Fundada en 2021, tras la apertura al sector privado en Cuba, la empresa Andal mantiene una alianza público-privada que beneficia a la población de la capital.
Ortelio Martín, su presidente, se atrevió a aceptar el reto propuesto por las autoridades de incursionar en la reparación de viales hace casi tres años. Transformó su negocio de fabricación de materiales de la construcción en una pequeña industria que produce asfalto de mezcla en frío y cuenta con una brigada para el “bacheo”.
Andal recibió los permisos requeridos para operar y realizar trabajos de reparación en calles secundarias, dado el interés del gobierno capitalino.
“El sector privado nunca había participado de esta forma en el arreglo de las carreteras en Cuba”, reconoció Martín, quien comentó a OnCuba que el camino para lograrlo no estuvo libre de obstáculos.
Sin embargo, predominó la voluntad de las autoridades por realizar este experimento, del cual han surgido otros 7 similares en La Habana.
Andal, al ser la primera, obtuvo un viejo local de construcción en el municipio de La Lisa para levantar una planta de producción asfáltica en frío.
Martín relató que esa fábrica se construyó a base de materiales reciclados y tuvieron que pedir dos créditos al banco para poder terminarla.
Igualmente, pudieron contratar los servicios de los suministradores de áridos y líquido asfáltico. Los mismos que proveen a las empresas estales dedicadas al mantenimiento de los viales.
Piedras en el camino
Andal está en el reducido grupo de empresas privadas a las cuales el gobierno le asigna una cantidad determinada de combustible. En este caso, 400 litros mensuales.
Sin embargo, su dueño, Ortelio Martín, advirtió que el suministro depende de la disponibilidad del momento y que se lo venden a precios minoristas.
El empresario subrayó que la logística de transporte detrás de este negocio es demandante.
“El polvo de piedra para el uso en el asfalto, que está estipulado usar por sus características fisicoquímicas, está en Alacranes, en una cantera de Matanzas. Solamente para ir a buscar el árido hacen falta 150 litros de petróleo. Tengo una producción de 200 toneladas diarias que necesita 60 metros cúbicos. Eso serían tres viajes. Sin contar las otras materias primas necesarias”, ejemplificó Martín.
Argumentó que tampoco es sostenible económicamente emplear petróleo obtenido en el mercado negro, porque el cliente fundamental de su empresa es el Estado y el presupuesto se realiza basado en los números que este puede pagar.
Otra de las dificultades es el acceso a equipamiento. Hasta ahora en Andal han tenido que alquilar equipos de empresas estatales, los cuales ya habían sobrepasado su vida útil y estaban en condiciones deplorables. Han tenido que invertir en su reparación y pagar el alquiler.
“Si una empresa estatal tiene equipos rotos y no tiene dinero para echarlos a andar hoy, ¿cuándo va a poder hacerlo? Si alguien tiene el dinero para adquirirlos, ¿por qué no venderlos?”, reflexionó Martín, quien también lamentó que no exista financiamiento disponible para obtener equipamiento nuevo y acceso a mejor tecnología para el asfalto.
En la lógica de reparación de equipos también interviene el factor monetario. Como explicó Ortelio, la obtención de repuestos es fundamentalmente en divisas, las cuales no puede recuperar de los resultados de su producción y tampoco existe en la isla un mercado cambiario oficial. Otro desafío.
Sin incentivos
Estas dificultades son un freno para el emprendimiento de Martín, quien explica que, de no tener una situación tan complicada con el acceso al combustible, duplicaría por dos su cartera de proyectos, que hoy alcanza los 15 millones de pesos, con obras en cuatro municipios de La Habana.
Además, lamentó que, a pesar de ser un negocio dedicado enteramente a la producción, con una fábrica que comercializa con una empresa estatal de viales y una mipyme, no existan beneficios para empresarios como él.
“No hay estímulo para la producción, son los mismos impuestos para todos, incluso nosotros que asumimos un encargo estatal. No contamos con acceso a divisas. Miden con la misma vara a todo el mundo”, comentó.
“El sector privado necesita de todas las herramientas y los mecanismos que tiene el mercado para poder desarrollarse. Está llamado a ser un motor del desarrollo nacional, pero todavía no se ve con esa intensidad, lamentablemente. Si se tuviera una política más audaz con el sector privado, más ganaba el Estado”, afirmó.
La aspiración de Martín es escalar a nivel nacional su negocio, que actualmente produce 1500 metros cúbicos de asfalto al día. Para ir concretando ese sueño y sostener la vida de su empresa, ha diversificado sus clientes y no solo comercializa con el sector estatal, sino que también ofrece su servicio a otras mipymes que desean arreglar el entorno donde trabajan. Esto le garantiza el acceso al pago en divisas.
A pesar de las circunstancias que rodean su emprendimiento, Ortelio no deja ser optimista y cree que en el futuro se hará más evidente el rol del sector privado en la economía de la isla.
Saludos, siguen ” los bochornos y lo inconcebible en este pais. No hay dinero para arreglar los calles, pero si hay dinero ” para los congresos internacionales y el patrioterismo ‘
Hola. Podrían facilitarme el contacto de la empresa.? Gracias de antemano
Y ya ves… al final tuvieron que recurrir a sector “privado”.
Una empresa privada con las cosas del estado. Aún así pide divisas. Señor, si el estado tuviera esas divisas no sería necesario esa Mipyme.