Cristiano Berti (Turín, 1967) expone en la 15 Bienal de La Habana. Su instalación, Ciclos fútiles Boggiano, puede verse en la Casa de África. La obra es el resultado de más de un lustro de investigaciones de campo y en archivos, principalmente de la ciudad de Trindad.
Berti vino tras el rastro de su compatriota Antonio Boggiano (Savona, 1778), quien poseyó un cafetal en las inmediaciones de Trinidad en el siglo XIX. El artista dio por casualidad con el nombre de este ligur y quiso saber qué descendencia había dejado en Cuba. Su sorpresa fue grande cuando pudo concluir que los Boggiano cubanos no provenían del colono, sino de sus esclavos que, como era usual entonces, fueron forzados a adoptar el apellido del dueño de “vidas y hacienda”, marca de propiedad que despojaba a estos de sus patronímicos originales, en un intento fallido por anular su identidad.
La obra de Berti, artista italiano que se expresa con la fotografía, el video y la instalación, no es reivindicativa, pues de esto ya se habían encargado los troncos de los distintos árboles genealógicos, hombres y mujeres que alcanzaron, con no poco sacrificio, a comprar su condición de personas libres. Rastrear sus orígenes, exponerlos, crear sus genealogías en una instalación artística tridimensional es su mérito mayor, resultado conseguido en varias visitas a Cuba, desentrañando historias personales, hilando en la rueca del azar, intentado ponerse en la piel de los otros.
En esta Habana que acaba de cumplir 505 años de fundada, abordamos al artista, que nos concedió amablemente una rápida entrevista.
Su investigación sobre la posible descendencia de Antonio Boggiano en Trinidad, comenzó hace algún tiempo. Parte de los resultados de la pesquisa se presentaron en la 31 Feria del Libro de La Habana. Ahora la Bienal acoge, además, la genealogía de Liberata Boggiano (nombre con una alta carga simbólica), el libro con el ensayo histórico y el video Pero está por ahí, ¿no? ¿Cuándo quedará cerrado el proyecto? ¿Seguirá exhibiendo en Cuba los resultados parciales?
En su parte de investigación y diseño de los árboles genealógicos, el proyecto se terminó en el verano del año pasado. Desde ese momento los árboles han estado estáticos, o sea, no he hecho modificaciones por nacimientos o fallecimientos. Solo me queda completar la producción de las piezas que los componen. La descendencia de Liberata conforma uno de los tres árboles, el más pequeño. Los otros presentan la descendencia de Rosa y Francisco, y la descendencia de Concordia y José María. Me gustaría mucho presentar todos los árboles en Cuba, pero juntos tienen un tamaño considerable.
¿El adjetivo “fútiles” (de poco aprecio o importancia) está usado con un carácter irónico en el título del ciclo?
No, no tiene carácter irónico. Los trabajos que componen los “ciclos” tienen un título colectivo que invita a reflexionar sobre las prácticas y los resultados de dos diferentes investigaciones, la histórica y la artística. Es como si en el título hubiera un signo de interrogación subyacente. Mi posición respecto a éste parece bastante clara si consideramos que el ciclo fútil de los herederos Boggiano ha durado siete años.
¿Acudió algún descendiente de Liberata a la Inauguración de la instalación? ¿Qué les pareció que su historia se reflejara mediante el arte?
Los descendientes de Liberata en su mayoría viven en La Habana. Klarissa y Aymeé acudieron a la inauguración. Ellas aman este proyecto. Me quieren mucho, y yo las quiero mucho a ellas.
¿Qué diferencia su trabajo artístico histórico de la investigación histórica pura y dura? ¿El arte provee un método singular de investigación de la realidad?
El método de investigación histórica ha sido el mismo de una investigación a nivel académico, pero ha sido bastante diferente la manera de presentar los resultados de la investigación. El arte ayuda a ver las cosas fuera de las convenciones y a ponerse en una posición abierta a los estímulos de la realidad.
Los Boggiano cubanos, hasta donde ha llegado su investigación, descienden no de Antonio Boggiano, sino de algunos esclavos de éste que lograron comprar su libertad. ¿Qué representó, en lo personal, ese hallazgo?
Cuando me di cuenta de que los Boggiano cubanos tenían estos antepasados fuertes y determinados, me pareció que la historia de estas familias devenía aún más linda. La realidad tiene muchas caras. Lo que parecía una historia de esclavitud y opresión se transformó en una historia de libertad.
¿Qué papel ha jugado el azar en el desarrollo de esta obra?
La investigación histórica está llena de azar, y los artistas trabajan cotidianamente con el azar. El trabajo más influenciado por el azar es el video, que también se expone en la Bienal.
¿Cuál será el resultado final de Ciclos fútiles Boggiano? ¿Cómo quedará registrado el proceso? Sé que hay un documental y un ensayo. ¿Habrá un libro que recoja los procedimientos, las técnicas empleadas, los descubrimientos…?
Por ahora no estoy pensando en una publicación de ese tipo. Los descubrimientos se encuentran en las obras, no solo en el libro de artista, que al mismo tiempo es un ensayo histórico, o en los árboles genealógicos, sino también en el video. Ese video en parte se ha transformado en un archivo de conocimientos e instrucciones para una topografía de lugares desaparecidos, o que podrían desaparecer próximamente.
¿Trabaja en algún proyecto paralelo?
He empezado a trabajar en el tercer ciclo fútil, que tiene en común con los antecedentes el hecho de que relaciona a Italia y Cuba. En este caso, se trata también de una historia de emigración de italianos al archipiélago cubano, pero menos exitosa que la de Antonio Boggiano.
Pero está por ahí, ¿no? estará disponible hasta el 28 de febrero, fecha de clausura de la Bienal, en este enlace.