El 15 de octubre de 1988, hace casi 34 años, el Dodgers Stadium estaba lleno con 55 983 almas que presenciaban el primer juego de la Serie Mundial entre la novena angelina y los Oakland Athletics. Parecía un duelo tranquilo para los anfitriones, que salieron delante desde el mismo episodio de apertura, pero en el tercer capítulo el cubano José Canseco les hizo beber un trago amargo con un violento swing.
El portentoso jardinero antillano, quien venía de lograr la primera temporada de 40 jonrones y 40 bases robadas en la historia de Las Mayores, despachó un largo grand slam por el bosque central y silenció las tribunas. Con ese batazo, Canseco colocó su nombre en una lista exclusiva de cubanos con al menos cuatro remolques en un partido de postemporada, algo que antes solo habían logrado Zoilo Versalles (1965), Mike Cuéllar (1970) y Tany Pérez (1975).
Sin embargo, lo que más se recuerda de aquella jornada de otoño fue el jonrón decisivo de Kirk Gibson con dos outs en el final del noveno, para dar la vuelta al marcador y decretar la victoria de los Dodgers. Vestido de emergente implacable, el magullado bateador zurdo salió del banco cojeando y decidió el choque con un bambinazo ante el estelar relevista Dennis Eckersley.
Ese batazo adquirió todavía más relevancia al ser el primer walk-off en la historia de la postemporada de MLB con un equipo debajo en la pizarra y a solo un out de caer derrotado. Como ya conocemos, aquel desenlace dio un impulso crucial a los Dodgers, que terminaron ganando su última Serie Mundial del siglo XX.
Después, la novena de Chavez Ravine tardó 32 años en repetir la corona, pero más tiempo pasó hasta que otro pelotero repitiera la hazaña de Kirk Gibson, o hasta que otro cubano remolcara cuatro carreras en un partido de postemporada. Lo curioso del asunto es que este nuevo hombre récord ni siquiera había nacido en 1988.
***
Pasadas las seis de la tarde de este martes 11 de octubre, el Minute Maid Park de Houston estaba a punto de reventar al cierre del primer duelo de la Serie Divisional entre los Astros y los Mariners. En el final del noveno y dos outs en la pizarra, los anfitriones lograron colocar el empate en base y entraba al rectángulo ofensivo el mejor bateador del equipo en la campaña del 2022.
Yordan Álvarez (Las Tunas, 1997) llegaba imponente al home plate para enfrentar al relevista Paul Sewald, quien estaba a punto de propinarle el primer golpe a los actuales campeones de la Liga Americana. Sin embargo, en una movida inesperada, el manager de Seattle, Scott Servais, salió de la cueva e hizo señas al bullpen para traer al líder de su rotación, el zurdo Robbie Ray, ganador del Cy Young en el 2021.
Ray solo había relevado cuatro partidos en su carrera de nueve temporadas en Grandes Ligas y su última salida desde el bullpen fue el 1 de septiembre del 2020, cuando militaba en los Blue Jays. Podemos entender entonces su aparición de este martes como una medida de emergencia del mentor de los Mariners, quien sabe perfectamente de qué son capaces los cubanos.
Scottt Servais fue receptor de los equipos colegiales de Estados Unidos en los años 80 del siglo pasado, cuando enfrentó varias veces a los estelares conjuntos cubanos de la época en topes bilaterales, la Copa del Mundo de 1986 y la Intercontinental de 1987. Los recuerdos de Kindelán, Linares, Pacheco, Gurriel, Casanova y compañía no se olvidan fácilmente, por lo que el ahora timonel de Seattle decidió actuar con cautela frente a Yordan, digno heredero del tradicional poder antillano.
Pero la jugada no pudo salirle peor. El tunero, con su swing compacto, enganchó una sinker (93.2 millas) del zurdo y la mandó a volar a las gradas del bosque derecho (438 pies) con una velocidad de salida de 116.7 millas, el tercer jonrón más fuerte en la historia de la postemporada desde que Statcast comenzó a monitorear estos datos en el 2015. Solo Giancarlo Stanton (118.3 mph en el 2020 y 117.4 mph en el 2018) había logrado cuadrangulares más duros en playoff.
Yordan, quien ya había remolcado las dos primeras de Houston en el tercer episodio, dio la vuelta al marcador y desató la locura en el Minute Maid Park, donde 41 125 fanáticos –incluida su familia y la de Yulieski Gurriel– fueron testigos de una de las noches más memorables para un pelotero cubano en la historia de la postemporada.
Para tener una idea, ningún pelotero de la Isla había remolcado cinco carreras en un choque a estas instancias, y el último en conseguir cuatro impulsadas en estos duelos fue José Canseco, el 15 de octubre de 1988, cuando el tunero no había nacido. Si vamos a la historia de los Astros en playoff, solo cuatro jugadores habían empujado cinco anotaciones en un juego: Carlos Beltrán (2004), Morgan Ensberg (2005), Alex Bregman (2019) y Carlos Correa (2020).
Por si fuera poco, Álvarez también se convirtió en el primer hombre que consigue un walk-off jonrón en postemporada con su equipo perdiendo por múltiples carreras, y el segundo –tras Kirk Gibson en 1988–con un batazo de estas características cuando su equipo iba perdiendo y a un out de terminar el juego.
Yordan no fue el único cubano de fiesta este martes. Yulieski Gurriel también aportó a la causa de los Astros con tres imparables, uno de ellos cuadrangular solitario en el cuarto inning. El espirituano, líder de postemporada en jits (73) entre la armada antillana, igualó Bert Campaneris y Randy Arozarena como los únicos jugadores de la Isla con cinco partidos de al menos tres cohetes en duelos de playoff.
Lo más impresionante de Gurriel es que toda esa producción ha llegado en la recta final de su carrera, después de salir de Cuba con 32 años. En la historia de la postemporada de Grandes Ligas, el antillano es el segundo con más partidos de al menos tres jits después de cumplir 33 abriles, solo superado por Kenny Lofton (seis).
Por cierto, este martes Gurriel y Yordan se convirtieron en la primera pareja de jugadores cubanos que conectan tres imparables y un jonrón en un mismo choque de playoff.
Este show no fue la única nota destacada para la Isla en la primera jornada de las Series Divisionales. En el Truist Park de Atlanta, el cubanoamericano Nick Castellanos fue el principal azote para los actuales campeones de Grandes Ligas al pegar tres cohetes y remolcar igual cantidad de anotaciones en la victoria 7-6 de Philadelphia.
Castellanos impulsó la primera anotación del duelo con sencillo al derecho en el mismo inning de apertura, contra los envíos del estelar zurdo Max Fried. En el tercer episodio volvió a la carga con un doble y pasó por la registradora, mientras en el cuarto disparó otro sencillo que propulsó dos. Por si fuera poco, regaló una espectacular atrapada en el bosque derecho a la altura del noveno capítulo, cuando los Braves intentaban consumar una eléctrica remontada.
Si se dieran premios por partido, Castellanos hubiera sido el Jugador Más Valioso de este duelo sin ninguna duda. Su aporte, además de determinante, fue histórico, pues solo nueve peloteros de los Phillies habían conseguido tres jits y tres remolques en un choque de postemporada.
El primero en hacerlo fue Bake McBride en 1980, y tras él lo lograron Gary Matthews (1983), Milt Thompson y Lenny Dykstra en 1993, Shane Victorino, Pat Burrell, Brett Myers y Ryan Howard en el 2008, y Jayson Werth en el 2009.