Con el advenimiento de 2025, Brasil pasó a encabezar a los BRICS, la más joven de las organizaciones internacionales, integrada por 30 estados de tres continentes. Alcanzó notoriedad en 2024 cuando, bajo la conducción de Rusia, la poderosa maquinaria diplomática de ese país la promovió y llegó a mencionarla como pilar de un nuevo sistema de relaciones económicas internacionales.
Los integrantes de los BRICS forman una variopinta y curiosa asociación. Además de carecer de carta constitutiva, estatutos, reglas de ingresos y sede, incluye a democracias liberales, cristianos y musulmanes, monarquías y teocracias, así como países de perfil indefinido y cuyos miembros tienen en común ser naciones económicamente prósperas que procuran mejorar su desempeño en la economía global y en la política internacional.
BRICS es el acrónimo formado por las letras iniciales de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Fue acuñado en 2001 por Jim O’Neill, un reconocido economista británico, entonces director de Economía Global del emporio financiero Goldman Sachs, quien mencionó a esos países como las más importantes potencias emergentes para 2050.
Tal vez motivados por el pronóstico del agente económico británico, en 2006 los cancilleres de esos países se reunieron en Nueva York, oportunidad en la cual el ministro de exteriores ruso, Serguéi Lavrov, expresó el interés de institucionalizar la colaboración.
En 2008, todavía lejos de la intención de formar un bloque, y de promover un nuevo orden económico internacional, decidieron constituir un grupo coordinador de políticas propias.
El grupo está interesado en profundizar su integración en la economía global, sin promover la confrontación con cualquier otro actor internacional. Por el contrario, entre sus singularidades figura la avenencia entre tradicionales competidores como China e India o Irán y Arabia Saudita.
Aunque unos más que otros, tienen contradicciones económicas con Estados Unidos y Europa, excepto Rusia que, desde 2022, se encuentra en virtual estado de guerra con ellos; ninguno está interesado en escalar hacia una confrontación política.
Probablemente, bajo la conducción de Brasil, que subrayará las motivaciones originales del grupo, los matices confrontacionales se atenúen y se despoliticen las gestiones para promover el uso de monedas nacionales en los intercambios mutuos, cosa que se hace con Europa, que comercia en euros, y otros países cuyas monedas son divisas sólidas y esto no constituye un problema mayor, excepto para algunos como Irán y Rusia, sancionados por Estados Unidos.
La politización de este tema no ayuda a la solución del problema, sino a la agudización de las contradicciones, cosa con la que amenaza el presidente Trump, quien ha dicho que sancionará con fuertes aranceles a quienes promuevan la creación de monedas alternativas, cosa que respecto a los BRICS es una quimera.
El rasgo más interesante de la presente versión de los BRICS es la admisión de Cuba, para la cual el hecho tiene profunda connotación. Es la primera vez desde 1964, cuando dejó el Fondo Monetario Internacional (FMI), que la isla se incorpora a una entidad internacional integrada a la economía global, con perfil occidental y amplias proyecciones.
Por tratarse de la pequeña economía de un país con poca población, afectado por una prolongada y profunda crisis derivada del bloqueo de los Estados Unidos y de factores estructurales internos, la admisión de la isla es una excepcionalidad, un reconocimiento al papel y a las potencialidades del país y una manera de proporcionarle espacios y oportunidades para diversificar sus posibilidades económicas y/o financieras.
La pregunta es si la presencia de Cuba, portadora de un antiguo diferendo con Estados Unidos, contribuirá a la politización de la organización o la entidad a la moderación del país.
Al ponderar el significado de la adhesión de la isla a los BRICS, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, subrayó que ello ocurrió a pesar de los esfuerzos de los Estados Unidos por aislar a su país, destacando que se trata de: “Una instancia que abre nuevas oportunidades comerciales, de inversión y de cooperación, que debemos saber aprovechar”. Saber aprovechar. ¡De eso se trata! Allá nos vemos.
*Este texto fue publicado originalmente en el diario ¡Por esto! Se reproduce con la autorización expresa de su autor.