La 94 edición de los premios Oscar ya son historia, ¡y vaya que historia!, porque por mucho se hablará de esta ceremonia del 2022, no solo por el desatino entre los actores Chris Rock y Will Smith, también por la polémica que ha generado la elección de la película ganadora este año.
CODA, el compasivo drama que transcurre en el último año del bachillerato de una adolescente oyente que proviene de una familia de sordos, donde se muestra todos los conflictos posibles que pueden tener tanto la joven protagonista como sus padres y hermano, resultó la producción ganadora en la gala celebrada hace apenas una semana.
Siendo honestos, es casi imposible no sensibilizarse con este filme, remake de la directora Sian Heder del largometraje francés La familia Belier, con un reparto que cuenta con actores sordos y que apuesta por resaltar las brechas y prejuicios que aun existen en nuestra sociedad respecto a estas personas.
Solo tres nominaciones traía esta cinta (Mejor Película, Mejor Guion Adaptado y Mejor Actor de Reparto), llevándose la estatuilla en todas, y desde antes de conocerse el resultado final de la noche, ya corría la polémica.
En el caso de la categoría de guion adaptado, CODA competía con El poder del perro, Drive my car, The lost daugther y Dune, en una de las categorías más reñidas de la noche, donde resultó premiada la apuesta menos esperada, no solo por tratarse de una adaptación de otro filme, sino porque la historia en cuestión también resultaba la más simplona de las que optaban por el galardón.
Pero para apuntalar el mayor premio de la noche, el filme de Heder necesitaba este premio, pues con solo el de mejor actor de reparto —más que merecido para Troy Kotsur— resultaría ilógico que esta producción se llevara el gato al agua.
De lo sublime a lo ridículo
¿Es CODA la peor película que ha ganado un premio Oscar? Casos similares al ocurrido el pasado domingo abundan en la historia de casi un siglo de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.
Sería injusto decir que el filme de Sian Heder resulta lo peor de las producciones premiadas a mejor película en la historia de los Oscar, cuando filmes como Crash y Green Book merecieron iguales reconocimientos en este siglo ante el asombro de espectadores y la crítica especializada, por solo citar dos ejemplos recientes.
A cada tanto, la Academia busca premiar a este tipo de dramas sencillos y emotivos por delante de producciones con mayores méritos artísticos y cinematográficos, y en los tiempos actuales volvemos a la citada Green Book en el 2018, que se impuso a Roma (Alfonso Cuarón), la preferida de muchos precompetencia junto con La favorita (Yorgos Lanthimos), filmes tremendamente superiores que la comedia dramática de Peter Farrelly.
Ni qué decir cuando en el 2005 Crash fue elegida por encima de Brokeback mountain de Ang Lee, un desplante por parte de la academia que aun se recuerda hasta la fecha y que, al juzgar por lo visto este año, seguirán de vez en vez.
Tampoco se asombre porque si La forma del agua venció a Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (2017); Shakespeare in Love ganó ante Salvando al soldado Ryan y La vida es bella (1998); Driving miss Daisy se impuso a Nacido el 4 de julio; Out of Africa obtuvo el principal galardón ante El color púrpura y Ordinary People fue considerada mejor que Toro Salvaje (1980), lo visto el pasado domingo parece más un ejercicio de rutina que una rara avis.
Un punto a favor de CODA fue su campaña de marketing que incluso llevó a parte de su elenco hasta la Casa Blanca en un encuentro con el presidente Joe Biden, pues había que sacarle provecho a los 25 millones de dólares que costaron los derechos de distribución de la cadena de streaming Apple TV, y este no es un dato menor.
Los hermanos Weinstein y sus productoras Miramax y The Weinstein Co., resultaron unas verdaderas maquinarias de éxitos comerciales en los años ‘90 del pasado siglo y en la primera década del nuevo milenio, antes del escándalo sexual que involucró a Harvey Weinstein.
Películas producidas en estos estudios supieron aprovechar su lado más cercano al corazón de los votantes de la academia para imponerse como mejor película: El discurso del Rey ganó en 2010 mientras competía con The social Network, True Grit e Inception, por solo mencionar tres películas más notables que la ganadora de ese año, al igual que ocurrió en 2002 cuando el musical Chicago fue “superior” a El pianista (Palma de Oro en Cannes) y la grandilocuente Pandillas de Nueva York, de Martin Scorsese; añadir además el ya antes mencionado triunfo de Shakespeare in Love en 1998; y la victoria de El paciente inglés el mismo año (1996) en que Fargo, de los hermanos Cohen, competía como mejor filme.
Si viajamos más atrás en el tiempo, casos como los triunfos de La vuelta al mundo en 80 días (1956), ¡Que verde era mi valle! (1941) y Rebecca (1940) fueron considerados en su momento y tiempo después como injustos, tomando en cuenta otras participantes con mayores méritos en sus respectivos años, la lista pudiera extenderse aun más, a criterios de muchos.
Volviendo al presente y con estos antecedentes, CODA pareciera un despropósito más en la lista de injusticias de los Oscar, pero tampoco es el caso más terrible ni es peor película que, por ejemplo, la fanfarria circense The Greatest Show on Earth (1952), increíblemente ganadora en el mismo año en que compitieron Cautivos del mal, A la hora señalada y Cantando bajo la lluvia, consideradas las dos últimas entre las mejores películas de todos los tiempos en sus respectivos géneros.
Si hay que escoger entre un filme de superación personal antes que una película cinematográficamente superior, se sabe hacia dónde se inclinará la balanza en los Oscar, recuerden que si Rocky pudo más que Taxi Driver, Network y Todos los hombres del presidente en 1976, ¿Qué quedará para los próximos años?
No debe asombrar tanto el anuncio de CODA como ganadora a Mejor Película en los premios de la academia en 2022, que por lo general busca mayor inclusividad, además de rescatar el romanticismo de antaño del Hollywood de la época de oro, ahora con temáticas más contemporáneas, como cuando una pobre muchacha busca cumplir su sueño de ser cantante, incomprendida por su familia sorda que, anclada a sus complejos e incertidumbres y con la ayuda de su hija oyente, se sobreponen a todas las adversidades para lograr cumplir todos sus sueños, incluso, hasta ganar un Oscar.