El pasado 23 de septiembre el organismo rector del fútbol en Cuba dio a conocer de forma oficial, a través de sus redes sociales, el secreto a voces que venía circulando desde semanas atrás: la selección absoluta no podrá utilizar el estadio Antonio Maceo para su importante compromiso de Liga de Naciones ante Honduras y deberá trasladar el partido a una sede neutral, en este caso, República Dominicana.
“La Asociación de Fútbol de Cuba (AFC) comunica que el partido como local ante Honduras, el próximo 12 de octubre, correspondiente a Liga de Naciones de Concacaf 2023-2024, tendrá como sede el Estadio Olímpico Félix Sánchez, en República Dominicana”, podía leerse en el comunicado.
Desde la cúpula directiva del fútbol en Cuba lamentaron que no se pudiera concretar el partido como local y aseguraron que trabajan “para mejorar la infraestructura en aras de que los Leones del Caribe puedan jugar en casa y que ello contribuya al disfrute de la afición”.
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— Asociación de Fútbol de Cuba (@AFCuba_Official) September 23, 2023
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Los directivos precisaron que, de forma excepcional, el órgano rector del fútbol en el área autorizó desarrollar el partido frente a Surinam en el estadio Antonio Maceo de Santiago de Cuba hace un par de semanas. Ahora no se ha podido repetir la fórmula para el choque contra Honduras, el cual, según la AFC, se jugará en suelo quisqueyano por “exigencias de la Concacaf, atendiendo a las transmisiones televisivas”.
Sin embargo, el motivo real por el que nuestra selección debe prescindir de la ventaja que supone jugar en casa un duelo tan importante, es exactamente el mismo de hace cuatro años, cuando Cuba se vio obligada a jugar como local en Islas Caimán: el partido ante los catrachos se encuentra pactado en horario nocturno y no existe en Cuba un solo estadio de fútbol con alumbrado.
Los cubanos nos hemos acostumbrado a normalizar el absurdo. Quizá, por una cuestión de salud mental, un par de justificaciones racionales nos parecen suficientes para otorgar cierto grado de comprensión a cosas incomprensibles.
Tal vez por eso no le di muchas vueltas cuando alguien me explicó la razón por la que la AFC, aun habiendo “sufrido” la situación en el pasado, aun sabiendo desde marzo que el escenario iba a repetirse, no tienen aún, cuatro años después, un estadio con los requisitos mínimos que exige el organismo rector de este deporte en el área para acoger partidos del Nivel A de dicha competición.
Durante días me pareció incluso comprensible el argumento de que invertir en alumbrado para un estadio que solo está haciendo de sede provisional carecía de sentido, pues habría que repetir la inversión cuando la selección regrese a su sede tradicional.
Sin embargo, no disponer de un estadio en condiciones nos pone en la situación de afrontar en desventaja un partido crucial.
No se trata del Antonio Maceo, ni de La Polar, ni del Pedro Marrero (estos dos últimos estadios con sonados proyectos de remodelación que cayeron en saco roto y de los que no se sabe nada más de tres años después).
La selección cubana deberá sacrificar su localía en uno de los partidos más importantes del año; por el hecho de que en pleno 2023 no exista siquiera un estadio de fútbol con iluminación en todo el país.
¿Cuándo fue la última vez que funcionó el alumbrado de un estadio de fútbol en Cuba? ¿Cuántos años han pasado desde que se puso la primera piedra de La Polar? ¿Por qué no se ha terminado este proyecto? ¿Qué ha pasado con aquella remodelación del Estadio Nacional Pedro Marrero? ¿Cuánto dinero ha desembolsado la FIFA para el desarrollo del fútbol cubano en todo este tiempo y en qué se ha invertido?
No es solo que debieron prever desde marzo pasado o desde 2019 que esto sucedería. El problema viene de antes y es mucho mayor. Tiene que ver con una burocracia que se muestra indolente ante los resultados de una selección que cada vez acumula más adeptos. Quizá haya sido precisamente ese el pecado de nuestro fútbol.
Un poco más de lo mismo, con el “Bloqueó” nos vemos imposibilitados de resolver este o más cual problemas, LÓGICAMENTE, Tenemos muchas preguntas que realizar a la FCF, pero ya usted lo dijo periodista, TODO CAE EN SACO ROTO.