Los candidatos a la presidencia de Ecuador, Luisa González y Daniel Noboa, cerraron ayer su campaña electoral con vistas a la segunda vuelta de las elecciones anticipadas para este 15 de octubre.
Más de 13.4 millones de ecuatorianos elegirán al nuevo presidente. Luisa González es una excongresista de 45 años y candidata del movimiento Revolución Ciudadana (RC5), liderado por el expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Daniel Noboa, un empresario de 35 años hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, cinco veces candidato presidencial.
Quien obtenga la victoria sucederá a Guillermo Lasso, quien acortó su periodo (2021-2025) después de disolver el Parlamento el pasado 17 de mayo y de llamar a elecciones anticipadas para evitar un juicio político.
González cerró su campaña en la ciudad costera de Guayaquil (suroeste), una de las más pobladas y violentas del país.
Evocó la revolución ciudadana, el proyecto de corte socialista impulsado por Correa, y agradeció las muestras de apoyo de sus simpatizantes.
“Vamos a cambiar la realidad de este país, vamos a volver a tener una patria digna, una patria de oportunidades”, afirmó mientras sus seguidores arengaban: ¡Luisa presidenta!
“No es cualquier elección, no es una más. Nunca tuvimos un Ecuador tan destrozado, nunca tuvimos los niveles de inseguridad que tenemos hoy, por eso queremos transformar la patria”, dijo vestida con un chaleco antibalas.
Noboa, también excongresista, recorrió la ciudad de Cuenca, en la sureña provincia de Azuay, así como Guayaquil, para luego cerrar su campaña en el balneario de Salinas, en la provincia occidental de Santa Elena.
Aspirante por la alianza Acción Democrática Nacional (ADN), Noboa fue la sorpresa en la primera vuelta al quedar segundo con el 23.47 % de los votos.
“Nosotros vamos con un proyecto sincero, honesto, para sacar adelante al país y dejar las bases para un progreso en los próximos años”, señaló, tras prometer que luchará contra las organizaciones narcoterroristas y la violencia para darle a Ecuador una nueva esperanza.
Luego del fin de la campaña regirá el silencio electoral para que los ecuatorianos mediten su voto.