Cuando las crisis nacionales e internacionales alcanzan un nivel crítico que coloca a sociedades y procesos al borde de la catástrofe, se requiere templanza, cosa ausente en Europa y que, de modo extraño, ha aparecido en Siria y en torno a ella.
Será una mutación milagrosa mediante la cual elementos terroristas de las formaciones más agresivas: Al-Qaeda, Estado islámico (ISIS) Al-Nusra y otras del mismo perfil, al tomar el poder, se han vuelto moderados o se trata de una simulación, escenificada con la complicidad de grandes potencias como Estados Unidos, Rusia, Turquía y la Unión Europea.
En medio del sorpresivo final de la guerra en Siria, cuando se temía el caos y los ajustes de cuentas, ha prevalecido un orden ejemplar. Las entidades yihadistas que forman Hayat Tahrir al Sham (HTS) y su líder Ahmed al Sharaa (también conocido como Abu Mohammed al Julani), profundamente comprometidos con la violencia y la desmesura, desde antes de involucrarse en Siria, así como sus aliados en la guerra y coprotagonistas, muestran moderación, se abstienen de la retórica, de la promoción de la venganza, trabajan para evitar los excesos y resultan convincentes.
Todo es más complicado porque no se trata solo de la metamorfosis de una persona, como puede ser el caso de Ahmed al Sharaa, antes cabecilla de Hayat Tahrir al Sham (HTS) y que ahora encabeza el gobierno, sino de cientos de otros elementos terroristas que deberán gobernar las provincias, los municipios y las ciudades, ocuparse de los asuntos exteriores y multitud de otras responsabilidades.
En el país hay 23 millones de habitantes de diversas nacionalidades, etnias y confesiones, 14 gobernaciones, 64 distritos y grandes ciudades que cuentan con gobernadores, intendentes, alcaldes y otros cargos que han de ser cubiertos por los ganadores. A las autoridades que pudieran llamar civiles se suman los jefes militares y policiales y los encargados de impartir justicia.
Sería demasiado pedir que la metamorfosis mediante la cual terroristas islámicos en ejercicio se transforman en funcionarios eficaces, solícitos y probos, abarcara a todos los efectivos que hicieron la guerra a Al Assad.
Aunque obviamente, el secretismo con que se realizaron las tratativas mediante las cuales debe haberse pactado el festinado avance de las fuerzas antigubernamentales que, entre el ejército sirio y las fuerzas combinadas de Rusia e Irán, habían sido contenidas durante más de 10 años de cruenta guerra y que ahora, en dos semanas, avanzaron sobre Damasco tomando decenas de ciudades y poblados, y ocuparon la capital con unos 500 efectivos sin disparar un tiro.
Al cambiar la indumentaria característica de los yihadistas por bien cortados trajes a la moda occidental, Ahmed al Sharaa además de cumplir las innumerables tareas para ordenar el caos nacional que supone un cambio de administración bajo las circunstancias en que ha ocurrido en Siria, y mantener contactos con los países de la región para establecer nuevas relaciones, el ahora nuevo mandatario ha recibido importantes delegaciones.
Como para muestra basta con un botón, el recién estrenado mandatario, ha recibido en Damasco a Bárbara Leaf, secretaria asistente del Departamento de Estado para Asuntos del Cercano Oriente, que viajó para entrevistarse con el sujeto y transmitirle la buena nueva de que Estados Unidos había retirado la oferta de diez millones de dólares por su cabeza.
Al comentar su gestión, la diplomática describió al sirio como “pragmático”, con el cual sostuvo una conversación “buena” y “detallada” sobre temas nacionales y regionales. “Escuché sus prioridades, enfocadas en poner a Siria en el camino de la recuperación económica”, señaló. “Juzgaremos por hechos, no sólo por palabras”.
Si en los próximos meses y años, la tendencia que estamos observando en Siria se consolida, el país se pacifica, se estabiliza y se reconstruye, habría aparecido en Medio Oriente un fenómeno enteramente nuevo, tal vez un milagro y un paradigma.
Todavía no me atrevo a otorgar el beneficio de la duda. Ojalá no sea una farsa ni una trampa. El tiempo lo dirá. Allá nos vemos.
*Este texto fue publicado originalmente en el diario ¡Por esto! Se reproduce con la autorización expresa de su autor.