Para una parte de los que han seguido su carrera como actriz, se trata de una joven con mucho talento que no ha explotado todas sus potencialidades en cuanto a medios de comunicación se trata. Es cierto: su edad no va de la mano de una carrera que suele ser muy larga en algunos casos.
Con una trayectoria bastante notable, esta artista ha devenido una chica de cine y teatro, con algunos repuntes en la televisión y ningún interés por la radio.
Algunos aseguran que es buena la especialización en los medios para marcar un sello distintivo. Otros plantean que esta actriz tiene todavía mucho terreno por recorrer y amplios escenarios en los que erigirse.
Para Yuliet Cruz, su vida no le va a alcanzar para hacer todo lo que desea y siente que aún no ha hecho “casi nada”.
Sin dudas, es una artista hecha con el tiempo, llevada de la mano por una suerte que la subió al tabloncillo cuando era niña y un talento que la catapultó a la mayor de la superación posible en el Instituto Superior de Arte (ISA), en La Habana.
Ha sabido llevar el triunfo bien uncido al sacrificio. La mayoría ha confiado en ella; y ella ha podido retar al destino.
“Yo me vinculé mucho al teatro a partir de los ocho años cuando me incorporé a agrupaciones en la Casa de la Cultura. Diez años después formé parte de un grupo de teatro profesional. Héctor Quintero me seleccionó para hacer el personaje de Lalita en la obra Contigo pan y cebolla. Cuando estaba en uno de los ensayos me llamaron para decirme que había sido seleccionada para ingresar al ISA.
“Tuve una experiencia bastante complicada en la escuela porque matriculé el curso regular diurno en el 2001 y no podía trabajar. Sin embargo, necesitaba hacerlo porque no tenía solvencia económica. Yo era única hija y el salario de mi madre no alcanzaba para nada. Desde que comenzó el Período Especial en Cuba su sueldo no sirvió de mucho.
“Pedí una licencia hasta que me dieron la posibilidad de comenzar en el curso para trabajadores. La actriz y profesora Corina Mestre me ayudó para que eso sucediera. Finalmente pasé más años en la escuela que lo normal. Estudiaba y trabajaba como actriz en el cine, en el teatro, en la televisión. También fui animadora por las noches en diversos lugares.
¿Cuán importante fue el ISA en tu formación?
Muy importante porque la academia te aporta la cultura general integral que necesitas, además de la técnica. Un actor sin conocimientos está en desventaja ante otro que los tiene. La cultura te ayuda a encarnar ciertos personajes y a comprender determinados roles.
Más allá del talento de cada cual, la formación académica puede ser impresionante cuando hay un buen maestro, un método acertado y un sistema idóneo de enseñanza.
Cuando te graduaste tenías un punto a tu favor: no tenías que empezar de cero.
Es cierto. Me gradué en el 2006 y ya tenía un camino recorrido como profesional.
¿En qué medios te has desenvuelto más?
Yo he hecho más cine y teatro que televisión. Me gusta mucho el cine por el rigor que tiene. Prefiero el sentido de la organización que aporta y cada especialidad manifiesta el máximo de su potencialidad. Yo agradezco mucho cuando se trabaja en equipo y las personas se entregan completamente.
En el cine se condensa todo en un tiempo más corto y eso me gusta. Intensifica lo que tienes que hacer y te eleva la adrenalina. Pones tu energía corporal a tope. Tiene la magia de ser más perdurable que la televisión. Trasciende más, aunque se trate de una mala película.
¿La televisión es más efímera?
Estoy segura de eso. Muestra productos que te mantienen vivo mientras estás saliendo en pantalla. Una vez que te mueves de ella se busca un relevo; y lo bueno que hiciste se consume, empieza a desaparecer.
Los procesos en la televisión son mucho más rápidos porque trabajas sobre la dinámica de la inmediatez y con un lenguaje determinado. Hay ciertas cosas que no se dicen porque es muy mediática.
¿Y el teatro?
El teatro tiene el rigor y el peso del cine, pero cada actuación se mantiene en la mente de muy pocos espectadores que hayan ido a ver la obra. La belleza está en eso también: el actor tiene que emplearse a fondo y dar lo mejor de sí para tratar de perdurar el mayor tiempo posible en la memoria del público. Trabajas en vivo y eso me hace aferrarme a ese medio.
¿Crees que el teatro cubano actual tiene calidad?
El teatro cubano está tratando de colocarse en una nueva etapa. Hay figuras noveles dentro de la dramaturgia y la dirección que le están aportando una visión más transgresora, con un lenguaje más violento y artístico parecido al teatro argentino o alemán. Existe un deseo grande de marcar una época y crear un movimiento más fuerte y definitorio.
¿Te sientes cómoda con los guiones que se emplean?
En sentido general, sí. Nuestro teatro es uno de los medios más libres en estos momentos. Los directores no están tan enfocados en la censura. Cuando Carlos Celdrán hace una obra en Argos Teatro es porque de veras la siente espiritual o socialmente. Lo mismo sucede con Carlos Díaz en el grupo El Público.
