Este miércoles no es un día normal en La Habana, aunque por momentos lo parece.
En solo unas horas Rafael dejará sentir su fuerza en la capital, y los habaneros lo saben. Aunque el centro del huracán pasará más al oeste, entre Artemisa y Pinar del Río, la intensidad con que llegará a tierras cubanas extiende el peligro hasta La Habana y también más allá.
Con esos presagios, y la mañana nublada y ventosa, la gente intenta prepararse lo mejor que puede. Las calles antes del mediodía seguían concurridas, en movimiento.
Horas antes del impacto del huracán continúan las colas, las personas cargando pertenencias, poniendo lo suyo a mejor resguardo. También turistas que buscan refugio en hoteles y vendedores que tratan de despachar sus mercancías hasta el último minuto.
En la ciudad ya no hay transporte público, y en varias zonas tampoco hay ya fluido eléctrico. Hay basura y escombros y charcos en las calles, y el ambiente es de prisa, de preocupación.
Horas antes del paso de Rafael, la capital luce agitada antes de recogerse, y también gris. Así la muestran las fotos de Otmaro Rodríguez, tomadas a contrarreloj. Luego del huracán las imágenes de seguro serán otras, ojalá y no demasiado dolorosas para la ciudad y su gente.