El diseñador escénico cubano Eduardo Arrocha falleció este martes en La Habana a la edad de 90 años, confirmó un obituario del portal Cubaescena.
Nacido en la localidad capitalina de Guanabacoa en 1934 como Pascual Eduardo Arrocha Fernández, el también pintor y durante décadas director técnico y diseñador general de Danza Contemporánea de Cuba, se graduó en 1962 de la Academia de Bellas Artes San Alejandro, en la especialidad de Pintura.
Sus inquietudes teatrales lo llevaron a interesarse por el diseño escénico teniendo como guía al director Rubén Vigón (1917-1977), uno de los maestros en el campo del diseño escenográfico.
En 1962, Arrocha obtuvo el Grand Prix Ville de París con sus diseños para el ícono romántico Giselle, del Ballet Nacional de Cuba, filmado en 1964 por el cineasta Enrique Pineda Barnet.
En 1966 cursó estudios escenográficos en el Teatro Nacional de Praga y en 1971 en la Ópera y Ballet de Bratislava; además, fue alumno de pintura con los célebres maestros Agustín Fernández y René Portocarrero.
A la par de ese período de aprendizaje, Arrocha se vinculó al quehacer danzario y teatral de la vorágine cultural de los años 60 y 70, trabajando con dramaturgos, coreógrafos, directores y personalidades del arte y la cultura de la isla.
Amigo entrañable del gran coreógrafo Ramiro Guerra, fue diseñador jefe y director técnico en el Conjunto de Danza Moderna, luego Danza Nacional de Cuba y hoy Danza Contemporánea de Cuba.
Con unos 400 trabajos para piezas teatrales, Eduardo Arrocha hizo época con sus memorables diseños, donde aplicó conceptos novedosos y trabajó en moldear las figuras escénicas desde la particularidad de su propuesta, evaluó el comunicado de Cubaescena.
Igualmente, su labor trasvasó a la Ópera Nacional de Cuba, el Conjunto Folclórico Nacional y el Ballet de Camagüey, entre otras compañías danzarias.
Arrocha diseñó vestuario, escenografía, luces y todos los elementos imaginables y posibles para conformar una puesta en escena, ya sea para teatro, danza, ballet, ópera, cabaret, televisión, y también para el cine y el carnaval. Para este último, realizó cerca de 180 diseños para unas 70 coreografías, añadió Cubaescena.
“Dicen que soy el decano, y creo que es verdad, porque estoy cerca de los 90 años; entonces mi opinión, si no es decrépita, al menos es especializada”, dijo recientemente Arrocha, según el medio digital.
Además de sus premios nacionales, Arrocha fue condecorado con la Distinción por la Cultura Nacional, el Sello de Laureado, la Orden Alejo Carpentier del Consejo de Estado y el Premio Nacional de la Oficina Nacional de Diseño correspondiente a 2013. También fue laureado con la condición de Artista de Mérito de la Uneac, organización que promovió la realización del documental De tal Eduardo tal Arrocha (2012), dirigido por Regino Oliver.
Por decisión familiar los restos del prestigioso diseñador serán cremados y esparcidas sus cenizas junto con las de su esposa en ceremonia íntima.
Opiniones para un perfil
El regisseur, primer bailarín, coreógrafo y profesor de la prestigiosa compañía Danza Contemporánea de Cuba, Isidro Rolando, afirmó que “Ramiro Guerra creó la danza moderna cubana y Arrocha le puso color”.
“Se ha ido Arrocha, pero su chispa, su inteligencia, su humor, su sabiduría acumulada, su espesor intelectual, su catedra… quedará. Es y será -porque se lo ganó por derecho propio y a fuerza de mucho trabajo-, el caballero del diseño cubano. Lo extrañaremos”, manifestó a On Cuba la periodista Estrella Díaz, coautora junto con el maestro del libro Palabra de diseñador, publicado en 2019.
De acuerdo con Díaz, el artista se había ganado “el calificativo de Carbono 14, el todo terreno del diseño, The best, y en la temprana década de los 60 recibió uno de los elogios más grandes de su vida cuando el pintor, dibujante, ilustrador y diseñador teatral Andrés García, le dijo: “tus diseños parecen Dureros”.
Coreógrafos como Eduardo Rivero, Víctor Cuellar, Marianela Boán, Rosario Cárdenas, Lídice Núñez, Ramiro Guerra, Alicia Alonso, Santiago Alfonso, Eugenio Hernández Espinosa, Abelardo Estorino, entre muchos otros, encontraron en Arrocha a la persona capaz de transformar sus visiones en obras de arte, añadió la investigadora, quien trabajó las memorias escritas por el artista, al que calificó de “estricto y meticuloso con las fechas y ordenado hasta la saciedad”.
Uno de los críticos teatrales cubanos de larga data, Roberto Pérez León, siluetó al fallecido diseñador como un “artista en el sentido tradicional, innovador, anárquico y revolucionario del término” y elogió el libro de memorias Palabra de diseñador.
“Sin desdorar considero que no son muchos los países en nuestra América que puedan contar un creador escénico de la magnitud de Arrocha. Siempre digo que para que un artista sea en verdad un total fundador debe ser culto, tener un gusto magnífico y saber componer espléndidamente. Si estas tres cualidades se juntan, en nuestro caso sale siempre un Arrocha”, manifestó Pérez León.
En un artículo publicado en 2021 en Cubaescena, el experto citó una anécdota contada por el propio Arrocha, quien estando de gira por Polonia, el personal del teatro donde se presentó una obra cubana quedó impresionado al descubrir que todo el vestuario había sido confeccionado a partir de materias primas elementales.
“No entendían cómo se había podido hacer un vestuario tan elaborado con materiales tan simples: mutando, alterando cada trocito de tela, agregando semillas o incrustando caracoles, pedacitos de lata”, citó Pérez León.
Por su parte, el crítico, ensayista y poeta Norge Espinosa escribió que Arrocha es uno de los más grandes nombres del diseño escénico en Cuba. Lo describió como “un maestro esencial, que tocó con mano de lujo tantas obras y les aportó su sello de innegable buen gusto y cubanía sin estridencias”.
En unos comentarios en su cuenta de Facebook, Espinosa destacó la amplitud técnica del creador tanto para el teatro dedicado al público adulto e infantil, como para el cine, el teatro musical y para espectáculos de diverso tipo.
Igualmente, resaltó sus trabajos para el ballet y la danza en Cuba, de los que dijo “ son esenciales: desde el vestuario de Giselle hasta el manto de Okantomí y los atrevimientos del nunca estrenado Decálogo del Apocalipsis”.
“Se rompió tu arcoiris y tú con él, querido Arrocha. Pero quedan conmigo tus historias de vida, saberes de profesión llenos de hilarantes anécdotas y experiencias vividas a pleno pulmón; tu calendario de único Gran amor y padre único. Amigo y colega ¿Podré prescindir de ti?”, escribió, a petición de On Cuba, la notable escenógrafa y diseñadora cubana de vestuario Nieves Laferté.