Si por algo se puede caracterizar la segunda edición de la Liga Elite del Béisbol Cubano es por los sucesos raros y curiosos que se han dado, los cuales ponen en entredicho el linaje del torneo de ¿mayor? calidad en el deporte de las bolas y los strikes en la isla.
Comencemos por el turno al bate que tuvo que asumir el lanzador santiaguero Osvaldo Acuña, al quedarse su equipo sin bateador designado. Lo llamativo es que recibió pelotazo, y no se anotó vez oficial al bate.
Y ni hablar del caso referido al tercer receptor de Artemisa, José Manuel Prieto, quien ha actuado dos veces en el torneo como lanzador, la última de ellas ante Santiago de Cuba. Prieto tiró una entrada y dos tercios, sin carreras, con un jit, tres ponches y tres boletos.
Lo curioso es que, hasta ese momento, el enmascarado artemiseño había sacado más outs en la Liga Élite (8) que las veces al bate que tenía en el torneo (3). Y por si fuera poco, ha salido al campo en cuatro posiciones: receptor, lanzador, primera base y jardinero izquierdo.
Pero, más curioso aún, es que cada vez que Prieto lanza, le confiscan el juego a uno de los equipos. En su primera salida, Artemisa utilizó de manera indebida al lanzador Osdany Rodríguez ante Sancti Spíritus, y aunque perdió el juego (en gran medida trajeron a Prieto de relevo para no desperdiciar lanzadores, en un partido que llegaría la derrota por reglamento), se le hubiera confiscado en caso de victoria.
En su segunda salida, Artemisa cayó 9-11 ante Santiago de Cuba, pero los indómitos utilizaron indebidamente a Yoendris Montero, por lo que la victoria pasó a los Cazadores.
Resulta que Montero, en la sumatoria total de lanzamientos en dos días consecutivos había tirado 50 envíos, y necesitaba par de jornadas de descanso. Increíblemente la dirección de Santiago lo trajo con un solo día de descanso, y allí mismo Artemisa ganó el juego.
¿Se imaginan cuántos deslices tienen que conjugarse para que en un torneo serio sean confiscados dos juegos por mal manejo del picheo según el reglamento? ¿Y que en ambos, lance el tercer receptor de un equipo, que por demás no es serpentinero?
Por cierto, en el duelo entre Artemisa y Santiago pasaron cosas muy extrañas. El día antes de que le confiscaran el choque a los indómitos por la utilización indebida de un lanzador, la novena oriental logró una de las remontadas más surrealistas que pueda recordar. A la altura del cuarto capítulo, perdían 10-0 ante los Cazadores y terminaron ganando 13-12 con un jit decisivo de Yordan Manduley en el final del noveno.
¿Y dónde está lo raro? Pues ustedes me dirán si recuerdan un choque en el que un equipo esté perdiendo por diez carreras, cometa nueve errores y logre la victoria al final. Exactamente eso sucedió con Santiago, que sacó el encuentro del congelador pese a fallar estrepitosamente a la defensa.
Esa misma jornada, y para seguir en la cuerda de las marfiladas, se cometieron un gran total de 20 errores en tres partidos de la Liga ¿Élite?, 13 de ellos en el choque de santiagueros y artemiseños. Las Tunas, Sancti Spíritus y Matanzas sumaron tres fallos, mientras Industriales fue el único que mantuvo ese casillero en cero.
En sentido general, ese día fue desastroso para el torneo: se anotaron 58 carreras, se pegaron 74 jits y los lanzadores regalaron 32 boletos, cometieron siete wild pitch y propinaron cinco pelotazos. ¡Cifras alarmantes!
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Y seguimos. ¿Qué me dicen de la actuación como lanzador del camarero industrialista Jorge Enrique Alomá en dos juegos de la misma subserie ante Matanzas? Incluso, en su segunda salida, Alomá vino con bases llenas, sin outs, y dio el cero. En su debut como lanzador en eventos nacionales ha trabajado en dos entradas, solo le batean para .167, no ha permitido carreras limpias y ha regalado un boleto. Nada mal.
Pero, tanto Prieto como Alomá todavía están distantes del jugador de posición que más actuó como pícher en un torneo cubano. Nos dice Benigno Daquinta que ese récord lo ostenta Juan Carlos Calvo, en la Selectiva de 1989, con nueve salidas como lanzador con Agropecuarios.
En aquella justa, Calvo tuvo balance de 1-1, con 14 entradas de labor, le batearon para .286 y su efectividad fue de 5.79. Propinó ocho ponches, regaló 10 boletos y le conectaron un tubey y tres cuadrangulares.
Por cierto, nos recuerda Osmany Pedraza que en ese torneo Calvo se convirtió en el último jugador en conectar jonrón actuando como lanzador en nuestros clásicos beisboleros, al sacarle la pelota del parque a Ricardo Zumeta de Pinar del Río en el estadio Cristóbal Labra, el 19 de abril de 1989, en el octavo capítulo y con las bases limpias.
Las rarezas no paran en la Liga Élite. El zurdo Geonel Gutiérrez estuvo a un pelín de concretar su tercer no hitter en la pelota cubana, y ninguno en nueve entradas. Resulta que le había propinado siete ceros sin indiscutibles a los azules de la capital, y en la parte baja de esa entrada Artemisa tuvo las bases llenas sin outs, con el juego 8-0, y no concretaron el nocaut.
Geonel sacó un out en el octavo, Alomá le conectó tubey, y fue sustituido. Y en la parte baja de ese inning, Artemisa anotó las dos carreras definitivas. Pero, eso no fue lo más raro de ese juego.
El último relevista de Industriales, Jonathan Cruz, trabajó una entrada y un tercio en las que regaló ¡nueve boletos!. Además, cometió cuatro wild pitch. Cruz transfirió a cinco en la séptima entrada, cuatro de ellos de manera consecutiva, y cuatro en la octava. Increíble.
Por cierto, el récord de más boletos consecutivos (otra vez Daquinta nos salva) es de un equipo capitalino. Metropolitanos le regaló siete bases por bolas seguidas a Villa Clara en el sexto inning del juego celebrado el 19 de enero de 2011.
Raidel Borges transfirió por su cuenta a Ariel Borrero, Ramon Lunar y Andy Zamora. Vino Manuel Díaz e hizo lo mismo ante Ariel Pestano y Yulexis La Rosa, y terminó la racha Reinier Montano con bases por bolas a Yandy Canto y Yandy Díaz, el mismo que hoy brilla con Tampa Bay en la Gran Carpa.
Dizque de Élite, como me dijo un buen amigo. Saque usted sus propias conclusiones.