de control porque la situación es capaz de sacarnos de nuestra zona de confort, como mencioné anteriormente.
Por último, una falta de autoconfianza se apodera de nosotros, pues consideramos que no somos capaces de afrontar algunos cambios en nuestras vidas.
Me gustaría aclarar que es comprensible tener sensaciones de miedo e inseguridad cuando afrontamos cambios significativos; sin embargo, la diferencia entre una situación normal y conductas de autosabotaje radica en que estos miedos “normales” no nos paralizan, sino que nos alertan para manejar mejor la situación.
Una persona que se autosabotea se deja llevar por el miedo y porque cree que no es capaz de conseguir algo, lo cual le impide sobreponerse a estos pensamientos deformados que irrumpen en su mente, la dominan e interfieren en su capacidad de decidir.
Entre las causas del autosabotaje podemos mencionar estilos de crianza rígidos en relación al éxito, al sacrificio o al poder, que hace que los niños no sean tolerantes al fracaso y eviten tomar decisiones. También puede ser generado por situaciones en que los padres son muy críticos o perfeccionistas y los menores crecen pensando que nunca serán capaces de alcanzar tan altas expectativas. Otros casos comunes son aquellos en los que no se reconocen los logros de los hijos, se les desvalorizan, se les compara con otros niños con resultados mejor apreciados por los padres y tutores. En estos casos el sentimiento de incapacidad gana fuerza como creencia.
Y si, por otra parte, los menores son forzados a realizar alguna tarea, aun cuando sus capacidades no están bien desarrolladas, pueden terminar auto-percibiéndose como incapaces y volverse inseguros. Esto, además de instaurar conductas autosaboteadoras, los vuelve vulnerables al acoso o al bullying.
Si se crece creyendo que no se es capaz de realizar cosas seremos víctimas de nuestro propio crítico interno y es muy probable que nos convirtamos en nuestro propio enemigo.
La autoestima se vuelve, en este punto, un elemento importante de abordar, entendiendo que, por tratarse de amarnos a nosotros mismos, cuando esta cualidad está afectada, nos sentimos menos que el resto, creemos que somos incapaces de alcanzar objetivos, nos desvalorizamos y nos bloqueamos.
Los miedos al fracaso y a los cambios son dos causas muy comunes del autosabotaje. La primera hace que interpretemos el error como algo incapacitante y nos paralicemos; mientras que la segunda nos mantiene en la zona de confort para evitar afrontar lo desconocido.
Los problemas de motivación también influyen en el autosabotaje pues la persona que se ve afectada por ellos no lucha por sus metas, no se plantea proyectos y mucho menos está dispuesta a afrontar obstáculos. Por lo general termina convenciéndose de que eso no vale la pena.
La ausencia de objetivos, por otro lado, contribuye a que no nos movilicemos en pro de sentirnos satisfechos con nosotros mismos. Alguien que no sabe lo que quiere a corto, mediano o largo plazo, suele terminar autosabotéandose eventualmente. O si las metas que tiene no son propias, ser inconsistente con relación a ellas será muy fácil.
Algunas de las ideas-creencias que pueden parecernos “razonables” y con las que nos autosaboteamos son: “Es mejor viejo conocido que nuevo por conocer”; “Así como estoy, estoy bien”; “En definitiva yo no quería hacer eso”; “No fue mi culpa”; “Si no lo voy a hacer perfecto mejor no lo hago”; “Qué pereza, mañana lo hago”; “Aún tengo tiempo”; entre muchos otros ejemplos.
El énfasis que deseo poner aquí está en que en algún punto terminamos convenciéndonos a nosotros mismos de que estas conductas son lo mejor y que debemos quedarnos quietos para evitar el sufrimiento. En estas situaciones parecería que tener el control de nosotros mismos y de nuestro entorno es primordial, aunque sea dañino para nuestro desarrollo. También puede ser frecuente que nos victimicemos y culpemos a los factores externos.
¿Cuáles son los tipos de autosabotaje?
1. No concluir las cosas: esta conducta es muy frecuente, se caracteriza por tener varios proyectos a la vez y dejarlos a medias. Se suele comenzar con un gran entusiasmo, dedicando horas y esfuerzo que van disminuyendo con el tiempo. Al no terminar las tareas, la persona evita afrontar un posible fracaso. El resultado, a nivel psicológico, es que se autopercibirá como alguien mediocre e incompetente e incapaz de cumplir sus objetivos.
