“El objetivo de Cuba en el Premier 12 es, primero, avanzar a la Súper Ronda, y luego intentar llegar al podio”. Con esas palabras, Armando Johnson, mentor de la selección nacional de béisbol, se puso la soga al cuello antes de que se lanzara el picheo inicial del segundo torneo internacional más trascendente en el deporte de las bolas y los strikes en la actualidad, solo por detrás del promocionado Clásico Mundial.
El director pinero, que lleva demasiado tiempo trabajando en los diamantes, debería saber que ese tipo de pronósticos suele ser un arma de doble filo: si cumples vendrán halagos de todo tipo, pero si quedas por debajo llegarán las críticas, mucho más si pierdes por la clásica milla. Esto último fue lo que le sucedió a la novena caribeña en Taipéi de China, donde nuevamente quedaron en evidencia las costuras del movimiento beisbolero nacional.
Una victoria en cinco partidos logró el combinado antillano, que naufragó en ofensiva, defensa y picheo, en ocasiones al mismo tiempo. Solo Australia, nuestra víctima preferida de los últimos topes, cayó en la red en un choque definido por un suin de Yadir Drake y un gran trabajo de los relevistas. Del resto de los encuentros hay poco positivo que rescatar, salvo el espíritu de combate para venir de atrás y poner en aprietos a una versión sólida de Japón, pero no la más potente.
Contra República Dominicana, representada por el equipo sin estrellas, solo Yoenni Yera dejó una impresión contundente. Su faena de seis episodios en blanco la malograron los relevistas, que en el último tercio del choque permitieron media docena de carreras. En tanto, los bateadores eran dominados por lanzadores de tercera categoría, sin grandes repertorios ni velocidades aterradoras. Más de lo mismo sucedió contra Corea del Sur, que atacó temprano y después se relajó para maquillar el resultado, mientras Taipéi de China nos pintó de blanco en un desafío que no significaba absolutamente nada.
Así se esfumó el Premier 12 para Cuba, que de nuevo volvió a fallar ante ese monstruo asiático de tres cabezas que componen Japón, Corea y Taipéi. Para que se tenga una idea de lo mal que nos ha ido frente a estos equipos, en las tres ediciones del evento hemos perdido los seis duelos ante ellos, con un desastroso balance de 13 carreras anotadas y 35 permitidas.
Quizás estos resultados tomaron por sorpresa a quienes se quedaron detenidos en la imagen de Cuba entre los cuatro grandes de la última edición del Clásico Mundial hace año y medio. Sin embargo, en el deporte no suele funcionar la transitividad.
El hecho de haber logrado un gran resultado en un certamen de mayor nivel hace poco tiempo no nos garantiza en lo más mínimo que se repetirá el mismo desenlace en el futuro, ni siquiera si te enfrentas a rivales inferiores en el papel. Las diferencias en las convocatorias, la forma de los jugadores y los errores en cuestiones que ya son básicas en el béisbol moderno te pasan factura en cualquier torneo.
Si bien este Premier 12 ha estado alejadísimo del nivel cualitativo (más de la mitad de los jugadores pertenecían a circuitos independientes y menos del 20 % se desempeñaban en ligas profesionales de máximo nivel) del Clásico o de las dos primeras ediciones del propio campeonato, los rivales de Cuba mostraron más dinamismo, mejor condición física y muchas variantes estratégicas. Los antillanos, en cambio, dieron la impresión de jugar un béisbol primitivo, atrasado y excesivamente dependiente de la improvisación, lo cual complejiza mucho la competencia frente a equipos que tienen todo un sistema de respaldo para analizar al detalle cada movimiento.
Durante la lid, mucho se habló de la falta de poder y de la pobre oportunidad con hombres en base que tuvieron los cubanos, pero realmente el equipo no estaba equipado para producir bateo de largo alcance. Eso debió tenerlo presente la dirección, que no explotó lo suficiente la velocidad, las conexiones por detrás del corredor o el ataque directo a los lanzadores con toques de bola.
En conclusión, Cuba no se apegó a la filosofía de avanzar compañeros y producir carreras por vía terrestre, un pecado mortal cuando adoleces de fuerza en la alineación.
Otra falla inexplicable de la dirección fue casarse con los mismos hombres, y mantener estática una alineación que no funcionaba teniendo variantes en el banco para probar.
De esta forma, el Premier 12 fue un suspiro para Cuba, pero, como ya se ha convertido en costumbre cada vez que termina un torneo beisbolero, nos deja material de sobra para debatir respecto a nuestras múltiples debilidades y lo que podemos hacer para solucionarlas.
Desde mi punto de vista, es crucial la actualización de nuestros entrenadores, el cambio de mentalidad, la apuesta por incluir personal especializado en análisis de datos en tiempo real dentro de cada equipo, de manera que puedan ofrecer in situ información detallada sobre un rival o sobre una situación específica de juego. También, obviamente, habrá que acercarse cada vez más a esa cantera de jugadores profesionales que tenemos en Estados Unidos, Asia y el Caribe. Cuba tiene que seguir con una postura abierta en las convocatorias, no limitar a nadie. Eso nos llevará a formar el mejor equipo posible en el futuro.
Saludos felicidades por su análisis en el este artículo pero…usted señala y cito “el hecho de haber logrado un gran resultado en un certamen de mayor nivel hace poco tiempo” si se refiere al Clásico Mundial, le recuerdo que, gracias al sistema de clasificación Cuba fue el único país que accedió a la final con tres juegos ganados y tres perdidos. Y de paso clasificó en el último momento por diferencias de carreras. Es decir una absoluta ridiculez. Si usted le llama a eso buena actuación? No sé que será una actuación pésima.
Saludos.
Es cierto que Cuba sumó varias derrotas en el Clásico, pero los rivales fueron superiores. Por poner dos ejemplos de los equipos que se derrotaron en la clasificación, Panamá tenía un equipo mucho mejor que el de República Dominicana que ahora enfrentamos en el Premier, y el equipo de Taipei también era superior a la versión del Premier, aunque en este último caso llegaron en muy buena forma y por eso salieron campeones. Australia presentó equipos similares, pero igualmente en el Clásico creo que estaban un peldaño por encima del Premier. Además, todo es cuestión de analizar circunstancias. En el Clásico el equipo cubano se recupera de dos derrotas en sus partidos iniciales y logra tres victorias seguidas que los mete en semifinales. Solo ese detalle lava la cara del conjunto y convierte en buena la actuación. Saludos
Cuba, Cuba se está lleno por el caño en todo, pero nadie hace nada positivo para revertir el daño, ni los gobernantes de nueva hornada ni la gerontocracia vitalicia, mientras sigamos regentado por gente inepta (pero a fin con los perpetradores de esta “muerte anunciada”) no vamos a salir afuera en ningún frente. Sólo queda soñar con alguna intervención divina que evite que seamos aniquilado por completo.