¿Con la televisión sucede igual?
¡Qué va! En el teatro hay mayor libertad. La televisión cubana está en un punto que tiene que replantearse muchas cosas. Estamos viviendo tiempos más difíciles en cuanto a publicidad e información. El mundo va por un camino y nosotros no podemos aferrarnos a ir por otro lado.
Nuestra televisión ha perdido espacios por no cuidar el resultado de sus productos. Hay que velar más por la factura, crear guiones más interesantes, no tenerle tanto miedo a la censura ni pensar que todo es censurable.
Debemos abrirnos un poco más y darnos cuenta de que puede haber programas puramente instructivos y otros de mero entretenimiento. Hay que dejar de hacer las cosas de manera equivocada o evitar darle un peso innecesario a determinadas cuestiones. En esa industria es importante el dinero, pero también la visión actualizada de las cosas.
Has hecho más películas que obras de teatro. ¿A qué se debe que a un actor lo llamen con bastante frecuencia?
Se debe, quizás, a que el actor se convierte en una garantía para el resultado del personaje o en una fuente de éxito del filme en taquilla. Todo director sabe que el público va a tener su película como una de las primeras opciones de entretenimiento si un actor es bueno. Eso ha hecho que muchos artistas cubanos se hayan inmortalizado en Cuba y en el exterior.
¿Qué crees del cine cubano?
Ha tenido etapas muy buenas y otras en las que ha pasado sin penas ni glorias. Actualmente se trata de hacer un cine más internacional, con una mayor variedad temática y de estilos.
Siempre ha sido muy apreciado por el espectador cubano y extranjero. He tenido la posibilidad de estar en países donde se han proyectado películas nuestras, clásicas o no, y han sido muy bien acogidas por el público.
¿Por qué no has hecho radio?
Porque creo que mi voz no es bonita. A la radio no voy a menudo: no es una puerta que he propiciado abrir ni he sentido la necesidad de hacerlo. Tampoco me han hecho propuestas.
¿Qué personajes son más confortables para ti?
A mí me gusta mucho interpretar personajes con historias difíciles, que estén bien escritos y me permitan superarme. Me gusta la comedia, pero trato de que no me encasillen o limiten.
Creo que no he hecho casi nada si tengo en cuenta todas aquellas cosas que quiero hacer. Si por mí fuera estaría siempre en cartelera, con un nuevo personaje en el cine. Me encanta tener un espectro amplísimo de personajes y abordar todos los géneros posibles.
He notado que en nuestras obras vamos mucho a la cotidianidad. Es muy probable que el público cubano esté un poco harto de personajes que solamente sufren o se ríen de las situaciones económicas y sociales del país.
Tengo deseos de ver o hacer películas que aborden otros aspectos de la sociedad. Los cubanos poseemos una manera muy espectacular de ser; tenemos historias que pueden ser asimiladas fácilmente por el público y no sé por qué razón no se escriben. Siempre recurrimos a los mismos temas y a los mismos lugares.
No pocos actores cubanos se han adaptado a estilos de actuación diferentes al nuestro, como por ejemplo en las telenovelas mexicanas, con otros acentos y modos de escenificar. ¿Cuán difícil es para un actor asumir una técnica diferente de actuación?
En ese sentido es muy importante la capacidad de adaptación. Es necesario ser flexible y estar disponible ante los cambios. Todo profesional debe tener ese sentido muy agudizado, porque es lo que te permite llegar a cualquier parte, dentro y fuera de tu país.
Si no logras sacar la rigidez mental de tu vida te quedarás clavado en el mismo lugar como ser humano y como profesional. Debes tener la capacidad de sorprenderte ante cada trabajo que hagas, entender que no sabes nada, aprender de los demás y escuchar todo lo que tienen que decirte.
¿Qué ha significado Leoni Torres en tu vida?
Mucho. Él ha influido en mi vida en todos los aspectos. Tenemos un hijo y casi 11 años de relación. Hemos sido una pareja muy bonita que ha aportado a la vida familiar.
La estabilidad en el hogar es muy importante para cualquier ser humano. La familia te da seguridad y fuerza. Eso ha sido un punto muy sólido a mi favor para enfrentar muchas dificultades en la vida o para encarar una profesión a veces con condiciones mínimas, bajos salarios, producciones escasas…
Ser mujer y crear una carrera no es fácil: se logra solamente con una familia unida. Leoni y yo hemos compartido sueños y realidades, y hemos sido muy creativos. Mi madre me ha ayudado muchísimo también. Creo que ha sido una bendición y una maravilla contar con una familia que ha sabido respetar mis sueños. Yo he tenido la suerte de contar con mis seres queridos para vivir, aceptar y sacrificar.
Yo la amo, jajajaja que jeva pa ser linda y estar buena.