El huracán Helene es una desgracia nacional. En términos de vidas humanas, hasta ahora ha causado la muerte de alrededor de 230 personas en su recorrido avasallador por los estados por donde pasó. En materia de daños, los últimos estimados los ubican en alrededor de los 30 mil millones de dólares, cifra que considera las pérdidas por el viento, las marejadas ciclónicas y las inundaciones.
Ha sido, sin duda, uno de los huracanes estadounidenses más mortíferos, solo superado por el Katrina. Pero con una segunda una peculiaridad: haber ocurrido a poco más de un mes de la elección presidencial entre Trump y Kamala Harris. Y una tercera: a un momento que se suponía fuera de recogimiento, asistencia, unidad y empatía, Donald Trump y sus subrogantes lo han venido contaminando de política barata y manipulaciones con fines torpemente electorales.
En un mitin de campaña en Saginaw, Michigan, el pasado 3 de octubre, el candidato republicano empezó a convertir en show político el desastre natural, acusando a la administración Biden de no prestarle la asistencia adecuada los afectados y afirmando que en la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) no había dinero para la ayuda porque se había gastado en manejar la oleada de migrantes en la frontera. “Se robaron el dinero de FEMA como si se lo robaran de un banco”, le dijo a los presentes. Y también que su rival en las urnas, la vicepresidenta Kamala Harris, lo había hecho para lograr que los inmigrantes ilegales votaran por ella.
Más adelante “predijo” que el impacto del huracán superará la devastación del Katrina mediante juicios festinados retomando el mantra antinmigrante y los ataques personales. “No hay nadie que haya manejado un huracán o tormenta peor de lo que están haciendo ahora”, dijo.
“Kamala gastó todo su dinero de la FEMA, miles de millones de dólares, en viviendas para inmigrantes ilegales, muchos de los cuales no deberían estar en nuestro país”. Un comentarista de los medios con dos dedos de frente pudo subrayar desde el principio lo obvio: “La mayor parte de la desinformación es descaradamente política y retrata al presidente Joe Biden y a Harris como incompetentes en un intento de ayudar a Trump a ganar la reelección”.
Como era de esperarse, casi de inmediato sobrevinieron los ecos de la piedra mayor, tanto dentro como fuera de las redes sociales. Elon Musk, el feliz propietario de X, antes Twitter, se dedicó a socializar repetidamente varios rumores e insinuaciones, pero siempre denigrando la respuesta del Gobierno Federal al desastre. Primero afirmó que “la FEMA no solo no está ayudando adecuadamente a las personas en problemas, sino también bloqueando activamente a los ciudadanos que intentan ayudar”. Una portavoz de la entidad federal le respondió: “Las afirmaciones acerca de que FEMA confisca o toma productos básicos, suministros o recursos en Carolina del Norte, Tennessee o en cualquier estado afectado por Helene son falsas”.
Luego aseguró que la Administración Federal de Aviación estaba cerrando el espacio aéreo en la zona del desastre y estrangulando los vuelos con suministros. Otro portavoz federal le respondió: “No hay restricciones en el espacio aéreo en Carolina del Norte mientras continúan los esfuerzos de rescate debido al huracán Helene. Los pilotos que buscan ingresar a los aeropuertos de Asheville o Rutherford deben comunicarse con el aeropuerto para obtener permiso para aterrizar. La Fuerzas Armadas están trabajando con las autoridades locales para garantizar que los esfuerzos de rescate se realicen de manera segura”. Finalmente, el actual secretario de Transporte, Pete Buttigieg, lo interpeló directamente: “Nadie está cerrando el espacio aéreo y las Fuerzas Armadas no bloquean los vuelos de rescate y recuperación”, escribió. Y añadió: “Si tienes un problema, llámame”.
Pero faltaba la joya de la corona. Marjorie Taylor Greene, protagonista de escándalos varios en la Cámara de Representantes, se dedicó a colocar el listón un poco más arriba. Se trata, ni más ni menos, de la primera legisladora de QAnon, un grupo alucinado de Internet que ha llegado a sostener teorías conspirativas tales como que pedófilos adoradores de Satanás estaban al frente de una red mundial de tráfico sexual de niños y conspirando contra el presidente Trump; que este había fingido conspirar con los rusos para reclutar al ex fiscal general Robert Mueller a fin de que se le uniera contra un golpe de Estado urdido por Barack Obama, Hillary Clinton y George Soros; que Osama Bin Laden no estaba muerto y que la Administración Obama se había involucrado en un complot interno para escenificar su muerte.
Pero la legisladora de Georgia tiene en su propia cosecha algunas perlas. Por ejemplo, decir que Barack Obama en secreto es musulmán; que ningún avión se estrelló contra el Pentágono el 11 de septiembre; y que los incendios forestales de California fueron causados por láseres del espacio… verdaderos desafíos a una cultura fundada por el racionalismo.
Ahora acaba de asegurar que ellos podían controlar el clima. “Sí, ellos pueden controlar el clima. Es ridículo que alguien diga que eso no se puede hacer”, escribió. Antes de afirmar esa nueva contribución a la meteorología, compartió una imagen de las áreas más afectadas por el huracán Helene superpuestas con un mapa electoral: los demócratas serían los responsables de que un huracán dañara a los republicanos de Georgia y Carolina del Norte.
Pero fue más allá, si esto es posible. “Estos son los idiotas no calificados que utilizan los fondos de ayuda en caso de desastres de FEMA para albergar a los inmigrantes y FALLARLE a las víctimas del huracán Helene en el oeste de Carolina del Norte”. Y hasta llegó a pedir la renuncia de la administradora de la FEMA. “La directora de FEMA, Deanne Criswell, comparecerá ante el Comité de Supervisión […] Dimite, Deanne”.
“Es francamente ridículo y simplemente falso. Este tipo de retórica no ayuda a la gente”, declaró Criswell. “Es realmente una vergüenza que estemos poniendo la política por delante en vez de ayudar a la gente, y para eso estamos aquí”, dijo.
Congresista republicana compara de nuevo a Donald Trump con Jesucristo
No importa que los servicios de emergencia de estados como Georgia y Carolina del Norte, incluidos muchos funcionarios republicanos, hayan refutado las mentiras y llamado a dejar de compartir falsedades y catastrofismos en las redes sociales. Kerry Giles, una funcionaria de información pública del condado de Rutherford, Carolina del Norte, emitió un comunicado para desmentir toda la bazofia que ponen a circular on line sobre las localidades devastadas: el Gobierno no se estaba apoderando de ellas, ni confiscando propiedades; ni había “cadáveres por todas partes”…
Por su parte, Kat Cammack, republicana de Florida, dijo que las víctimas del huracán Helene “no tienen tiempo” para la política, sino necesitan apoyo para reconstruir las comunidades afectadas. “Carolina del Norte ha sido golpeada. Han quedado devastados. Necesitan ayuda y no tienen tiempo para la política. Nadie lo tiene”, dijo. “Los funcionarios electos republicanos siguen refutando las tonterías, y a MAGA no le importa”, escribió el columnista conservador David French. “Siguen a los mentirosos, y cuando los mentirosos mienten, les creen y odian a cualquiera que les diga la verdad”.
A pesar de todo, lo van a seguir haciendo. Con este huracán o con el otro. Este caso ilustra la naturaleza misma de Donald Trump: divisionismo, manipulación, creación de “hechos alternativos”. Y, finalmente, lo más importante: una total falta de ética.