El viaducto La Farola, con sus 59 años de creado y graves daños tras el paso del huracán Oscar, será sometido a su primera reparación capital, reportan medios estatales.
Actualmente, la construcción presenta daños en su estructura, así como varios derrumbes y hundimientos del terreno provocados por el ciclón, las persistentes lluvias y el tránsito de equipos pesados hacia Baracoa, señala un reporte de la Agencia Cubana de Noticias.
Las afectaciones requirieron asistencia inmediata de constructores de varias provincias “para garantizar la circulación vehicular”, según explica Venceremos. Sin embargo, ahora se lleva a cabo el diagnóstico para los próximos trabajos, “algunos complejos” por el alcance de los daños, “lo escarpado del terreno y los medios técnicos exigidos”.
Para que pueda efectuarse la reparación, deberán devolver la funcionalidad a unos 40 camiones, buldóceres y otros equipos pesados, “paralizados mayormente por neumáticos, batería y lubricantes”, dijo al medio vicegobernador en Guantánamo, Carlos Martínez Turro.
En lo adelante, las autoridades limitarán “la carga que se transporte por esa carretera”, lo cual implica que “medios pesados no podrán transitar por el viaducto”. En Facebook, el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, precisó que la capacidad de carga de La Farola bajará a 30 toneladas.
La construcción del viaducto La Farola, considerado una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana, tardó unos 20 meses, desde abril de 1964 hasta diciembre de 1965. Por él vía transitan en la actualidad cerca del 96 % de las personas que entran o salen de Baracoa y más del 83 % de las mercancías.
Oscar fue el primer huracán que tocó directamente el territorio cubano en la actual temporada ciclónica. Entró el 20 de octubre con categoría 1 muy cerca de la ciudad de Baracoa y se convirtió en una tormenta tropical antes de salir 25 horas después por un punto próximo a Gibara, en Holguín.
Este huracán dejó ocho muertos y dos desaparecidos, cuantiosos daños a más de 12 mil viviendas, la agricultura, los servicios de electricidad, comunicaciones y acueducto, entre otros estragos.