2. Procrastinar: consiste en el hábito de posponer las cosas, atrasarlas, o reemplazarlas por otras actividades menos significativas, pero sencillas y hasta atractivas. Generalmente este tipo de autosabotaje está más presente en los jóvenes, que suelen dejar para el final la entrega de sus deberes escolares. En cuanto a la incidencia, es mayor en los hombres que en las mujeres. Las razones son diversas, puede ser que no estén motivados por la tarea, que sea impuesta o que se experimente miedo al resultado final. El mecanismo inconsciente es el siguiente: el hecho de aplazar y no esforzarse justifica un mal resultado; de esta manera la persona puede tener la excusa de que el producto final no fue un éxito ya que no le dedicó todo su tiempo y empeño, y esto le impide verse a sí mismo como alguien incompetente.
3. Buscar el perfeccionismo: aquí la persona no avanza en ningún proyecto guiado por la idea de que su proyecto no es perfecto, algo que de hecho es imposible de alcanzar. Esto puede hacer que se abandonen o no se inicien proyectos, incluso puede ser que se cambien frecuentemente. En todos los casos, la persona no los concluye para evitar el fracaso o la sensación anticipada por el miedo a fracasar.
4. Poner excusas: son argumentos convincentes para la propia persona, que le permiten justificarse ante sí. Sirven para no tener que enfrentar cambios ni sus consecuentes riesgos. A veces tienen que ver con no tener el tiempo, la edad, las condiciones económicas, entre otras, para concretar su idea.
Si llegados a este punto te has visto reflejado/a en algunas de estas conductas autosaboteadoras me gustaría darte algunas recomendaciones. Aunque por su carácter inconsciente el autosabotaje no es algo muy fácil de cambiar, no significa que no puedas trabajar en ello.
Debes aceptar tus miedos porque no podrás cambiarlos si no eres consciente de que existen. Los miedos no deben ser evitados, sino afrontados.
Las creencias que tengas sobre ti y sobre tu realidad te condicionarán, así que debes revisar qué piensas de ti mismo/a y qué piensas de tu vida. Muchos pensamientos deformados pueden hacerte creer que no eres capaz o competente para lograr lo que te propongas. Si piensas que no puedes, finalmente no podrás porque harás de todo para cumplir esta profecía que tú mismo/a has conjurado.
Recuerda que existen muchas excusas que seguramente te has dicho y con las que te has autosaboteado ya.
Cuestiona tus antiguas creencias y cámbialas por otras que te motiven, que te impulsen, que sean más positivas en torno a tus planes personales, profesionales, etc. Cuando te piensas diferente tendrás inevitablemente un impacto diferente en tu entorno. Trabajar en tener un autoconcepto sano será una forma de confrontar cualquier pensamiento que contraríe tu crecimiento personal.
Identifica tus objetivos y luego plantéalos a corto, mediano y largo plazo. Esto te ayudará a sentirte cada vez más capaz de lograrlos. El hecho de ir conquistando metas reforzará tu autoestima y autoconfianza.
Persevera. No es una actitud favorecedora rendirte ante el primer obstáculo. A veces necesitarás ser paciente, tomar distancia para mirar desde otra perspectiva o con un mejor ánimo si las cosas no están saliendo como esperas.
Finalmente, procura siempre que puedas tener espacios donde te sientas bien, donde te dediques tiempo a ti, donde te conectes con tu equilibrio físico (alimentarte bien, dormir las horas que necesita tu cuerpo, hacer algún tipo de actividad física ayudan bastante), emocional (reconocer cómo te sientes, canalizar las emociones no placenteras y compensarte con emociones placenteras, sanar tus vínculos con las personas importantes de tu vida), espiritual (que no necesariamente está relacionado con cultivar una religión, sino que responde al sentido de tu vida y tu existencia).
Recuerda que el autosabotaje te convierte en tu propio enemigo y te impide crecer como persona. Por eso haz una pausa y piensa en esto que te he compartido en la sección de hoy. Espero que después puedas poner en práctica los cambios que necesites.
Nota de la editora
Psicología y Bienestar es una sección pensada especialmente para los lectores de OnCuba. Déjennos sus dudas en los comentarios, y las tomaremos en cuenta para próximas entregas. Pueden seguir el trabajo de la psicóloga Yaima Águila Ribalta en cada edición quincenal de esta sección y en su canal de YouTube.
Diletante artículo bastante redundante en su redacción.
Menos aún que OnCuba lo ponga de cabecera