José Enrique Rodríguez Naranjo nació hace 45 años en una comunidad rural tunera llamada Los Mangos. Sin embargo, la vida lo llevó del municipio Amancio Rodríguez, en la zona oriental de la isla, hasta la lejana Australia, país al que representó en la segunda Copa Mundial de Baseball5 celebrada en Hong Kong este año.
Su viaje hasta el otro extremo del planeta se produjo hace 16 años, cuando conoció a una australiana en Trinidad. Entonces se mudó para asentarse definitivamente en el país continente, donde no perdió la conexión con el béisbol.
Desde que lo ves, te das cuenta que es un cubano de pura cepa. No importa que esté enfundado en un traje australiano. Y cuando segundos después te suelta par de “aseres”, tienes la sensación de que lo conoces de toda la vida. José brindó alegría y carisma a su equipo en la cita asiática.
En una conversación con él, enseguida salen a relucir detalles de sus inicios en el deporte de las bolas y los strikes, con el que la mayoría de los cubanos chocan desde pequeños, de una forma o de otra.
“En Las Tunas jugábamos béisbol callejero, como le decimos nosotros la pelota manigüera, en el terreno frente al cementerio viejo, justo delante de mi casa, pero yo no jugaba las cuatro esquinas en Oriente, que es el precursor del baseball5”, recuerda José Enrique, quien solo probaba la magia de “la manito” cuando iba de visita a La Habana.
No obstante, donde realmente se vinculó a lo que hoy conocemos como baseball5 fue en Australia, cuando hace siete años comenzó la furia por la práctica organizada de esta novedosa modalidad, ya contemplada en los calendarios internacionales de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol.
“Al año y medio de llegar a Australia, a través de otros amigos cubanos, nos enteramos que había un entrenador americano que estaba organizando un equipo a una hora de mi casa. Nos unimos tres o cuatro cubanos y nos metimos en ese conjunto. Estuvimos una temporada con ellos. Después apareció otro plantel nicaragüense que se llama San Carlos, todavía existe, y nos fuimos a jugar béisbol con ellos”, relata José Enrique.
“Con el San Carlos competimos en un béisbol más organizado. Jugaba shortstop y tercera base. Cuando vieron el brazo que tenía, me pidieron que lanzara, y me enseñaron a pichear. Después nos organizamos, hicimos un piquete casi completo de cubanos y ganamos tres temporadas seguidas. Yo era el lanzador cerrador.
“La última temporada que jugamos, me fui a Cuba seis semanas de vacaciones, y cuando regresé estuve en los últimos tres juegos. El partido se fue a extrainnings contra un equipo asiático, y les ganamos. Saqué los dos últimos outs. Ponché al cuarto bate y al otro lo dominé en un fly que yo mismo capturé. Me seleccionaron el MVP del torneo”, cuenta José Enrique, con quien conversamos en Hong Kong durante la Copa Mundial de baseball5.
Después de jugar pelota, ¿cómo llega el baseball5 a ti?
Llegó a través de Adrián Medina, cubano que fue el director de Australia en el Mundial juvenil de Ankara el año pasado y en esta Copa Mundial de mayores. Nos habíamos relacionado bastante con el tema del béisbol y la comunidad cubana. Adrián ha sido el que más ha estado moviendo el tema del baseball5 en Australia. Desde que comenzó este deporte, es el que lo ha promocionado. Con su apoyo y el de otros cubanos comienzo en este deporte. Cada vez que él realiza una convocatoria me sumo a los entrenamientos.
¿Entonces es Adrián Medina el principal responsable de que hayas llegado a la Copa Mundial en Hong Kong y de toda tu carrera en el baseball5?
Adrián ha sido totalmente genial. Es una excelente persona, un gran entrenador, siempre muy positivo. Esa energía nos la trasmite a todos nosotros de una manera que no puedes explicar. Adrián es el alma del baseball5 en Australia y por supuesto que fue clave para que yo llegara a Hong Kong, que para nosotros es un gran premio, porque en 2022 teníamos un equipo listo para asistir al primer Mundial de la disciplina en México y al final la Federación australiana no nos apoyó. Cancelamos nuestro viaje a última hora. Entonces, cuando realizaron las convocatorias para este evento en 2024 me colé en el equipo. Así llego a este Mundial.
Fuiste el jugador más veterano en la Copa de Hong Kong con 45 años. ¿Qué significó esta experiencia?
Con casi 46 años, ha sido maravilloso. He vivido cada segundo al máximo y muy orgulloso. He tenido la oportunidad de conocer a los muchachos del equipo cubano y a los demás países participantes, conversar con jugadores, periodistas, entrenadores, directores. Incluso, me hicieron una entrevista a mí como el jugador de mayor edad, y a una lituana que era la más joven, con 14 años. Es muy lindo experimentar momentos como este.
Mis amigos cubanos de la infancia, cuando se enteraron de mi presencia aquí, no podían creer que todavía estaba jugando, representando a un país. Me decían: “Asere, tú estás entero”.
Precisamente, has visto jugar al equipo cubano, los reyes de este deporte en el mundo. ¿Cómo viviste eso?
Es una energía incomparable. Desde Australia sentía una emoción increíble porque iba a conocer y conversar con los mejores del mundo, que son cubanos como yo.
¿Qué le depara el futuro a José Enrique en el baseball5?
Voy a seguir jugando, seguiré apoyando este deporte en Australia. Pero creo que me dedicaré un poco más al tema de entrenar, para convertirme en preparador de los equipos australianos.
¿Entonces no llegarás a la tercera edición mundialista en Italia 2026?
Tengo convicción de que sí llegaré, pero como entrenador. Esa es la meta.